El gobierno de Jujuy anuncia que para fin de año producirá 82.500 toneladas de litio

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Al exponer ante la 19° reunión del Consejo de las Américas celebrada en Buenos Aires, el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, dijo que “no es casual que el precio del litio se haya elevado como lo hizo en el último tiempo” y estimó que para fin de 2022, la provincia de Jujuy llegará a una producción de 82.500 toneladas de ese mineral. Morales instó a las autoridades nacionales a definir y ejecutar a la brevedad un master plan de inversiones enfocado en infraestructura productiva. Texto completo de la gacetilla del gobierno de Jujuy, aquí.

El CAREM: su presente, su pasado y su futuro

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Sol Pedre, gerenta del proyecto Central Argentina de Elementos Modulares (CAREM), habla con Matías Alonso sobre el avance en su construcción, cómo trabajan en el desarrollo de proveedores, los esfuerzos por lograr la mayor cantidad de componentes nacionales y los desafíos de poner en marcha el primer reactor de potencia de diseño argentino. A continuación, Daniel Arias, que sigue el proyecto desde 1984, nos cuenta su historia y propone un primer destino para el CAREM comercial.

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El área nuclear es una rara excepción en el desarrollo de tecnología en la Argentina. El 31 de mayo, la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) cumplió 72 años desde su creación por un decreto del presidente Perón. En todos esos años, este sector fue atravesado por políticas que lo favorecieron y otras que lo desfinanciaron, pero la institución logró sostener proyectos de largo plazo y ha sido el germen del desarrollo tecnología para centrales nucleares y también de empresas como INVAP, que se ha expandido a las áreas de desarrollo de satélites y radares, entre otras. A mediados de la década de los 80, los investigadores de la CNEA presentaron una idea por entonces novedosa: en lugar de hacer reactores cada vez más grandes y potentes, ¿por qué no hacer reactores pequeños, que puedan ser instalados en zonas remotas y construidos de manera modular? Esa idea prendió en el mundo y, con el resurgimiento de la necesidad de contar con energía nuclear en muchos países, debido a que no emite gases de efecto invernadero y permiten un abastecimiento constante de energía, varios países se lanzaron a diseñar sus propios reactores pequeños y modulares. El CAREM hizo punta en iniciar su construcción, en el año 2014, pero los retrasos en la obra –en parte por demoras propias del desarrollo de un prototipo pero también por el desfinanciamiento que sufrió durante el gobierno de Macri– le han hecho perder terreno frente a sus pares de otros países. Aún así, todavía tiene un gran potencial para ser utilizado y también exportado.

Febrero de 2019. Hormigonado de la losa del nivel cero de la contención del reactor, uno de los hitos más relevantes del proceso constructivo del edificio de la Central Nuclear.

-¿Cómo está hoy la construcción del CAREM? -Estamos avanzando bien con el hormigonado pero todavía no lo terminamos. La obra civil está en un 72 por ciento. En enero de este año volvimos al hormigonado que se había paralizado durante la cuarentena y el gobierno anterior. En junio del año pasado hicimos un contrato para que una empresa recupere la obra que había dejado Techint y todos los meses estamos mejorando la cantidad de hormigón, se está avanzando muy bien. Eso en cuanto a la obra civil. En lo nuclear, estamos terminando la finalización de componentes. Hace varios años que estamos con el recipiente de presión y varios de los elementos internos. En Combustibles Nucleares Argentinos (Conuar) estamos terminando el generador de vapor, porque es bastante especial y necesitábamos saber si era fabricable. Estamos avanzando bastante con contratos para lanzar la fabricación de muchos de los componentes estáticos calificados con Conuar y otras empresas a través de IMPSA. Y en los componentes no calificados también estamos trabajando mucho con ADIMRA. Este año probablemente saquemos las órdenes de compra del 50% de los equipos calificados y el 13 o 14% de los no calificados. -¿Por qué es tan complejo el generador de vapor? -El CAREM tiene 12 generadores de vapor con un diseño integrado dentro del recipiente de presión y de una forma helicoidal muy particular. Es complicado porque son 52 tubitos de un centímetro de diámetro y 30 metros de largo que hay que enhebrar en seis camisas. Firmamos un primer contrato con CONUAR para hacer el primer generador de vapor, el preserie, para terminar la construcción y hacer todos los ensayos de tolerancia y requerimientos mecánicos. Si todo sale bien haremos la orden de compra por los 12 generadores de vapor y uno más para hacer pruebas afuera. Eso va muy bien y probablemente este mes o el que viene terminen de armarlo y podamos hacer la orden de compra en septiembre u octubre.

Vista aérea del edificio del reactor, en la etapa previa al hormigonado de la contención donde estará ubicado el Recipiente de Presión del prototipo CAREM.

-Originalmente se pensaba que podría llegar a modo crítico en 2024. ¿Se puede llegar a esa fecha? ¿Qué problemas hubo que retrasaron la construcción? -El programa que tenemos hoy habla de 2027. Hay que tener en cuenta que hay varias cosas muy importantes para terminar el programa. Una son los pendientes de ingeniería porque es el primer reactor de potencia de diseño argentino y plantea desafíos tecnológicos para el país y para el mundo. Es de los primeros reactores de este tipo, entonces hay cosas de ingeniería que hay que terminar de afinar todavía. La segunda cuestión tiene que ver con la capacidad de fabricación local que tenemos y estamos hablando mucho con ADIMRA sobre eso. Obviamente, el objetivo de esto es generar la mayor cantidad de componentes nacionales: queremos un 70% de integración nacional y es un objetivo muy alto, porque, por ejemplo, la electrónica se importa prácticamente toda. Pero haremos una gran proporción con los componentes metalmecánicos. En la Argentina hay dos empresas que tienen la estampa para hacer cosas calificadas, que son IMPSA y CONUAR, y también hay un conjunto de empresas que pueden hacer cosas calificadas con el sello de IMPSA o fabricar cosas no calificadas pero que tienen que tener una calidad importante. Para darse una idea, hay que fabricar 220 componentes de distintos tamaños. Entonces, hay que ver qué capacidad de respuesta tiene la industria argentina. También pasaron los cuatro años de Macri y la pandemia: hubo un recorte salarial muy grande en la CNEA y perdimos muchos ingenieros y técnicos, y eso también tuvo efecto en las empresas nacionales. IMPSA estuvo al borde de la quiebra y eso hizo que se retrasara muchísimo el recipiente de presión. De todas maneras, hoy en día estamos pensando la puesta en marcha para 2027, y seguramente será una puesta en marcha larga porque hay que hacer la prueba de todos los sistemas que son innovadores antes de poner el núcleo. Se llevará a temperatura y presión de trabajo con otro método que no sea nuclear y se probarán todos los sistemas antes de poner la parte nuclear. -¿Parte del proyecto CAREM es poder desarrollar proveedores para poder producirlo después en serie? -Totalmente, el tema de los proveedores es muy importante. Uno de los sentidos de la industria nuclear, la razón de ser del desarrollo tecnológico nuclear, es desarrollar los proveedores metalmecánicos lo más posible, la ingeniería misma, o la programación e integración de la electrónica, todo ese tipo de tareas. Ahí se puede ver el trabajo que hacemos con ADIMRA y la unidad del sector nuclear en su conjunto. El trabajo también es con NASA y tampoco es el único proyecto nuclear que hay. Ahora se viene la extensión de vida de Atucha I, que ya tiene 48 años de operación y es un montón de trabajo para la Argentina, el almacenamiento en seco de los combustibles gastados y el proyecto nacional CANDU, que no tiene financiamiento pero es una línea que tanto la dirección de NASA como la CNEA quieren continuar, porque es en la que mayor desarrollo autónomo tenemos. Y el desarrollo de los combustibles cuando se pueda hacer Atucha III.

