Con la concreción de Swap con China suben las reservas del Central

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De acuerdo a la información emitida por el Banco Central, esa entidad recibió 60.000 millones de yuanes chinos, equivalentes a US$ 8.725 millones. Esa cifra pasó a engrosar las reservas, que llegaron a US$ 58.616 millones.

La cantidad de dispositivos conectados a Internet en la región creció un 27%

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Los dispositivos conectados a Internet sin intervención humana llegarán a fines de este año a 313 millones en América Latina y registrará un crecimiento internanual de 26,7% en el período 2017-2023, según una consultora privada. El mercado latinoamericano de Internet de las Cosas (IoT, Internet of Things en inglés) debe cerrar 2018 con 313 millones de dispositivos conectados, de acuerdo con cifras de Frost & Sullivan, indicó el gerente de investigación Ignacio Perrone. La previsión es que el avance de la cantidad de dispositivos conectados llevará a tener 995 millones de equipos en 2023; por lo que el período 2017-2023 registrará una tasa de crecimiento anual compuesta de 26,7 por ciento. «El objetivo final no debe ser sólo mejorar la eficiencia con Internet de las Cosas, también hay que generar nuevas fuentes de ingresos vía modelos de negocio innovadores para justificar la inversión en el área», explicó.

La Corte Suprema falló contra el gobierno en el tema jubilaciones

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La Corte Suprema de Justicia resolvió hoy que las remuneraciones consideradas para el cálculo de las jubilaciones debían actualizarse por el ISBIC (índice de salarios básicos de la industria y la construcción) sin el límite temporal de la ley de convertibilidad 23.928 que la ANSeS había fijado en su resolución 140/95. Los jueces Ricardo Lorenzetti, Juan Carlos Maqueda y Horacio Rosatti, votaron a favor de ratificar el índice ISBIC a partir del caso testigo del jubilado Lucio Orlando Blanco. Por su parte, Elena Highton de Nolasco firmó un fallo propio, mientras que el Presidente del Máximo Tribunal, Carlos Rosenkrantz, votó en disidencia. La sentencia tiene impacto directo e inmediato sobre otros 11.766 jubilados cuyos reclamos estaban en condiciones similares a las de Blanco, por cuanto la ANSeS deberá resolver esos expedientes de acuerdo a los nuevos parámetros. Pero además, sentará jurisprudencia sobre las decenas de miles de juicios que están en trámite en las restantes instancias del Poder Judicial. El costo fiscal -a la ANSES- de esta sentencia se estima entre $70.000 y $90.000 millones, pero comenzarían a impactar de manera incipiente en el 2020 y recién de lleno en el 2021. Como compensación a los jubilados, es tardía en relación al perjuicio inmediato que AgendAR detalló aquí. Pero es una indicación muy clara que la Corte Suprema, en su actual composición, no respaldará en forma automática las políticas del gobierno Macri.

En 2018 los jubilados perdieron un mes completo del haber mínimo

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Hoy, martes 18, está previsto que la Corte Suprema de Justicia dicte sentencia en la causa referida a un caso particular, el del jubilado Lucio Blanco. Pero la jurisprudencia que deje sentada influirá, necesariamente, en lo que debe pagarse a centenas de miles, quizás millones de otros jubilados. Lo que ya puede decirse con seguridad es que ese fallo será, en todo caso, una compensación parcial del perjuicio que ha sufrido la clase pasiva en doce meses. Este mes se cumple un año de la sanción de la nueva Ley de Movilidad Jubilatoria que definió un nuevo marco para calcular los incrementos de los pasivos. Así, se comenzó a considerar un valor que se compone en un 70% de la variación del IPC nacional y en un 30% de la evolución del índice de salario de trabajadores estables. El Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) analizó el poder de compra de los haberes que convivieron con una fuerte inflación. Y en un reciente trabajo destacó que solo en el primer trimestre del 2018 el haber jubilatorio mínimo logró posicionarse en mejor situación que en 2017. En los meses restantes, el haber jubilatorio mínimo no logró alcanzar la variación de los precios y fue perdiendo capacidad de compra. “En noviembre de 2018 las jubilaciones alcanzaron el piso de caída real. En diciembre se estima que solo podrá acceder al 87% de los bienes que consumía en el mismo mes del año pasado”, marca ese trabajo. Por esa nueva Ley de Movilidad, entonces, los jubilados perdieron un mes completo del haber mínimo: es un cálculo del IARAF, en función de la actualización de haberes contra la inflación.

Los plazos fijos crecieron un 20% en los últimos dos meses

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Hay un secreto a voces que sobrevuela en los últimos meses: un viejo jugador del sistema financiero volvió a la cancha cuando parecía haberse jubilado. Pero no: aprovechó el retiro temprano de una de las estrellas del momento y se volvió a meter en la cancha. El plazo fijo, que en una época ya era considerado hasta anticuado, con tasas que perdían por goleada contra la inflación, está de vuelta en el sistema bancario. Los informes monetarios mensuales más recientes del Banco Central indicaron una suba de 9,9% tanto en octubre como en noviembre, siempre respecto del mes anterior. Es decir, en los últimos dos meses la cantidad de pesos en plazos fijos creció un 20 por ciento. Y este fenómeno se da tanto en los depósitos a tasa fija como en los que se ajustan por inflación.
  • En el caso de los plazos que ajustan por UVA, las subas fueron en el nivel del 25% cada mes.
  • Los tasas fijas que se ofrecen dependen del plazo -por supuesto-, del monto y también del banco. Pero puede hablarse de un 48% promedio.
El regreso llegó por dos carriles. En primer lugar, el último desarme de Lebacs generó un «vacío» en las oportunidades de inversión en el espacio que había estado ocupado por las letras del Banco Central. En segundo, la implementación del «apretón monetario» desde fines de septiembre, como se le llama a la política monetaria del BCRA puesto en marcha por la administración de Guido Sandleris. Es un caso típico de la aplicación de un principio tradicional de la especulación financiera: el equilibrio entre la codicia y el temor. Hoy, las tasas nominales son muy altas. No sólo rinden mucho más que cualquier actividad legítima; también, en estas semanas, superan la inflación. El problema es, claro, cuándo «salir», convertir esos fondos en dólares, antes de la devaluación siempre temida.

