- Dos ramas significa números claros

(Concluirá mañana)
Dr. Pedro Politi, oncólogo y farmacólogo
Daniel E. Arias, periodista científico
(Concluirá mañana)
Dr. Pedro Politi, oncólogo y farmacólogo
Daniel E. Arias, periodista científico
Según el director general de IATA, para proporcionar una dosis se requerirá el uso de 8.000 aviones de carga Boeing 747Actualmente, se están desarrollando y ensayando más de 250 vacunas en siete plataformas diferentes, detalló DHL. “Con las vacunas antiCovid-19 saltando rápidamente etapas en su desarrollo, es probable que se impongan rígidos requisitos en materia de temperatura (hasta -80°C) en determinadas vacunas para asegurar que se mantenga su eficacia durante el transporte y el almacenamiento”, advirtió el análisis de la empresa especializada en transporte de cargas. Hoy las vacunas normalmente se distribuyen entre 2 y 8°C.
A. B. F.
(Continuará mañana)
Dr. Pedro Politi, oncólogo y farmacólogo
Daniel E. Arias, periodista científico
Indicadores
— martin barrionuevo (@mmbarrionuevo) September 16, 2020
Crece el Resto del país y el Interior Bonaerense, que ya superan al AMBA.
Buenos Aires 6.001 (1.197 del Interior)
CABA 1.010
Resto de 22 Jurisdicciones 4.881 (máximo), 6.098 con el Interior Bonaerense. pic.twitter.com/GFELS1fXSd
(Continuará, y se desarrollará, mañana)
Dr. Pedro Politi, oncólogo y farmacólogo
Daniel E. Arias, periodista científico
Referencias:ooooo
«La discusión cambiaria en la Argentina suele confundir los roles del dólar. Con uno de ellos nos referimos al tipo de cambio, es decir, al precio relativo de las exportaciones en relación con las importaciones, a la competitividad por precio y al balance comercial. Los términos sub y sobre valuación se relacionan con este rol, cuando es en esto en lo que pensamos cuando decimos que el dólar (o el país) está caro o barato. El dólar también es una unidad de ahorro, es decir, un activo financiero, cuyo valor refleja variables menos «fundamentales» como el diferencial de tasa de interés entre el peso y el dólar, o el riesgo financiero y de convertibilidad (léase defaults, cepos y controles) de los activos argentinos en relación con los extranjeros. Hoy en la Argentina, como casi siempre en las últimas décadas, el precio del dólar está determinado no por el equilibrio comercial (el primer rol), sino por el equilibrio financiero (el segundo rol). El peso se aprecia cuando ingresan capitales financieros convencidos de que el país se encamina a normalizar su economía y se deprecia cuando estos capitales toman ganancias o pierden la fe. Esto refleja en parte señales reales y en parte creencias, amplificadas por el comportamiento de rebaño -el miedo a perderse el negocio en la suba, el pánico y el efecto Puerta 12 en la caída- típico de inversores atomizados. También incide la naturaleza especulativa de la inversión en una moneda, el peso, volatilizada por la dolarización del ahorro local y abandonado por inversores de largo plazo. Si esto último suena circular es porque lo es: la dolarización de nuestros ahorros y la capitulación de los inversores extranjeros más estables (fondos mutuales e institucionales) hacen al peso más sensible al ciclo financiero, es decir, más volátil, espantando a ahorristas locales y a inversores estables. ¿Está caro el peso? Mirando la evolución del tipo de cambio ajustado por inflación en relación a otros países, diríamos que, si bien podría estar más depreciado para compensar los impuestos a las exportaciones, el peso no está excesivamente sobre valuado. Mirando la relación entre oferta y demanda en el mercado de divisas, diríamos que el peso está carísimo. Basta con imaginar qué pasaría si elimináramos el cepo: sin intervención, el tipo de cambio subiría dramática e inmediatamente; con intervención, agotaríamos rápidamente las reservas. Casi nunca el equilibrio comercial es igual al financiero. Esta dicotomía, que no es inusual en otras economías en desarrollo, adquiere en la Argentina una gravedad adicional. A la mencionada iliquidez del mercado de pesos, que agrega volatilidad del equilibrio financiero, hay que sumarle un tercer rol del dólar, el de