“El programa habla de 2027. Hay varias cosas muy importantes para terminar. Una son los pendientes de ingeniería porque es el primer reactor de potencia de diseño argentino y plantea desafíos tecnológicos para el país y el mundo”; señala Sol Pedre.

-Parte de los combustibles del CAREM son de uranio enriquecido. Si quisiéramos vender un CAREM al exterior se debería poder hacer el ciclo completo del combustible. ¿Hay capacidad para hacer el enriquecimiento a nivel industrial? -Una cosa es hacer el combustible y otra es enriquecer uranio. Para enriquecer uranio CNEA tiene proyectos y se tiene el objetivo de enriquecer uranio a escala industrial. Hoy en día no tenemos esa capacidad pero sí a nivel planta piloto en Pilcaniyeu, que se puso en producción nuevamente durante el gobierno de Cristina Fernández. Eso nos permite estar en un club muy reducido de países a los cuales nos pueden vender uranio enriquecido. Tenés que demostrar que podés hacerlo vos para que te vendan uranio enriquecido. Todo el resto del combustible se desarrolla en la Argentina. -Claro, pero habría que ver si le venden a la Argentina uranio enriquecido para el país que sea su cliente, ¿no? -Es un problema y tenemos que trabajar para poder enriquecer uranio de manera industrial. Brasil tiene una planta de enriquecimiento de uranio y habría que ver una posibilidad de acuerdo con ellos. Lamentablemente, el uranio natural se importa, no estamos haciendo minería de uranio en la Argentina pese a que tenemos las líneas, tenemos la capacidad y es otro de los temas que debemos trabajar para poder cerrar el ciclo del combustible. También producimos los combustibles de los reactores de investigación que son con uranio enriquecido, e INVAP los exporta. Es fundamental trabajar en la línea de enriquecimiento de uranio y tener toda la capacidad. El desarrollo que tenemos es muy importante y, en particular para el CAREM, el combustible se desarrolló en la CNEA y esa tecnología se transfirió a CONUAR, y prácticamente están todas las pastillas de combustible fabricadas. La importancia de poder producir el combustible desde el punto de vista de la independencia que nos da y también en la posibilidad de poder exportarlo abre todo un camino de posibilidades. El CAREM es un reactor de potencia y la idea es poder vender reactores pero hay un montón de otras cosas que también se pueden comercializar del reactor, como los servicios de ingeniería. Una de nuestras fortalezas son los equipos de ingeniería que desarrollamos en el proceso. Es importante, para entender los retrasos, recordar todos los años del menemismo y lo que generaron. En 2006 se decidió reflotar el proyecto y en 2009 empezó el financiamiento. Los equipos no existían y tampoco los edificios para que trabajen. Fueron diez años de formar gente que hoy en día somos los que estamos liderando el proyecto, sobre todo jóvenes, porque hay una brecha generacional. De 45 años de edad para arriba hay pocos en la CNEA. Yo tengo 41 y la mayoría de quienes están liderando el proyecto tienen entre 35 y 40 años. -Hace poco tiempo hubo una visita de representantes de Estados Unidos que dijeron que estaban interesados en trabajar en conjunto en el proyecto CAREM. ¿Consideran que es conveniente? ¿En qué aspecto podrían hacer aportes? -Estados Unidos tiene su propio reactor pequeño y tiene una política muy fuerte de desarrollar este tipo de reactores. El más avanzado es el NuScale, que es un reactor de agua liviana y uranio enriquecido. Tiene licencia aprobada en Estados Unidos y están con una política comercial muy agresiva, sobre todo para países de Europa del Este. A partir de la guerra entre Rusia y Ucrania el discurso empezó a cambiar en Estados Unidos y está muy basado en la seguridad nacional, lo que es entendible. Cuando uno piensa en el sector nuclear, y también en la Argentina, es un tema muy vinculado con la soberanía, con la geopolítica, no se lo puede ver solamente como un desarrollo tecnológico industrial. No creo que la intención estadounidense sea realmente colaborar con nuestro proyecto, no hubo ninguna oferta de colaboración, ni financiamiento, ellos tienen sus diseños y creo que los dichos tienen que ver con lo que se publicó en los diarios, de que no vayamos con China y la central Hualong. Me parece que no tiene que ver con un interés real de querer trabajar en conjunto con nuestro diseño. Nosotros queremos avanzar de manera independiente y soberana para tener un reactor de potencia. Es un salto cualitativo para el sector nuclear y se abren un montón de posibilidades para poder tener instalados en nuestro territorio reactores de diseño propio.

Maqueta del edificio completo donde se alojará el prototipo del reactor nuclear CAREM con sus dependencias asociadas.