Sube el riesgo país. Baja la Bolsa. Una historia repetida

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La semana comenzó con malas noticias financieras. En un marco de expectativa global por la reunión de la Reserva Federal de Estados Unidos de esta semana en la que deberá definir si vuelve a subir la tasa de interés, el riesgo país argentino subía 1,7% a 775 puntos básicos, apenas por debajo del pico alcanzado durante la corrida de agosto. Arrastrado por los papeles financieros, el índice Merval de la Bolsa porteña perdía 1,6% a media rueda, un retroceso mayor que el de los principales mercados de referencia, que también operaban en baja ante la preocupación imperante por las proyecciones de desaceleración del crecimiento económico mundial. Así, los principales índices de Wall Street retrocedían entre 1,2% y 1,4%. Allí, los ADR argentinos se hundían hasta 6,5%. En la plaza local, las principales bajas eran para Grupo Galicia (6%), Banco Macro (5,9%), y Cresud (4,5%). Mientras que la única suba en el panel líder era para Aluar (2,9%). Por otra parte, en el segmento de renta fija, los bonos en dólares que cotizan en pesos operaban con disparidad y en los títulos en moneda dura predominaban las bajas. En ese marco, el riesgo país argentino que mide el JP Morgan, uno de los principales indicadores de la desconfianza que prima en los mercados globales sobre la marcha de la economía nacional, subía 1,7% a 775 puntos básicos. Hace pocos días explicamos en AgendAR Porqué sube el riesgo país argentino. Aquí sólo cabe decir que expresa la desconfianza hacia el pago de los vencimientos de la deuda externa, aún ahora, aún a pesar del apoyo del F.M.I. Incluso medios de buen nivel hablan de la «incertidumbre electoral». Como si después de estos 3 años, diera alguna tranquilidad que siga gobernando Macri.

Líneas aéreas: el Gobierno autoriza casi 300 nuevas rutas

El Ministerio de Transporte está cerrando el año con autorizaciones de vuelo para varias de las empresas que se presentaron a audiencia pública de octubre. Ya lo hizo esta semana con Avianca-Avian, a la que otorgó la autorización de vuelo en seis circuitos que cubren 66 destinos (la mitad de ellos a ciudades del exterior) y Flybondi, que consiguió autorización para volar 284 rutas de cabotaje e internacionales, incluido un vuelo entre Buenos Aires y las Islas Malvinas, sujeto a autorización de la Cancillería. Antes de fin de año, según fuentes oficiales, saldrán las autorizaciones que en la misma audiencia del 5 de octubre solicitaron otras dos aerolíneas, Latam (pidio tres rutas) y JetSmart (pi dió 276 rutas). Del pelotón de pedidos de rutas (casi 800) que pidieron las empresas que se presentaron a la audiencia pública de octubre, quedarían pendientes de autorización por parte de Transporte las que efectuaron Baires Fly (pidió 5 rutas), LASA (19 rutas) y Andes (199 rutas), además de dos aerolíneas que pidieron autorización para vuelos no regulares: Dangus y Cielos Mediterráneos.

Un fondo de EE.UU. compra el 51% de Prisma a los bancos locales

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La venta del 51% de las acciones de Prisma, la empresa que maneja el negocio de las tarjetas Visa en la Argentina, ya está cerrada. El fondo de inversión Advent pagaría cerca de 725 millones de dólares que se repartirán entre los bancos dueños de la firma. El anuncio formal se concretará en los próximos días. No muchos, dado que el plazo que fijó la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia para que los bancos realicen esta “desinversión” vence el 23 de enero de 2019. Además de ceder el control de Prisma, los bancos tienen a partir de ahora tres años para desprenderse del 49% de las acciones restantes. Apuestan a que con Advent como socio, la empresa se valorice bien por encima de los US$ 1.420 millones en que fue valuada Prisma para esta transacción.

Crece la «ciencia ciudadana»

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No tienen una carrera en el ámbito científico y por lo general sus nombres permanecen en el anonimato. Sin embargo, destinan parte de su tiempo, conocimientos, bienes y hasta su cuerpo para que la ciencia avance. Son aficionados que por su número y aporte a investigaciones constituyen el fenómeno llamado “ciencia ciudadana”. Una práctica que, de la mano de la tecnología, crece en Argentina. “En el siglo XX los proyectos más grandes eran los de avistaje de aves, ahora hay de distintos tipos y lo que cambió es que se puede participar con el celular”, señala el sociólogo Mariano Fressoli, del Centro de Investigaciones para la Transformación. Las claves para que un proyecto de ciencia ciudadana tenga apoyo son “una pregunta que a la gente le interese o le genere curiosidad y un método sencillo para participar”, afirma la bióloga Lucía Mentesana, investigadora a cargo del proyecto Hornero, junto con su par Nicolás Andreani. La propuesta de estos investigadores consiste en bajarse la app Hornero, tomar fotos de los nidos, establecer su ubicación, orientación y responder algunas preguntas sobre altura y ambiente.  El objetivo es saber por qué el hornero construye el nido en forma asimétrica. “Podríamos hacerlo los dos solos –agrega–, pero tendríamos muy poquititos puntos, entonces decidimos realizarlo con la gente para ser muchos ojos en muchos lados”. En dos meses ya tienen 3 mil nidos registrados no solo en Argentina sino también en Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay. En septiembre, con lo que estiman será una buena base de datos,  comenzarán a analizar la información que estará disponible para todos. El investigador del Conicet Joaquín Cochero desarrolló las aplicaciones GeoVin y Caza Mosquitos, que registran insectos como la vinchuca y el Aedes aegypti. Ambas generan datos que usan los científicos y, como contrapartida, los expertos se comunican con el usuario para confirmar si se trata de una vinchuca capaz de transmitir Chagas, por ejemplo, y dan recomendaciones. Como investigador en ecología de aguas Cochero creó también en 2017 AppEAR: “cuando vas a un río, laguna o el mar, la app te va haciendo contestar preguntas, tomar fotos y te da un índice de la calidad ecológica del lugar”.