unidad de cuenta: la indexación implícita de muchos precios al tipo de cambio eleva el impacto de una devaluación en la inflación. ¿Por qué la Argentina no flota y deja que el peso encuentre su equilibrio? Porque el equilibrio financiero es incierto y elástico. En las buenas, sin la intervención del Banco Central la apreciación no tendría límites y castigaría la producción local. En las malas, sin oferta de dólares la demanda podría hundir al peso en una espiral descendente. Es común echarles en cara a los bancos centrales que compren «caro» los mismos dólares que a los pocos años venden a una paridad más alta para evitar una depreciación excesiva. Son pocos los países en desarrollo que no administran las variaciones cambiarias, casi siempre para adecuar el equilibrio financiero al comercial. En la Argentina, la diferencia entre el financiero y el comercial es hoy inmanejable. De ahí, la telaraña de controles y regulaciones que intentan sin éxito cuadrar este círculo. Desdoblamiento Suponiendo que las causas que dan origen a esta dicotomía extrema (insostenibilidad e inconsistencia fiscal, expectativas negativas, implosión del mercado en pesos) no cambian en los próximos meses, y dado que el dólar tiene dos roles y que cada rol tiene su equilibrio, lo natural sería que cada equilibrio tuviera su precio. De eso se trata, ni más ni menos, el desdoblamiento entre un tipo de cambio comercial y otro financiero: de un dólar ahorro alto que reduzca la dolarización de activos y estimule la entrada de capitales, sin contaminar al dólar comercial que determina la inflación. ¿Por qué no se hace? Las contraindicaciones son varias, ninguna de ellas insalvables. Para empezar, el desdoblamiento violaría el artículo 8° del FMI, que prohíbe al país tener tipos de cambios múltiples.salvo que el FMI lo apruebe, algo que no sería improbable si el arreglo es transitorio. Alternativamente, se podría instrumentar un «desdoblamiento fiscal» en base a impuestos a la compra (como con el impuesto «solidario») y a un reembolso a las ventas no relacionadas con operaciones de comercio exterior. Un segundo obstáculo son los activos financieros denominados en (o indexados al) dólar, emitidos con anterioridad al desdoblamiento: pasarlos al financiero desencadenaría litigios y quiebras; dejarlos al comercial (como ahora), podría ser visto como un seguro de cambio. Los flamantes depósitos indexados al dólar oficial agregan una nueva dimensión a este problema. Un tercer obstáculo, tal vez el más relevante, es el tsunami de pesos que, de abrirse ese canal, irían contra la oferta de dólares financieros. El Banco Central debería intervenir también en el mercado financiero, con la ventaja de que lo haría a un nivel bien por encima del oficial. Dicho esto, la reciente emisión pandémica posiblemente precise, al menos al comienzo, algún límite de compra -menos exiguo que 200 dólares al mes. El cuarto obstáculo es político: algunos sectores pedirán liquidar exportaciones al tipo de cambio financiero para compensar el impacto de las retenciones. Liquidar exportaciones al financiero tendría esencialmente el mismo efecto que una devaluación del oficial: mayor inflación, que es precisamente lo que se intenta evitar con el desdoblamiento. El último obstáculo, el más clásico, es tal vez el menos crítico. Los incentivos para que aparezcan derrames y arbitrajes: sobrefacturación y anticipación de importaciones, la subfacturación de exportaciones, ya existen hoy en presencia de un tipo de cambio paralelo, que es casi el doble que el oficial. El desdoblamiento no es un remedio, es apenas un bálsamo; en palabras del ministro de Economía, Martín Guzmán, sería una medida «para aguantar». No hay en principio razones fundamentales para una brecha cambiaria de 80%, salvo que esperemos una devaluación o un salto de la inflación que nos lleve a una espiralización cambiaria. Un programa monetario creíble del Banco Central ayudaría a eliminar esta profecía autocumplida. Un presupuesto de consolidación fiscal, junto con un programa financiero basado en el desarrollo del mercado de pesos indexados para reducir la dependencia