-¿Adónde sería ideal instalar un CAREM? -Hay una cuestión que es la licencia social. Hoy estamos haciendo el prototipo en Lima porque están Atucha I y Atucha II, y es adonde más nos pueden ayudar con las pruebas. Pero la realidad es que si uno piensa dónde serviría, podría pensarse en Córdoba, que ya tiene Embalse pero también hay ciudades que están más alejadas, tienen requerimientos energéticos y es difícil llevarles la energía. Hay lugares adonde está la demanda energética pero además no solo sirven para producir energía eléctrica, sino que también se puede pensar en, por ejemplo. calentar agua para procesos industriales. Casos como ALUAR, que son empresas que tienen un alto consumo energético y además de energía eléctrica también necesitan agua caliente para procesos. También están las comunidades aisladas: por ejemplo, Villa La Angostura es hermosa pero queman gasoil porque no están conectados a la red eléctrica. Para ese tipo de ciudades va perfecto, el tema es que hay que dar un debate y tener una política amplia sobre que la energía nuclear es parte de la transición para descarbonizar la matriz energética y que una sociedad tenga la energía para desarrollarse y no destruya el ambiente en el camino, y que se complementa muy bien con las energías renovables. En particular, pienso que en nuestro país se agrega una línea más y es que el sector nuclear en la Argentina genera trabajo de calidad con altos estándares de tecnología y un altísimo valor agregado, por lo que tiene mucho sentido seguir impulsando este tipo de tecnología. Realmente creo que el CAREM está en un momento adecuado y en el lugar justo. No es posible pensar en una transición energética solamente con energía solar o eólica simplemente porque no son energías de base, son intermitentes. -De todas formas no son tan flexibles, no se pueden acelerar y frenar a lo largo de un día. -El CAREM es un poquito más flexible porque permite no tener módulos tan grandes. Además, lo que puede hacer también y se está estudiando para este tipo de reactores es poder usar la energía que te sobra para producir hidrógeno. Entonces, durante ese tiempo entregás menos a la red porque con el excedente estás produciendo hidrógeno y, como ya tenés agua caliente, lo puede hacer de manera más eficiente que solo con electrólisis. Cuando los molinos de viento o los paneles solares dejan de producir se puede usar el hidrógeno que almacenaste. Hay muchos proyectos de este estilo. -¿La estatización de IMPSA impactó en el proyecto CAREM? Definitivamente. Para nosotros es fundamental que eso haya sucedido. Si IMPSA iba a la quiebra, que además venía de pelear unos años muy difíciles, más allá de las complicaciones técnicas que tiene la fabricación del recipiente de presión, no había otro lugar en la Argentina adonde se pudiera hacer ese componente ni otros. Fabricar el recipiente de presión es tan complejo que nosotros tenemos inspectores de manera constante, hay que chequear cosas todo el tiempo y tener un seguimiento muy fluido del proceso, y si fuera un proveedor en otro país sería imposible. El recipiente de presión ya se llevó 52 millones de dólares del proyecto, que es más o menos el 10% del total del presupuesto. IMPSA es la única empresa que tiene calificación como para hacerlo además de CONUAR y es fundamental que en la Argentina se defienda a este tipo de empresas. Si no se daba era muy difícil seguir con el CAREM. Además, perder esta capacidad como país no tendría sentido.

Matías Alonso (Agencia TSS)

Comentario de AgendAR:

Soy caremista de la primera hora. El proyecto CAREM se presentó por primera vez en 1984 y lo conocí con muchas reticencias de su depositario (por default de la CNEA), la firma barilochense INVAP, allá por 1985. Sigo y apoyo al CAREM desde entonces. La CNEA en 1985 estaba con la mitad de su presupuesto de 1981 en pesos, y luchando contra demasiadas obras inconclusas (Atucha II, la Planta Industrial de Agua Pesada, etc). No tenía un centavo ni recursos humanos como para ocuparse de este proyecto, entonces considerado entre marginal y lunático: iba a contramano de la ideología tayloriana según la cual cuanto más potente la central, más baratos salen el megavatio instalado y el megavatio/hora de electricidad. Ja. Esa ideología implicó la quiebra de la mayor parte de los grandes oferentes occidentales, con plantas gigantescas de 1200 a 1600 MWe que rara vez logran terminar, o se terminan con sobrecostos enormes, proporcionales a los años de demora elevados a alguna potencia conjetural. El concepto de «big enough» no les entró nunca en el mate a los dueños de entonces del mercado nuclear. Los llevó a fundirse. Ese problema mundial ya se empezaba a olfatear en los ’80. El CAREM fue la primera respuesta coherente al mismo. INVAP, que en los ’80 estaba económicamente en la lona, lo entendió bien e hizo de esta centralita su proyecto de bandera. Del CAREM confieso haberme enamorado a primera vista por su tamaño pequeño y su  sobria sencillez conceptual, ese modo elegante de bajar costos y al mismo tiempo aumentar la seguridad operativa. No tuve dudas en dedicarle al CAREM la mayor parte de mi carrera como periodista científico, que empezó justamente en 1985. Sobre cómo y por qué 38 años después no está construido, testeado y vendido «urbi et orbi», en AgendAR se escribió bastante. Si quiere curiosear, apriete aquí. O también aquí. Contra el CAREM obraron muchas fuerzas externas e internas, pero sobre todo, esa invencible predisposición nacional a pisarnos el poncho. El CAREM volvió de INVAP a la CNEA en 2006, y comparto lo que dijo el difunto Ing. Héctor «Cacho» Otheguy de ahí en más: si quedaba en INVAP, el CAREM ya estaría construido. Lejos de ello, las obras la CNEA las inició tras muchos rediseños de lo hecho por INVAP con la excavación de cimientos en 2011, no en 2016. Y luego siguieron más años de rediseños del rediseño antes de las primeras coladas de hormigón en 2016. No puedo juzgar técnicamente la necesidad de tanto cambio. La CNEA dice que eran imprescindibles. La potencia del prototipo subió de un estimado de 25 MWe a 32 MWe, creo que sobre todo en los 12 generadores de vapor, que dejaron de ser haces de túbulos en forma de «U» invertida (lo clásico desde los años ’50), a la compleja e innovadora trama de espirales encamisados que describe la Dra. Pedre. Esta arquitectura audaz todavía deberá construirse y testearse en forma experimental para quitarle los defectos, antes siquiera de encargar la construcción de otros 11 artefactos similares para integrar el prototipo. Tengo dudas de que 7 MWe más en el prototipo justifiquen una entrada en línea fijada, no sin gran optimismo técnico y sobre todo político, para 2027. Los gobiernos de Menem, De la Rúa y Macri sabotearon el proyecto de mil modos, algunos muy imaginativos, otros sencillamente delincuenciales e impunes. ¿Por qué creer que ese problema no está por volver? Este gobierno peronista ha terminado apoyando casi distraídamente el desarrollo nuclear, después de un sopor que duró hasta 2021, y ni la continuidad del apoyo ni la del propio gobierno parecen garantizados ante las elecciones presidenciales de 2023. El «sex appeal» del CAREM era su simplicidad inicial, y fue lo suficientemente fuerte como para que en 1988 Turquía nos ofreciera un «joint venture» para co-producirlo y exportarlo, que el gobierno de Carlos Menem saboteó. Luego, en tiempos de la Alianza, el CAREM atrajo también a empresas nucleares coreanas y japonesas que simplemente querían llevarse la ingeniería básica por chirolas, algo que -ante la negativa de la CNEA- probablemente los coreanos hicieron por izquierda. De algún lado salió el diseño de su SMART de 100 MW, que recibió aprobación regulatoria de Corea en 2012, y que ofrecieron al toque a Arabia Saudita para desalinizar agua, sin siquiera hacer el prototipo. Esa simplicidad del módulo CAREM fue copiada también sin disimulos por NuScale, la compleja Unión Transitoria de Empresas (y universidades y laboratorios nacionales) a cargo de esa centralita modular estadounidense. No está ni remotamente en construcción y sin embargo ya generó cantidad de MOUs (Memoranda of Understanding) de parte de Canadá, Bulgaria, República Checa, Polonia, Rumania, Ucrania, Jordania… y siguen las firmas. En Junio de 2021 ya eran 11 países, y hasta una firma privada británica. NuScale logra ese efecto porque los posibles clientes ven un embale societario y regulatorio que avanza a saltos, traccionado por un tremendo apoyo federal con más del 80% de los costos, y que se mantiene tanto con republicanos como federales, sin importar quién ocupe la Casa Blanca. Y eso sucede pese a que EEUU desde los años ’80 no se venden una central ni a sí mismos, tan grandotas, complejas y caras las volvieron durante los ’70. Ese apuro por firmar algún MOU decente con la CNEA por el CAREM sencillamente no está sucediendo. Al menos, no desde que Menem logró espantar del proyecto a la TAEK, la Comisión Atómica Turca. El mundo nuclear no nos está tomando en serio por las desconcertantes demoras en llegar a un prototipo en línea, y la pérdida a espuertas de recursos humanos. La gerencia CAREM, como dice la Dra. Pedre, es bastante joven. Pero eso sucede porque los ingenieros más veteranos se van a la actividad privada o a otros países debido a los salarios bajísimos y la frustración de un proyecto que vive muriéndose en el huevo. Lo que no ha calado aquí, y está resultando comercialmente letal, es el concepto de «good enough». Guiándose por la idea de que la simplicidad inicial era la base del atractivo de esta central, todo lo que hizo más complejo y caro el diseño lo estamos pagando con atrasos. Y los atrasos, en el mundo nucleoeléctrico contemporáneo, espantan a gobiernos e inversores privados más o menos como la lepra a los campesinos medioevales. Los atrasos quebraron y se comieron firmas gigantes que se comían el mundo, como Westinghouse, General Electric y la francesa Areva. Los oferentes que siguen en pie son Rosatom, la coreana Kaeri y las empresas nucleares chinas como CNNC y CGN. Y no sólo por tener buenos fierros, sino porque no se atrasan. Con la excavación de cimientos empezada en 2011, el CAREM podría -debería- haber entrado en línea el año pasado. Eso, tomando por normal que un prototipo, incluso uno reducido como éste, da mucho más trabajo de cepillar detalles y hacer cambios, incluso en fase de montaje. Y ojo, hablamos de una miniatura de 32 MW, no de un módulo de escala comercial, con los muchos cambios de ingeniería que ese salto de potencia implica. En el CAREM el módulo base podría ser de 100 a 150 MWe. No me quiero imaginar cuánta reingeniería falta para llegar hasta ahí desde un prototipo que entre cambios de los honestos y zancadillas de los no tanto, no termina de construirse jamás. Por último, pido permiso para desacordar con algunos de los «sitings» y propósitos del CAREM, según la visión de la Dra. Pedre. ¿Proponer un reactor nuclear a Villa La Angostura? Está en Neuquén, colindando con los parques nacionales Nahuel Huapi y Los Alerces. Río Negro todavía se siente propietaria del CAREM por ser sede de INVAP, y su constitución permite expresamente construir ese reactor. Neuquén, por el contrario, no viene manifestando mayor entusiasmo por lo nuclear. Puedo imaginarme el repudio de toda esa gente linda y ecologista de «la Villa», como principio de una cascada ulterior de repudios municipales. Los americanos tienen una expresión idiomática excelente: «to paint yourself into a wall», pintar el piso sin una estrategia de salida hacia una puerta, y quedar acorralado contra una pared. Hacerle ofertas a La Angostura es eso. La necesidad insatisfecha básica de las ciudades de la costa y la estepa patagónica es el agua potable. El agua de napa es mayormente salada en casi toda la estepa, con al menos la mitad de carga de cloruro de sodio (y otras sales) que el agua de mar. A la Angostura, colindante con el río homónimo y con el tremendo lago Nahuel Huapi, le sobra agua potable. No así a Puerto Madryn, Rawson, Comodoro Rivadavia, Rada Tilly, Caleta Olivia, Puerto Deseado y Puerto San Julián. Deseado, con una hora diaria de agua distribuida por la municipalidad en los ’90, pasó a una hora cada 2 y luego cada 4 días, hasta que puso una planta de potabilización por ósmosis inversa. Es carísima, como cualquiera de su tipo en el ancho mundo, por su consumo eléctrico. Pero más cara es la falta de agua, y máxime si se tiene alguna industria. Comodoro, Rada Tilly y Caleta Olivia, con su necesidad cada vez más desesperada de agua hicieron desaparecer literalmente el lago Musters, de 43 kilómetros de largo por 13 de ancho. Lindo, aquel lago. Y aguantador. Duró ahí desde la deglaciación, hace 18.000 años, pero desapareció en los últimos 20 y lo que queda en su lugar es un desierto de médanos grises que se vienen tragando, una tras otra, las estancias ubicadas en las que antes eran orillas. Las centrales nucleoeléctricas a la orilla del mar tienen ventajas sobre las que están sobre aguas interiores: su enfriamiento está garantizado por la temperatura del mar, mucho menos sensible al recalentamiento global. En estas olas de calor y sequía que no terminan de suceder, parte de las 56 centrales nucleares de Francia hoy están apagadas porque ríos como el Ródano y el Loira están a temperaturas jamás vistas ni previstas, se han casi secado, y el calor de los reactores a potencia plena destruiría la vida acuática aguas abajo. El poderoso Paraná estuvo caminable por el fondo desde 2020, y recién ahora se va recuperando. Ese río nuestro es un coloso: resulta incomparablemente más caudaloso que cualquier río europeo, y las Atuchas I y II se refrigeran con agua sacada de las profundidades a pie de barranca, que llegan a insólitos 80 metros. Pero después de que se terminen Atucha III y el prototipo del CAREM, dudo de que sea prudente seguir apostando con obra nuclear nueva contra los cambios globales de temperaturas y precipitaciones en ese sitio. Y es que esos cambios están desatados y no les conocemos los límites. Los considerados normales en los ’80 hoy no rigen más, para asombro y consternación generales. Lo mismo vale para el Embalse de Río Tercero, cuyo lago artificial refrigera la central eléctrica llamada Embalse. Por disponibilidad, es la mejor que tenemos. El lago es extenso pero no profundo, y el calor sumado de los veranos mediterráneos y de una segunda central podrían ahogarlo de una floración de algas. Pero el mar, lectores, es otra historia. Tenemos mucha costa atlántica continental: 4725 km. según el Instituto Geográfico Militar, 5087 km. según el Servicio de Hidrografía Naval de la Armada, y 6816 km. según el CONICET. Si tan brutal discrepancia geográfica da una medida del desinterés nacional por lo marítimo, estamos fritos. Pero en materia nucleoeléctrica, lo más a prueba que hay de recalentamiento o sequía es el mar. Tampoco tenemos países vecinos que vayan a armar escándalo por un proyecto nuclear autóctono que según ellos, los amenaza (como ha pasado con Paraguay, cuando se hablaba de poner un CAREM en Formosa). Pero a todo esto, el Atlántico es el único cuerpo de agua propio donde la Argentina no tiene ninguna central nuclear, ni siquiera planificada. Estoy de acuerdo totalmente con la Dra. Pedre en que el CAREM comercial hay que venderlo como aparato de co-generación: su oferta de electricidad, incluso en una central multimodular, promete ser bastante inelástica. A cualquier central nuclear le cuesta  trabajo seguir la curva de demanda eléctrica, que en redes con poca industria puede tener variaciones estacionales y diarias enormes. Co-generación significa tener el reactor andando a potencia nominal, es decir al 100%, algo para lo cual todas las centrales nucleares están diseñadas. Pero en co-generación, cuando la red local afloja en su demanda, se puede usar el excedente eléctrico para fabricar algo imprescindible para la gente del lugar. Creo que la propuesta invencible, con la que agarran viaje sin pestañear gobernadores, intendentes, concejales, periodistas y vecinos de la costa patagónica obligados a vivir con algunas pocas horas de suministro diario, la más blindada contra los autodenominados ecologistas, es ofrecer agua potable. A un precio también potable. No veo todavía al CAREM como proveedor de agua caliente industrial, ni mucho menos como fuente para fabricar hidrógeno verde baratito. Ése por ahora es un artículo imaginario, para el cual no existe precio porque tampoco existe un mercado local o internacional, ni medios técnicamente satisfactorios de almacenamiento y transporte terrestre marítimo. El CAREM puede producir electricidad disponible 24×7 y agua, pura y simple agua pura. Imprescindible siempre, cada vez más escasa por el «boom» demográfico e industrial de las ciudades costeras patagónicas, y hoy, más demandada que nunca. Agua. Nada más. Nada menos. Es lo que le ofreció Corea a Arabia Saudita con el SMART que los coreanos copiaron aquí del CAREM mientras andábamos, para variar, en la total pavada. Al menos, copiémosle esa idea a los coreanos. No la patentaron.