Los «autos voladores» ya no son ciencia ficción

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Factores económicos y tecnológicos que se entrecruzan, tales como investigación de vehículos autónomos mayor eficiencia de las baterías, la inteligencia artificial y una mejor comunicación vía satélite, pueden ser la incubadora adecuada para potenciar el desarrollo de los autos voladores, según aseguran gente tan poco dada al fantasía como los analistas de Morgan Stanley. «Si es optimista con los automóviles autónomos, es hora de comenzar a mirar los aviones autónomos», afirmaron los analistas, entre los que se incluyen Adam Jonas, Ravi Shanker y Rajeev Lalwani, en una nota de investigación. En muchos sentidos, un avión es «un problema de software más fácil de resolver que un automóvil autónomo», escribieron, y señalaron que los drones se han utilizado en el ejército durante años y ahora se están probando para la entrega de paquetes. Los titanes de la industria de la tecnología llevan años incursionando en el campo. El cofundador de Google, Larry Page, respalda a Zephyr Airworks, un emprendimiento de autos voladores; mientras que Uber Technologies Inc., Boeing Co. y Airbus SE, se han unido a un grupo dirigido por el gobierno japonés para llevar vehículos aéreos al país en la próxima década. Los analistas señalaron que Lockheed Martin Corp. está invirtiendo en vehículos de despegue y aterrizaje verticales (VTOL) eléctricos y autónomos. Es probable que Northrop Grumman Corp. también esté involucrada, mientras Raytheon Co. y Harris Corp. están impulsando la tecnología de control del tráfico aéreo. El efectivo también ha estado fluyendo a los emprendimientos. Page ha financiado a varios aspirantes a autos voladores, mientras que Sebastian Thrun –el fundador de Google X y el equipo de auto-conducción de Google– ha apoyado a Kitty Hawk y sus compañías subsidiarias Cora y Flyer.

La central nuclear de Embalse, lista: finalizó la carga de combustible

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La empresa estatal Nucleoeléctrica Argentina (NA-SA) informó que el martes finalizó la carga de los elementos combustibles en el reactor de la Central Nuclear Embalse. «A las 14.21, finalizó la carga de los 4.560 elementos combustibles en el núcleo del reactor», se indicó en un comunicado oficial. Esa tarea era la última del largo y complejo proceso que involucró la extensión de vida útil de la usina cordobesa. En los últimos días de diciembre se pondrá en marcha la planta, que salió de servicio por estas obras de recambio de equipos e instalaciones en diciembre de 2015. La Central generó energía durante 31 años. A principios de 1984 empezó a aportar al sistema interconectado nacional. Su performance, entre 1984 y 2015, la mostró como la planta de generación eléctrica más confiable del país, con un «factor de disponibilidad» del 90%, inigualable para el resto del parque térmico, hidro y renovable del SADI (Sistema Argentino de Interconexión), e incluso para las otras dos centrales nucleares (las Atuchas I y II). En su «segunda vida», que está por empezar y durará 30 años más, las mejoras hechas por NA-SA respecto del diseño original canadiense podrían llevar la disponibilidad a un 93% anual, así como lograron un aumento de potencia del 6%. Son cifras extrapoladas de otras centrales CANDU-6 como Embalse en Canadá y Corea que atravesaron el mismo proceso de extensión de vida útil. Y al igual que las demás 47 CANDU en el mundo, Embalse no tuvo ningún problema de seguridad. (Los dos incidentes mayores fueron pérdidas de agua pesada en 2 CANDU canadienses, contenida y remediadas sin afectación radiológica del personal o del medio ambiente). Según señaló NA-SA, «Este hito constituye un paso fundamental para el retorno al servicio de la instalación. El Proyecto de Extensión de Vida de la Central Nuclear Embalse alcanza el retubado del reactor, el cambio de los generadores de vapor, el aumento de potencia y la actualización de la instalación, con el objetivo de reacondicionar la planta para operar por 30 años más». En la última semana de diciembre se procederá a lo que llaman la «primera criticidad», es decir, la puesta en marcha inicial de la usina. Primero habrá un proceso de 24 horas de «vigilia» del procedimiento y luego, paulatinamente, se sumarán los sectores que harán que algunas semanas después ya esté aportando energía nuevamente al sistema nacional, luego de tres años de parada. Embalse iluminará a 4 millones de habitantes de la Región Centro, donde fue siempre el pilar de un sistema eléctrico diversificado, formado por centrales hidroeléctricas y plantas de gas de ciclos combinados con potencias factores de disponibilidad considerablemente menores. Su ausencia durante el «retubado» se hizo sentir, especialmente en los veranos tórridos y de alta demanda eléctrica de «La Docta».
La carga del combustible nuclear se realizó en forma robótica