externa, daría credibilidad al programa monetario. Hoy ninguno de estos dos elementos está aún sobre la mesa, y las pocas señales que emite el Gobierno apuntan en la dirección opuesta. A las contraindicaciones al desdoblamiento ya mencionadas, se suma la capacidad de gestión y la transparencia imprescindibles para un régimen de este tipo. Por todo esto, se entiende la reticencia del equipo económico (y de muchos economistas) a avanzar con esta «innovación» obsoleta. Pero la alternativa de esperar a que la paz cambiaria llegue sola, o de la mano de la confianza en un eventual programa financiero y fiscal, es optimista y, en ausencia de opciones, riesgosa. Como dice el viejo adagio, el buen político planifica para lo peor.» Por:La mortalidad de pacientes COVID-19 tratados en UCI había caído a poco menos del 42% a finales de mayo, desde casi el 60% en marzo.Eso es según el primer análisis sistemático de dos docenas de estudios que involucran a más de 10.000 pacientes en Asia, Europa y América del Norte. La rápida propagación del SARS-CoV-2, el alto número de casos y la proporción de pacientes que requieren soporte respiratorio impusieron una “demanda sin precedentes” en los servicios de las UCI, escribieron los investigadores en un estudio publicado en julio en la revista Anesthesia. Los países en las fases posteriores de la pandemia ahora pueden estar manejándolo mejor, dijeron. “Puede reflejar el rápido aprendizaje que ha tenido lugar a escala mundial debido a la pronta publicación de informes clínicos al inicio de la pandemia. También puede ser que los criterios de admisión a la UCI hayan cambiado con el tiempo, por ejemplo, con una mayor presión sobre las UCI al inicio de la oleada pandémica”, escribieron los autores, dirigidos por Tim Cook, anestesiólogo y médico de cuidados intensivos en Bath, Inglaterra. Si bien las cifras de muerte suelen ser un indicador rezagado respecto a la cifra de contagios, hay razones para esperar que el atraso ahora sea más amplio y más lento. “Después de todo, se ha aprendido mucho sobre cómo tratar a pacientes con COVID-19”, es el consenso mundial sobre la evolución médica frente al coronavirus. Pero también se recuerda que un recuento de muertes más bajo no es una justificación para que los Estados reabran sus economías sin cautela. Las muertes van rezagadas en comparación con los casos porque el COVID-19 es una enfermedad bastante lenta. Se necesita tiempo para desarrollar una infección lo suficientemente grave como para requerir hospitalización. Una infección aguda puede tardar más tiempo en causar la muerte. También hay que decir que las muertes no siempre se informan de manera oportuna. La Organización Mundial de la Salud (OMS) está recopilando datos de países para identificar elementos que reducen la mortalidad, con el objetivo de crear una caja de herramientas de tratamientos que permita a los médicos brindar una mejor atención a la gama completa de pacientes con COVID-19. “El nuevo estudio se sumará al conocimiento acumulativo. Esta es información crítica que nos ayudará a refinar nuestra estrategia para reducir la mortalidad”, explicó Sylvie Briand, directora de la OMS, del departamento para la Preparación Mundial de Riesgos Infecciosos. La enfermedad crítica asociada con el COVID-19 puede prolongarse. Alrededor de una quinta parte de las hospitalizaciones en la UCI en el Reino Unido duró más de cuatro semanas, y el 9% persistió durante más de 42 días. Y los expertos tienen un dato clave en la mira: la mortalidad en las UCI por COVID-19 es casi el doble de la tasa típica del 22% para otras neumonías virales. El mensaje importante que deja la OMS es que “a medida que la pandemia ha progresado y todos estos factores se combinan, la supervivencia de los pacientes admitidos en UCI con COVID-19 ha mejorado significativamente”.
Just signed a new Executive Order to LOWER DRUG PRICES! My Most Favored Nation order will ensure that our Country gets the same low price Big Pharma gives to other countries. The days of global freeriding at America’s expense are over…
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) September 13, 2020