Daniel E. Arias

Entre 2020, 2021 y lo que va de 2022 ardió cerca de la mitad del Delta: 900 mil hectáreas

Ante el agravamiento de los incendios en el Delta, el presidente Alberto Fernández dispuso la intervención de las Fuerzas Armadas para que colabore en la lucha contra las llamas. Anunció en Twitter que activó el Comando Conjunto de Zona de Emergencia de Santa Fe, Entre Ríos y norte de Buenos Aires.

El ministro de Ambiente, Juan Cabandié, responsabilizó a productores agropecuarios de la zona, y afirmó que había presentado las denuncias correspondientes en sede judicial, pero que los jueces hasta ahora no habían tomado las medidas necesarias. “Acá hay culpables, hay 100 o menos delincuentes que están perjudicando a 5 millones de personas. Entonces, si queremos analizar esta problemática desde la perspectiva ambiental, háganlo, pero esto es un tema productivo, tiene consecuencias ambientales pero las razones de porqué tenemos estos fuegos, es un tema productivo”, declaró ante periodistas.

Desde AgendAR, tenemos que señalar que frente al avance de los cultivos, en especial de soja, en Santa Fe y Entre Ríos, es una hipótesis al menos plausible que algunos ganaderos hayan visto en las islas mínimamente habitadas del Delta superior la oportunidad de encontrar pasturas. Y el fuego es una forma muy antigua, y muy destructiva, de despejar el terreno. Ahora, según la Constitución, no es el periodismo sino los jueces los que beben decidir sobre responsabilidades. Pero la tarea del Poder Ejecutivo no puede limitarse a presentar denuncias; eso lo puede hacer cualquier particular. Debe impedir que se comentan los delitos, y para eso no están las fuerzas armadas sino las fuerzas de seguridad.
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El gobernador de Santa Fe, Perotti, había reclamado al presidente la “urgente intervención” de las Fuerzas Armadas. El mandatario había remarcado la necesidad de contar con asistencia y colaboración en la mitigación de los incendios de Islas del Delta del Río Paraná, que afectan particularmente a la Zona Metropolitana de Rosario. También en Twitter, Alberto Fernández indicó el operativo que llevan a cabo las fuerzas armadas: “Se desplegaron tres helicópteros Bell Huey II, 1600 brigadistas, unidades de apoyo naval fluvial de la Armada, Batallón de Ingenieros Anfibio 121, un Batallón de Ingenieros, 2 Batallón de Ingenieros de Concepción del Uruguay, Compañía de Ingenieros y Agrupación de Ingenieros 601″.
Desde el Ministerio de Defensa se detalló que se encuentran afectadas las unidades de apoyo a la emergencia pertenecientes al Área Naval Fluvial Zárate de la Armada Argentina, el Batallón de Ingenieros Anfibio 121, Batallón de Ingenieros 1, ambos con asiento en Santo Tomé, Batallón de Ingenieros 2 de Concepción del Uruguay, la Compañía de Ingenieros con asiento en San Nicolás y, la agrupación de Ingenieros 601 de Campo de Mayo, todos ellos pertenecientes al Ejército Argentino.