Chau, LEBACs

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Cuando este miércoles 19 el Banco Central cancele el saldo de $ 68.618 millones que quedan de las LEBACs será el adiós definitivo para un instrumento que marcó un hito en la historia económica de la era Macri. Entre los mejores recuerdos que dejarán las letras internas del BCRA en los inversores serán la posibilidad de haber obtenido tasas de hasta dos dígitos en dólares en sus buenas épocas, a través del famoso carry trade, y sus altos retornos en pesos, que permitieron ganarle a la inflación. En 2016, el carry trade con Lebac arrojó una tasa del 12,4%, mientras que en 2017 el retorno llegó a 8,7%, según un informe de GMA Capital. La crisis cambiaria cortó la fiesta y en 2018 se revirtió la tendencia, con una pérdida en dólares para los inversores este año del 28,9%. Si hablamos de inversiones en pesos, no hay dudas de que las Lebac fueron imbatibles. «No solamente posibilitaron mantener el poder de compra a lo largo de estos años, sino que permitieron que el capital invertido creciera por encima de la inflación. Desde fines de 2015, el encarecimiento del costo de vida fue 140,7% (considerando el índice CER) mientras que la inversión en la Lebac más corta rindió 154,6%», indicaron desde GMA. En esa gran novela «Moby Dick», Herman Melville le hace decir a su protagonista «Todos mis medios son cuerdos, mi motivo y mi final son locos«. Es la diferencia entra la racionalidad de los operadores financieros y la locura de un modelo.

INVAP instaló el radar meteorológico más austral del mundo

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El jueves pasado se realizó el montaje del Radar Meteorológico Argentino (RMA), en instalaciones de la Armada Argentina ubicadas en Río Grande, Tierra del Fuego. Fue desarrollado por INVAP en el marco del Sistema Nacional de Radares Meteorológicos (SINARAME). Y es el radar meteorológico más cercano al Polo Sur en todo el planeta. Funcionará en la órbita de la Secretaría de Infraestructura y Política Hídrica. El SINARAME se creó después de la tormenta más desastrosa que jamás azotó Buenos Aires y su conurbano Oeste, en 2011. Incluyó cuatro tornados, y mató decenas de personas por ahogamiento, derrumbes de viviendas, caída de árboles y accidentes eléctricos. Según planes originales, hoy el sistema debía tener 20 radares RMA de INVAP desplegados en todo el país, cosa que no ha sucedido. Estos aparatos de INVAP pueden detectar una tormenta grave a 480 km. de distancia, y a 200 determinar el tamaño y densidad de las gotas de lluvia, si tiene o no granizo, calcular la velocidad del viento, y verificar si contiene tornados o «células» capaces de originarlos. Tienen cuatro ventajas más: son más baratos que la media decena de importados que teníamos antes, al usar la misma banda de radiofrecuencia «ven» los mismos fenómenos del mismo modo, y «last but not least», los repuestos y el service son locales. El despliegue de los RMA mejoró enormemente los alertas tempranos de lluvia y granizo del Servicio Meteorológico Nacional, pero la instalación se detuvo en 2016. Varios radares ya fabricados (y no pagados por el gobierno) quedaron archivados en galpones. Hoy se están instalando los últimos de los 10 primeros aparatos fabricados por INVAP. De llegar a 20 aparatos en el país, ni noticias.  

Legalizan el juego online en la ciudad y en la provincia de Buenos Aires

La Legislatura porteña aprobó este jueves la legalización del juego online. Se podrán hacer apuestas por internet desde el año que viene sobre un resultado de fútbol, el ganador de una pelea de box o un partido de tenis, y se podrá jugar al poker online, entre otros. La norma fue sancionada con los 34 votos del oficialismo y el rechazo de todo el arco opositor. A partir de ahora, Lotería de la Ciudad quedó habilitada para llamar a una licitación y otorgar permisos para que empresas privadas puedan explotar el juego online. La cantidad de licencias se irá determinando de acuerdo a los interesados que se postulen. Se estima que los principales protagonistas del mercado en otros países, como Bwin o Pokerstars, podrán participar, al igual que firmas locales. La carga impositiva será alta, aunque seguramente no tanto como los beneficios. Un 6% de Ingresos Brutos, y luego otro impuesto hasta un máximo del 25% de la facturación total. En el Gobierno porteño estiman que la recaudación por esas cargas estaría entre los 350 y los 500 millones de pesos anuales. En revancha, no estiman cuánta plata dejará el país cuando esta explotación online de la ludopatía, un problema de salud pública, vaya siendo copada por multinacionales. La ley aprobada es similar a la que la semana anterior sancionó la Legislatura bonaerense. Esa decisión le valió al Gobierno de María Eugenia Vidal una crítica de la Iglesia, que señaló que con el juego online «cada casa podría convertirse en un casino». La respuesta de la Lotería bonaerense fue que el mercado de las apuestas por internet ya existe pero en negro y sin controles. Ahora que los gobiernos nacional y bonaerense se asociaron al casino en cada casa, ¿cuál es la gran preocupación?

El subte aumentó otra vez en C.A.B.A.: $ 14,50. Seguirá subiendo en febrero

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Desde este sábado, la tarifa del subte pasa a costar $ 14,50. Los aumentos se vienen dando de manera mensual, de un peso en un peso, desde noviembre. Para febrero llegará a costar $ 16,50, una tarifa que la Ciudad considera necesaria para compensar la inflación y reducir el precio de los subsidios. Más allá del peso en concreto, lo que impresiona son los porcentajes. Porque solo entre agosto y diciembre, el boleto ya es un 93% más caro. Y cuando se complete el panorama representará un 120% en menos de un año. Se mantendrá el esquema de descuentos para viajeros frecuentes, con quitas de 20%, 30% y 40% en el costo del pasaje según la cantidad de viajes mensuales. Además se aplicarán las otras rebajas por combinar medios de transporte, en el marco de la Red SUBE. También se sostendrán las tarifas sociales para docentes, jubilados, discapacitados y otros.