Cuadro de situación

Sin lluvias a la vista, el fuego sigue devastando el Delta del río Paraná. En lo que va del año, ya se quemaron al menos 131.105 hectáreas.

La situación se ve agravada por la persistente sequía, la bajante extraordinaria del Paraná y las visibles limitaciones del Estado para enfrentar los incendios forestales.

Las quemas, además del impacto en el ecosistema generan problemas de salud pública por la cantidad de partículas contaminantes que –según la dirección del viento– contamina el aire de las ciudades ribereñas del sur de Santa Fe y el norte de la provincia de Buenos Aires.

La situación es aún más dramática en retrospectiva. Si se agregan los datos del año pasado y de 2020, cuando comenzó esta crisis, ya se quemaron unas 900.000 hectáreas, cerca de la mitad de la superficie total del delta (2,3 millones de hectáreas).

Movimientos ambientalistas, expertos de la Universidad Nacional de Rosario y ahora también el gobierno local, insisten con que hay un patrón de quemas claro, con sitios que se repiten año tras año en la misma fecha, y que eso debería permitir a la Justicia actuar contra los dueños de esos campos donde se hace mayoritariamente ganadería de islas.

Sólo 1 de cada 10 argentinos come saludable. Lanzan una plataforma para informar sobre nutrición

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Según expertos en nutricíón, la dieta típica de los argentinos es monótona, poco variada y con déficit en la cantidad de frutas, verduras, cereales integrales y lácteos.

La Universidad Católita y dos ONGs lanzaron comermejor.com.ar, una página con contenidos educativos sobre alimentación y respuestas claras elaboradas por médicos y nutricionistas.

Una original alianza que combina una universidad y dos ONGs, a la que se sumó una docena de médicos y especialistas en nutrición, acaba de lanzar una iniciativa online que busca promover un cambio en la dieta de los argentinos, mejorar la calidad de la alimentación familiar y educar a la población para que logre una mejor comprensión de, por ejemplo, el etiquetado frontal de los alimentos envasados.
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“Se trata del concepto ‘comer mejor’ e incluirá un sitio web que ofrecerá contenidos específicos y posteos en las redes de Facebook Instagram”, explicó durante la presentación oficial de la iniciativa el doctor Patricio Kenny, director de la carrera de nutrición en la Universidad Católica Argentina. Los otros dos organizadores de la movida son el Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación (Cepea) y la Red Argentina de Bancos de Alimentos. La razón de esta iniciativa se explica en datos surgidos de la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud y la de gastos de los hogares que realiza el Indec. Esas investigaciones muestran indicios preocupantes sobre el tipo y los productos alimenticios más consumidos en la Argentina. Según resumió Kenny, “hoy sabemos que apenas el 11% de los argentinos consume una alimentación que podemos calificar como de ‘calidad’. Y el sobrepeso y la obesidad también son factores extendidos. “Alrededor del 55% de la población argentina está incluido en alguna de esas dos opciones”, explicó Sergio Britos, director del Cepea. Y agregó: “También estamos inmersos en un contexto de crecimiento de la cantidad de personas que padecen diabetes hipertensión, dos patologías que muchas veces derivan de un contexto obesogénico, impulsado en buena medida por patrones de alimentación de muy baja calidad”. Esta cifra, que sintetiza que apenas uno de cada 10 argentinos come bien, se agrava con mayor fuerza, según los expertos, si el análisis se concentra en los menores, donde el rótulo de “saludable” desciende todavía más. “Sabemos que apenas el 5% de los chicos argentinos consume la variedad y cantidad de grupos de alimentos recomendados por el consenso de expertos en nutrición y lo que implica una dieta saludable en esa etapa etaria”, explicó. “Muchas veces, el principal problema no es la desnutrición”, aclaró, “sino el exceso de alimentos no saludables. “Básicamente se comen demasiados productos a base de harinas y panificados. Pero también se come carne en exceso, y el tercer elemento poco saludable que domina las dietas es la cantidad de alimentos procesados que aporta grandes cantidades de sodio, azúcares y grasas”. El propósito de la iniciativa “comer mejor” es contribuir a algunos cambios sostenibles en la dieta, difundiendo las bondades y los problemas de diversos alimentos, pero buscando mejorar las brechas de calidad nutricional y diversificar la alimentación de la población argentina considerando sus particularidades. “El foco lo pondremos en difundir cuáles son los alimentos y grupos donde los déficits respecto de la porción ideal son mayores”, explica el documento de lanzamiento. El programa también divulgará prácticas culinarias innovadoras en materia de compra y aprovechamiento de alimentos, ofrecerá tips y contenidos que ayuden a informar sobre cocina saludable y habrá una sección de verdadero o falso, donde expertos en nutrición analizarán los mitos y la información falsa sobre alimentos que circulan cada vez más profusamente por las redes.

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Uno de los puntos sobre los que piensan reforzar la difusión es explicar, con ejemplos y detalles, cómo entender y aprovechar los hexágonos negros con advertencias sobre aportes de sodio, grasas y azúcares, que comenzarán a ser exhibidas en forma obligatoria en los envases de los alimentos sobre los productos procesados en estos días, y cuya vigencia comienza hoy. “Vamos a explicar en forma clara temas complejos: desde cómo comparar alimentos parecidos, de la misma góndola, hasta recordarle que, en caso de duda, también se puede mirar el rotulado nutricional trasero de los alimentos”. Y Britos culminó: “para entender mejor sirve mucho analizar la ‘letra pequeña’ y asi poder elegir mejor entre varios productos similares, buscando el que aporte menos grasas o -también- el que sume más fibras y proteínas”.

Enrique Garabetyan

 

Presentaron el Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2030 ante el Consejo Económico Social

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¨Para acceder al texto completo del Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2030, que incluye un diagnóstico de la situación actual, cliquear aquí

A continuación, la presentación que hizo el MinCyt este jueves 18 de agosto: El Museo del Bicentenario fue el marco para la presentación del Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2030, a cargo del Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus, ante el Consejo Económico y Social (CES). Acompañaron al Ministro, la presidenta del Consejo y secretaria de Asuntos Estratégicos, Mercedes Marcó del Pont, y el secretario de Planeamiento y Políticas en Ciencia, Tecnología e Innovación del MINCyT, Diego Hurtado. Participaron representantes de institutos y organismos nacionales de ciencia y tecnología. El Presidente afirmó: “Tenemos todo lo que necesitamos” para llegar al “desarrollo científico y tecnológico que queremos”, y convocó a la comunidad científica a “que nos animemos como sociedad a entender que ese desarrollo debe ser una propuesta y un compromiso colectivos”. “El talento argentino es reconocido en todo el mundo”, precisó, y añadió “como país tenemos los recursos que el mundo va a reclamar.
El mundo pide energías renovables, limpias y va a demandar alimentos. Nosotros tenemos la gran posibilidad de ser proveedores.
En este marco, agregó que “tenemos la segunda reserva de shale gas, la segunda reserva de litio del mundo. Entre Argentina, Bolivia y Chile tenemos el 60 por ciento del litio que existe en el mundo. Tenemos la posibilidad en la Patagonia de desarrollar mucho hidrógeno verde”. “En la medida en que nosotros desarrollemos más ciencia y más tecnología, e industrialicemos nuestros productos primarios nuestras posibilidades son mucho mayores” y precisó que el país “tiene todo el potencial necesario para desarrollar esas áreas que nos permitan avanzar”. En este sentido, agregó “quisiera también que los alimentos no se vayan en granos. Yo quisiera que la Argentina alimente a seres humanos, que tenga la capacidad de exportar alimentos para hombres y mujeres del mundo, no solo para animales. Los que siguen creyendo que somos el granero o el supermercado del mundo no se enteraron”. Filmus expresó que “es un hecho trascendente, es casi el último paso antes de la presentación del Plan 2030 que va a definir el futuro de la ciencia y la tecnología argentina por los próximos años. La ley de Ciencia, Tecnología e Innovación (Ley 25.467) determina que es necesario hacer un plan nacional de CTI que tiene que presentar el Gobierno nacional y creemos que lo importante es que sea votado por el Congreso y todas las fuerzas políticas. Si hay algo que no se puede resolver en el mediano y corto plazo es el desarrollo científico tecnológico y necesitamos de políticas de estado sin calendarios electorales y sin estar atado al gobierno de turno. Que sean definiciones de un país que mira hacia el futuro. Tenemos que lograr el crecimiento donde varios de los ejes centrales de nuestra política tienen que ver con una Argentina que tenga consensos básicos sobre un conjunto de temas como es el desarrollo educativo, y el científico tecnológico”, indicó. A continuación, detalló “por eso este proceso de reconstrucción -que comenzó con la gestión de Roberto Salvarezza- lo hemos continuado y reabierto para que participen todos los actores sociales y también, y por primera vez, la participación de todas las provincias y regiones. El proceso de elaboración que se tornó en debate tuvo dos grandes centros, el Consejo Federal de Ciencia y Tecnología (COFECyT) y el Consejo Interinstitucional de Ciencia y Tecnología (CICyT)”, y agradeció la presencia de los y las participantes de organismos de CyT. “Fue un proceso de discusión con cada provincia y región ya que distintos temas de investigación pueden tener que ver o no con la provincia o la región”. El Ministro de Ciencia señaló que “este trabajo duró más de un año, y lo fuimos discutiendo en la CGT, CTA, Facultad de Ciencias Sociales – FSOC, entre otros ámbitos. Hemos hecho más de 50 reuniones para discutir el proyecto y ha tenido muchísimas modificaciones ya que hubo aportes sustantivos”. En palabras del titular de la cartera científicas, “el Plan plantea 10 grandes objetivos nacionales con sus misiones y las estrategias para llevarlas a cabo. Estamos orgullosos del trabajo que se ha hecho” y manifestó que espera ante la Comisión “escuchar nuevas opiniones y también, que genere otro debate en el Congreso de la Nación”. A su turno, Hurtado se refirió a las misiones de cada uno de los desafíos nacionales del Plan y a las estrategias de I+D+i. En este sentido, planteó que la incorporación de Agendas Territoriales Integradoras de Ciencia, Tecnología e Innovación (ATI-CTI) representa una oportunidad de fortalecer las capacidades científico-tecnológicas nacionales. Al respecto aseguró que se elaboraron 24 agendas territoriales en función de uno de los ejes del plan, la federalización que permitirá subsanar los desequilibrios estructurales provinciales. Plan CTI 2030 Traza los 10 desafíos nacionales para la próxima década, los cuales son: erradicar la pobreza y reducir la desigualdad y la vulnerabilidad socioambiental; impulsar la bioeconomía y la biotecnología para potenciar las producciones regionales, alcanzar la soberanía alimentaria; contribuir al diseño de políticas para fortalecer la democracia y ampliar los derechos ciudadanos; construir una educación inclusiva y de calidad para el desarrollo nacional; lograr una salud accesible, equitativa y de calidad; desarrollar los sectores espacial, aeronáutico, de las telecomunicaciones y de la industria para la defensa; fortalecer la investigación marítima, la soberanía y el uso sostenible de los bienes del Mar Argentino; promover el desarrollo de la industria informática y de las tecnologías de la información para la innovación productiva y la inclusión digital; potenciar la transición al desarrollo sostenible, y fomentar y consolidar un sendero para la transición energética.

Un laboratorio argentino lanzó un innovador medicamento contra el VIH: video

Un laboratorio argentino lanzó un único medicamento de toma diaria contra el VIH: por qué es importante este avance. Video de RED/ACCIÓN.

En Argentina se estima que 140 mil personas viven con VIH y el 70% está bajo el tratamiento antirretroviral. Ahora un laboratorio argentino logró simplificar aún más dicho tratamiento lanzando un medicamento de un solo comprimido de toma diaria que reúne todos los fármacos antirretrovirales  

Escocia se convierte en el primer país del mundo donde los productos para la menstruación son gratis

Escocia se convirtió el 14 de agosto en el primer país en el mundo en declarar el acceso gratuito a los productos para la menstruación como tampones y toallas sanitarias.