Preparan un mini «shock» de créditos durante el verano

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Tras las últimas cifras de caída del consumo superior al 5% conocidas en noviembre, en el gabinete económico admitieron el grado de recesión. En el Ministerio de Hacienda avisaron a periodistas («off the record», para publicar) que analizan nuevas líneas de préstamos y devoluciones con tarjeta hasta $ 10 mil millones. Y que podrían ampliar préstamos para empresas. Las líneas de créditos con condiciones especiales se otorgarían a través de las entidades bancarias oficiales, esencialmente con el Banco Nación y el Banco Provincia, como ya fue anunciado en estos días. Por ahora, lo ya previsto es que en el comienzo de este verano el Banco Nación y el Provincia intensificarán sus líneas de crédito promocionales, como son los días especiales de descuento del 50%. Una idea posible, aunque todavía no se tomó la decisión, es reimplementar la devolución fiscal de dos o tres puntos en los consumos con tarjetas de crédito y de débito, una herramienta que quedó eliminada a partir de este año con la implementación de la reforma tributaria. También se está analizando ampliar las líneas de crédito del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE) para las pequeñas y medianas empresas, un sector muy golpeado por la recesión. Espero que no se considere que AgendAR tiene una actitud negativa si decimos que medidas como estas no modificarán en nada la situación de las empresas. Ni tampoco mejorarán, creemos, la actitud de los consumidores, golpeados por la inflación.

Se prohibe la venta a partir de 2020 de las lámparas halógenas

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A partir del 31 de diciembre de 2019 estará prohibida la importación y venta de lámparas halógenas, en todos sus tipos y modelos. Así lo dispone una ley aprobada por el Senado el martes pasado, que busca incentivar el consumo de la tecnología LED. Con 59 votos afirmativos y uno negativo -el de Fernando «Pino» Solanas-, la iniciativa aprobada avanza respecto de lo ya dispuesto por la ley 26.473, que prohibió a partir de 2011 la importación y comercialización de lámparas incandescentes. Si bien las halógenas consumen un 30% menos que las incandescentes, en los últimos años llegó la tecnología LED, que es mucho más eficiente.
  • La duración de cada una de estas lámparas LED equivale a la de ocho halógenas. Eso compensa el hecho de que el precio sea casi el doble.

Informamos las contraseñas más usadas en 2018 (para que UD. no las use)

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Compartimos este listado de las contraseñas más usadas en las aplicaciones más comunes -a pesar que, por motivos obvios, está muy sesgado hacia los que usan el inglés- para mostrar que la capacidad de hacer tonterías es lo único que está repartido generosamente y con equilibrio por todo el planeta. Como demuestran los datos recopilados por SplashData -uno de los mayores proveedores de protección de identidad en EE.UU.- durante 2018, un amplísimo número de claves siguen siendo inseguras. Así que si usa ‘»123456» como su contraseña para Gmail, YouTube, Facebook, Twitter o cualquier servicio digital, tiene dos malas noticias: su clave no le protege de absolutamente nada y no es la única persona del mundo con ese mismo problema. En 2017 pasaba lo mismo. Esos seis números seguidos conforman la contraseña más utilizada del mundo, seguida de cerca por «password» y por «123456789«, que son la segunda y la tercera, respectivamente. Esta última ha subido un puesto comparado con el año pasado, pues el «12345678» ha bajado a cuarto puesto. SplashData ha evaluado más de 5 millones de contraseñas filtradas a lo largo del último año y ha creado una lista de 25 claves totalmente inseguras y fáciles de obtener por cualquiera con unos conocimientos mínimos de seguridad en Internet. Entre las nuevas contraseñas más curiosas e inseguras de la lista, aparecen «111111» o la palabra «donald» (teléfono, Mr. President!). También se han colado «iloveyou«, «sunshine» y «princess» (expresiones de cariño en inglés).

Un gigante japonés en el negocio de la energía eólica en Argentina

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El gigante japonés Mitsui, que en el país opera como trader y también tiene negocios de autopartes y nutrición animal, decidió ingresar en el rubro de las energías renovables, uno de los que logró evitar la crisis desatada en abril pasado (gracias a que el Estado argentino subsidia fuertemente el rubro). La compañía asiática entró en un proyecto en marcha: le compró a la francesa Total Eren (en la que participa la petrolera Total) parte de un proyecto de energía eólica en Santa Cruz. Mitsui adquirió el 34% de las acciones de la empresa Vientos Los Hércules. El proyecto aportará al sistema 97.2 MW en total, mediante 27 aerogeneradores de 3,6 MW cada uno. El parque eólico se encuentra cerca de Pico Truncado, en Santa Cruz, en un predio de 350 hectáreas. La electricidad se venderá a CAMMESA, la empresa administradora del mercado mayorista, durante un período de 20 años. El costo total del proyecto es de unos US$ 220 millones. «Con la adquisición de acciones, Mitsui también acordó un contrato de garantía contra pérdidas derivadas de riesgos políticos y no comerciales con la Agencia de Garantía de Inversiones Multilaterales (MIGA) del Grupo del Banco Mundial. Este es el primer proyecto de energía eléctrica de Mitsui en Argentina», indicó la empresa en un comunicado. Hisashi Yamaguchi, presidente de Mitsui, sostuvo que observan «un cambio en el clima de negocios en el país, a pesar de la turbulencia económica; por ello, somos muy optimistas sobre el futuro de la Argentina y estamos decididos a reactivar nuestro negocio de manera agresiva, enfocándonos, inicialmente, en las energías renovables y en la agricultura. Esperamos realizar nuevos anuncios sobre el desarrollo de nuestros negocios y de inversión en el país, más allá del proyecto Vientos Los Hércules». La ley de energía apuntaba a aumentar el porcentaje de energía renovable de la red, al 8% para el corriente año y al 20% al 2025. Ese objetivo está lejos de ser alcanzado, por razones que explicamos en AgendAR aquí. Pero en aras de ese objetivo, el gobierno de Mauricio Macri puso en marcha el programa Renovar. Ya hay 100 centrales renovables en marcha. En total son 102 nuevos proyectos, de los cuales 19 ya se encuentran en operación comercial y 83 están en construcción. En números, se trata de 3.7 GW de nueva potencia y US$ 5.200 millones de inversión directa, con 7.300 nuevos empleos, según los datos de la secretaría de Energía. En el mundo, Mitsui cuenta con una capacidad instalada, mediante su participación en empresas de generación, de 9.1 GW de electricidad, de los cuales el 16% corresponden a recursos renovables. El objetivo de Mitsui, para 2030, es aumentar esa proporción al 30%.

Monsanto ya no existe. Se hizo ecologista

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Es un enfrentamiento simple e inevitable el del Secretario de Ciencia, Lino Barañao contra el Secretario de Agricultura, Luis Etchevehere. El gran tema es el trigo HB4. El mandamás no quiere autorizar su cultivo, el «mandamenos» pena por hacerlo desde ¿2007? Gana Etchevehere, pero tiene en contra una parte creciente del campo argentino, el suplemento Rural de Clarín lo empieza a cruzar, y el mandamás tiene que decir que no piensa renunciar con cierta frecuencia. El HB4 es un monoevento transgénico de planta a planta: en ese caso, trigo transfectado con un «pack génico» de girasol, cuya búsqueda la doctora Raquel Chan, del CONICET y la Universidad Nacional del Litoral, empezó en 1992. Con los genes HB4 el girasol le transfiere al trigo la resistencia más que notable de esa oleaginosa frente a extremos hídricos: sequía e inundación. Pero esos genes de girasol no regulan únicamente el manejo del agua por parte de la planta receptora, sino que logran que la planta siga verde y en fotosíntesis activa durante el llenado del grano: son promotores de rendimiento en semilla. Este rasgo conferido por el HB4 tiene tiene una lógica darwiniana: ante una seca o una inundación, el girasol concentra sus recursos metabólicos en garantizar la supervivencia de la generación siguiente, y responde produciendo más grano. Como los ciclos de sequía e inundación se han vuelto más intensos y frecuentes por el cambio climático, el valor comercial de este pack genético aislado, identificado, patentado y aplicado por argentinos, no tiene un techo preciso. Los cultivos industriales a los que se transfectó con HB4 son básicamente la soja, el trigo y la alfalfa. Se probó también con el maíz, cuyo rendimiento no mejoró en forma notable, pero con los tres primeros cultivos las mejoras de rinde oscilan entre el 9 y el 25% según la especie receptora. Algo más: la ingeniería genética agronómica existe comercialmente desde hace 24 años, pero nadie la había usado en trigo, el cultivo con mayor área sembrada en el planeta, y la mayor fuente de proteína vegetal de los humanos. El trigo HB4 es un «first timer», una «primera vez», mundial. Sin embargo, el Secretario Etchevehere y su subsecretario de Alimentos y Bioeconomía, Andrés Murchison, no quieren darle la aprobación comercial. Con esto, el Secretario Barañao -el CONICET es socio de Bioceres- pierde royalties, pero el campo argentino pierde más: trigo marchito no paga. Y la que pierde en el fondo es la Argentina, que se condena a seguir exportando naturaleza cruda pagando patentes, en lugar de cobrarlas. Que un «game changer» como los genes HB4 sean argentinos no es consecuencia de ser agroexportadores de siempre. Somos eso, pero además educamos a tres premios Nobel en biociencias, y el 60% del mercado farmacológico local lo dominan empresas nacionales, muchas de ellas exportadoras. En algún momento eso tenía que hacer «masa crítica». La doctora Chan es biotecnóloga vegetal, pero no nació de un repollo. Llegar a estas tres especies HB4 costó 26 años de investigación básica y aplicada de Chan, como líder científica del INDEAR, instituto del CONICET y de la UNL. En 2001, atraídas por las sorpresas que iba generando el HB4 en laboratorio, 23 firmas argentinas, mayormente agrícolas pero también laboratorios farmacológicos, se agruparon alrededor como consorcio en Bioceres. Este es otro «first timer» en la historia argentina: una empresa de productores agrupada por un desarrollo tecnológico. Bioceres patentó el HB4 y siguió atrayendo socios: ya superan los 300. El CONICET y la UNL anunciaron la novedad en 2004 sin que los suplementos o las revistas y programas rurales le dieran importancia, asunto llamativo. ¿Nadie es profeta en su tierra? De todos modos la gente de campo empezaba a enterarse boca a boca. En 2012 Bioceres le puso la marca definitiva al desarrollo: HB4. Hasta hoy, es la única firma de biociencias del mundo con tres eventos de protección contra el cambio climático. Y van más en camino.
En 2010 ya había una pugna soterrada pero feroz entre Bioceres con la CONABIA y el SENASA. Estos organismos, hoy dependientes de Agroindustria, tienen que certificar que, por ejemplo, una soja transgénica tenga ventajas agronómicas importantes sobre las no transgénicas. Pero también que no muestren déficits nutricionales respecto de éstas, y que no dañen la salud humana o afecten de modos adversos la animal, e incluso que no afecten el medio ambiente. Las autorizaciones de estas agencias siempre salen a velocidad express cuando las piden empresas multinacionales como Monsanto (hoy comprada por Bayer). Los funcionarios argentinos suelen justificar su respuesta inmediata aduciendo que están cubiertos por abundante literatura científica de la inocuidad médica, sanitaria y ecológica del evento a licenciar, justamente la que permitió antes la aprobación de la FDA (Food and Drug Administration) de los EEUU. Pero a Bioceres, y a lo largo de todos los gobiernos que van desde el de Eduardo Duhalde hasta el de Mauricio Macri, CONABIA, el SENASA y Agroindustria, ya fuera Secretaría o Ministerio y con diversos nombres pero parecida burocracia, les han puesto décadas de palos (de baseball) en las ruedas. Sucesivos funcionarios e incluso algunos de los científicos que desfilaron por tales pasillos aducen, con grabador apagado, tenerle terror a los ecologistas. Y de la capacidad de las grandes multinacionales de biociencias de armarles operaciones de prensa con ecologistas, de eso ni hablar. Uno casi los comprende. El problema es que benefician de un modo transparente a las multinacionales de biociencias, como Bayer-Monstanto, Syngenta y Nidera. Y desalientan obstructivamente a las firmas nacionales que se quieren meter al ruedo transgénico, al tratar de quebrar a la que llegó más lejos. Ese «modus operandi» viene siendo demasiado repetido, prolongado y predecible, y sobre todo demasiado independiente de que el presidente sea un liberal explícito, un peronista ortodoxo, un «populista» keynesiano y luego su viuda, o Mauricio Macri. ¿Qué sostiene esa continuidad? En 2015, la Secretaría de Agricultura licenció por fin la soja HB4. Esto no movió demasiado el amperímetro en el campo, porque el cliente principal de este cultivo es China, donde las autoridades regulatorias locales todavía no la aprobaron. La semilla RR argentina es para consumo animal, no para siembra. Los ciudadanos chinos devoran pollos y cerdos sin preguntarse si los forrajes de los mismos han sido transgénicos o «normalitos»: culturalmente son tan aversos a comer semillas recombinadas como el más recalcitrante militante verde europeo. La cultura alimentaria del humano promedio es conservadora. Los ecologistas la tienen fácil. Pero no es por ello que la imagen de las firmas de biociencias resulta tan merecidamente mala. Se la ganan día a día. Por ahora, los eventos transgénicos más importantes han estado ligados al uso de herbicidas, como la soja Roundup de Monsanto, resistente al glifosato. Siendo la soja una planta petisa y lerda para crecer, las malezas le hacen sombra, le roban agua y nutrientes, y le ganan sin esfuerzo. Pasa el avión fumigador o el camión mosquito rociando glifosato, y se amustian, achicharran y mueren las malezas, mientras triunfa, solitaria y espléndida, la soja con resistencia a este desmalezante en sus genes implantados. Eso sucede hasta que las malezas evolucionan y desarrollan resistencia genética el glifosato. Entonces se transforman en «supermalezas». En 2010 sólo en la provincia de Buenos Aires ya había 18 especies que hicieron esta transformación. Las supermalezas hay que atacarlas con superdosis de super-herbicidas, que combinan el glifosato (ligeramente cancerígeno y mutagénico) con agrotóxicos más perdurables y agresivos. En la carrera armamentista entre el reino vegetal salvaje y las semilleras, los que pierden son los productores y la población rural dispersa. Los productores cada vez pagan más por cócteles de plaguicidas crecientemente impresentables en dosis cada vez mayores, y la población rural colindante con las áreas de cultivo los termina respirando, tocando, comiendo o bebiendo. Otros eventos más inocentes están ligados a toxicidad selectiva, cuya eficacia probablemente sea también precaria: los insectos evolucionan aún más rápido que las plantas. Las semillas «Intacta» (Monsanto) generan plantas cuyos tejidos expresan algunos genes de una bacteria del suelo, el Bacillum thuringiensis, BT para los amigos. La toxina BT resulta inocua para los humanos y otros animales superiores, pero es letal para las orugas de diversos insectos. Una planta BT se defiende sola de las orugas sin tener que rociarlas de insecticidas discutibles, como los órganofosforados (suelen ser neurotóxicos en dosis muy bajas) o los nicotinoides (que están exterminando a los polinizadores, como las abejas). Bueno, es lo que dice la propaganda. Por ahora funciona. Pero explicale a un chino o a un europeo que se coman tranquilos la toxina BT de la soja de su chop-suey o de la polenta. La idea de comer toxinas les pone los pelos de punta, aunque lo hacen diariamente: en la dosis adecuada, el cloruro de sodio es tóxico, el azúcar fructosa también, el alcohol ni hablemos, e incluso también el agua destilada. Por lo demás, los humanos somos reacios a cambiar de hábitos alimentarios, y si el marbete en el supermercado dice «recombinante», aunque no se trate de un evento ligado a defoliantes o toxicidad para larvas, la mitad de mis amigos se abstiene. Y se consuela tomando un vino fermentado con levaduras recombinantes, acompañado de un queso fermentado por otras levaduras también recombinantes, todas más eficientes. El mundo de la agroindustria alimentaria está regido por la ingeniería genética desde 1994 y eso no parece estar matando a nadie, salvo a la gente de campo fumigada con defoliantes. Lo cual es monstruoso, y algún día -y llegará- tendrá remedio, político y amargo. Los cultivos industriales rara vez llegan directamente al público: desaparecen antes en la cadena de valor agregado como insumos. Por ello, el chino no se entera de que el cerdo salteado de su guiso comió balanceados de soja transgénica argentina o brasileña desde el destete. Si China hiciera como la Unión Europea y no comprara soja recombinante «at all», el plato del chino tendría mucho menos cerdo salteado, o no tendría nada. Es difícil que la población china acepte volver a una dieta casi puramente vegetal, como en los heroicos tiempos de la Revolución Cultural, cuando se vivía de arroz y de consignas. Si desaparece la proteína animal, en el Reino del Medio se arma Troya. Por lo tanto, los chinos prefieren no hacerse preguntas respecto de si sus chanchos comieron los porotos correctos o «los malos». En general, pasa lo mismo en casi todo el mundo. Un ecologista escribe un artículo muy militante mientras toma su cervecita (cebada transgénica y levaduras transgénicas) y se baja su picada (salamines hechos con carne y grasa de cerdos fermentada con levaduras transgénicas), e ignora o prefiere ignorar que el mundo se está volviendo más complejo de lo que cree. Hay que ser un idiota para creer que los genes del girasol pueden transformar en peligrosos los cultivos industriales como la soja, la alfalfa y el trigo. El girasol es un alimento humano desde hace milenios, y al parecer no envenena a la gente ni agranda el agujero de ozono. Y aún así, la ley dice hay que demostrar prolijamente que los transgénicos son inocuos para humanos, animales y medio ambiente. Y eso es totalmente correcto. ¿Pero cuántos años para esto? ¿Dos? ¿Cinco? Ya parece demasiado. Pero cuando la empresa es argentina y también lo es la agencia regulatoria, podemos estar hablando de doce, o más, mucho más, indefinidamente más en el caso del trigo. Eso en agencias que otorgaban una patente ligada a agrotóxicos o a toxicidad a la Monsanto (antes de que la compraran) en un pestañeo. La pelea que se está armando en torno al licenciamento del trigo tal vez sirva para fumigar a estos tipos. El argumento favorito con que se cubren hoy es Brasil: nuestros vecinos y socios, grandes compradores de trigo argentino, son también muy ecologistas, o eso se dicen. Aducen, trémulos, que la autorización de siembra del HB4 podría desatar una ola de rechazo popular brasileño ante el trigo argentino. Y fogoneada por la Multinacional de la Ecología. «Si a un brasileño le decís que el pan se hizo con trigo transgénico, no lo compra», aseveró una luminaria de Agroindustria. «Si non e vero, e ben trovato». Es bastante más demostrable que las multinacionales de biociencias no tienen ningún desarrollo siquiera parecido al HB4. Y es sospechable que a Bioceres la quieran borrar del mapa aprovechando su endeudamiento mientras es chica y no mueve el amperímetro. Por lo pronto, antes de ser comprada a su vez por Bayer, Monsanto se compró un 5% del paquete accionario de la firma criolla, que necesitaba «cash». Sucedió este año. La Secretaría pinta un cuadro con brasileños que se escapan de los supermercados, donde acechan los peligrosos trigos criollos, como de un incendio. Si realmente quieren cuidar al productor local deberían proponer medidas como la trazabilidad y el etiquetado diferencial: que el trigo argentino no HB4 y sus derivados en la cadena industrial paguen por un marbete ecológico, y por ende se puedan vender más caros. Las góndolas de los alimentos «ecológicos» en los supermercados europeos tienen precios regularmente 30% mayores. Si un brasileño quiere una lasagna o unos fettucini etiquetados como «no transgénicos», que los pague más. Punto. Es lo lo justo, es lo factible. Tiene hasta una lógica social. En general, no mucha gente come pan en Brasil. La fuente de almidón del pueblo pobre, en nuestro vecino gigante, es la mandioca, no el trigo. Éste es más bien un lujo de clases medias que se fue extendiendo luego de la creación del Mercosur. El trigo es un cultivo relativamente robusto: soporta frío y calor, pero no tiene la tolerancia ante extremos hídricos del girasol o de ciertos maíces. El área de trigo HB4 en Argentina se dispararía al toque de la aprobación del evento de Bioceres por parte de sus principales antagonistas, Mr. Murchison y el señor Etchevehere, o también de la renuncia de ambos funcionarios y su remplazo por personas de otro perfil. ¿No lo hizo acaso el área sembrada de soja RR, en cuanto fue aprobada -muy rápidamente- en 1994? Y el aumento del área sembrada con trigo HB4 sucedería por tres razones: ante los ciclos cada vez peores de sequía e inundación, la adopción por los productores argentinos del HB4 sería rápida: un trigo que rinde más cuanto menos llueve es un «wet dream» agronómico. Al respecto, ya no hay nada qué demostrar. Además, clientes posibles de trigo y harinas argentinos en el mundo hay bastantes, además de Brasil, y la Secretaría debería estar buscándolos. ¿No le hemos vendido cantidades ingentes de trigo a la Unión Soviética, desafiando el embargo de comercio exterior decretado por Jimmy Carter en 1981? ¿Y no cambiamos de preferencias luego, en tiempos de Raúl Alfonsín, y le vendimos barcos y barcos de trigo al Irán del Ayatollah Khomeini, al punto de volverlo un tiempo nuestro mejor cliente agrícola? EEUU estaba muy en contra, pero bueno, uno no deja que un competidor comercial -EEUU es una potencia agrícola- le autorice los clientes. Por más de una causa, se debería creer que el poder de inhibición comercial de los EEUU supera bastante al de Greenpeace, y sin embargo… ¡Si habremos hecho plata con nuestro trigo desestimando los «non papers» del Departamento de Estado!… Aquí estamos dejando no sólo que nuestros competidores nos indiquen los clientes sino las tecnologías, cuando no son las de ellos y no les significan cobrar patentes, sino pagárnoslas a nosotros. ¿Es Greenpeace la que traba la autorización comercial del trigo HB4? ¿O las grandes semilleras que no tienen nada comparable en su panoplia de eventos? ¿O los EEUU? ¿O todos ellos? ¿O se trata de un caso raro y milagroso de imbecilidad institucional mantenido a lo largo de décadas y por gobiernos argentinos políticamente muy adversos entre sí? Lo que sea, que se termine de una vez.
Daniel E. Arias