Con la firma de la nueva ley, que se hizo efectiva la semana pasada, el país busca proteger el acceso sin costo a estos productos sanitarios. La nueva legislación, conocida como «Ley de productos para la menstruación» señala que concejos públicos e instituciones educativas deben crear métodos para hacer disponible de forma gratuita estos productos. Desde 2017, en el país se han invertido cerca de US$ 30 millones para proveer tampones y toallas sanitarias en sitios públicos. Georgie Nicholson, quien dirige la organización británica Hey Girls, que busca que se den de forma gratuita estos productos en todo Reino Unido, le dijo a la BBC que la organización había realizado un estudio antes de la pandemia que indicaba que una de cada cuatro mujeres en Escocia se había enfrentado a la pobreza menstrual en algún momento. «Hay una manera muy simple de describir la pobreza de la menstruación: vas al supermercado y tienes que elegir si puedes comprar una bolsa de pasta o una caja de tampones. Es así de básico», dijo. «Escuchamos de muchas madres que se quedan sin su protección para el período para poder alimentar a sus hijos y usan cosas como periódicos metidos en calcetines o pan. Por su parte, en América Latina el paso más lejano que se ha dado en este sentido tuvo lugar en Colombia, donde se les quitó el impuesto al consumo a los tampones y toallas sanitarias.

Defensa aérea argentina: lo que siempre faltó

PARTE DE UNA CURA PARA LAS INTRUSIONES AÉREAS Bastó que el Ministerio de Defensa (MinDef) instalara un radar argentino de vigilancia aérea en Río Grande, Tierra del Fuego, para que nos enteráramos de que hay aviones que nos sobrevuelan sin autorización y con origen aparente en Chile. Una posible cura, parcial pero no la más lenta, la obtuve filtrando el “top ten” de los sistemas antiaéreos de hoy propuesto por un portal educativo y tecnológico de la India, edu dwar. Esta aqui. Pero de esa lista, elijo únicamente proveedores extra-OTAN, para evadir –hasta donde se pueda- el embargo británico y estadounidense sobre nuestras compras militares. Dejo de lado algunos sistemas israelíes muy eficaces, como el Iron Dome y el David’s Sling. Están demasiado de moda, son demasiado caros, están pensados para la defensa de un país minúsculo y probablemente llenos de componentes informáticos cuya venta el State Department puede bloquear con un Wattsapp a Tel Aviv. El State Department nos deja en relativa paz cuando Elbit o Israel Aerospace Industries modernizan activos de poco valor estratégico: los entrenadores avanzados Pampa 3 block 2 o nuestros tanques medianos TAM 2C. No son cosas que alarmen a Whitehall, la cancillería británica. Pero otra cosa es comprar sistemas misilísticos. Pueden terminar para siempre con los misteriosos vuelos desde Chile, pero también liquidar en medio del mar un caza Eurofighter Typhoon de la RAF que despegó desde la base aérea de Mount Pleasant y se metió en nuestro espacio aéreo. Somos el único país de la región con una guerra peleada contra el número 2 de la OTAN, y contra el cual mantiene un reclamo territorial. Por el artículo 5to de esa alianza, tener líos con un país de la OTAN es como tenerlo con los otros 29 miembros. Y amén de que somos un comprador problemático para semejante club, de yapa, no tenemos un mango. Por eso, empiezo con el Barak 8 de Israel, pero el construido en la India. Edu dwar sigue con el Hong-Qi 9 chino, y termina con los obvios S-300 y S-400 rusos, de los que hablaré después. Con el Barak 8 puede haber cláusulas restrictivas entre socios, ya que el sistema es un co-desarrollo entre Israel y la India, pero de parte de Argentina hay buena onda con ambos países. Quizás eso sirva. Los nuevos Barak 8 de la India en desfile, este año Tal vez la generala Laura Richardson, jefa del Comando Sur, tiene otra lista más corta en la que dice que Argentina no debe tener sistemas misilísticos de defensa antiaérea, punto. Bastante le debe incordiar que, INVAP mediante, seamos productores y exportadores de radares. El problema de los vuelos ilegales desde Chile empieza justamente cuando se instala un radar de control aéreo RPA-170 de esa empresa rionegrina en Río Grande. Un radar como el RPA-170 no pone nervioso a un piloto militar. Sobre todo, si su misión es hacernos “pito catalán” volando sin permiso sobre territorio argentino, y mostrarnos que no podemos hacer nada al respecto. Otro gallo cantaría si, tras interrogar cortesmente por la radio al piloto y pedirle que por favor se digne aterrizar en Río Grande o en Ushuaia, a falta de respuesta, al tipo le iluminás el avión con el radar de tiro de alguna de las cuatro baterías misilísticas que mencioné. Se prende la luz y suena la alarma del RWR (Radar Warning Receiver) y la vida del piloto cambia para siempre. Sabe que el diálogo con la torre de control está siendo grabado y será difundido, y que si desobedece o intenta rajarse va misilazo, y si zafa del primero lo agarra el segundo. Y a todo esto, no ha tenido que encender su turbina ni un solo interceptor argentino, para lo cual no habría tiempo aunque hubiera interceptor. Que no lo hay. Es raro que el tema de las conversaciones se limite a si compramos el JF-17 chino-pakistaní y nos arriesgamos a la ira de la generala Richardson, o si la complacemos y compramos F-16 estadounidenses que sólo servirán para desfile. Si logran despegar, claro. Hace ya más de 5 décadas, en los cielos de Vietnam, Laos y Camboya, la Fuerza Aérea y la Marina estadounidenses perdieron 3374 aviones de ala fija, con –cifras norvietnamitas- un 31% de derribos por misiles S-75 (SAMs, en la jerga), un 60% por baterías de cañones y sólo un 9% por los interceptores MiG 15, 17, 19 y 21 de la aviación de Vietnam del Norte. Lo central es que tanto las baterías de misiles y cañones como los interceptores en Vietnam del Norte estaban integrados por radar y radio en un dispositivo único, tan mallado y complejo como el que volvía letales los cielos de Alemania en 1944. Sólo que a esa orquesta hoy se añaden misiles antiaéreos con baja tasa de fallas. El Barak 8 israelí en la India se llama MR-SAM. El puntal local de su desarrollo fue la DRDO, la Defense Research and Development Organization, un equivalente de nuestro CITEDEF. Su fabricación está a cargo de varias empresas de tecnología del Ministerio de Defensa, dirigidas por Bharat Dynamics Ltd. A la India le hemos vendido algunos componentes para combustibles de las centrales nucleares tipo CANDÚ. Si alguien tratara, ese país debería ser socio en la reapertura de nuestra PIAP, la Planta Industrial de Agua Pesada de la CNEA en Neuquén, Arroyito: cuando vuelva a servicio, será la mayor del mundo y la más barata. Y la India va rumbo de tener la mayor flota de plantas nucleares de uranio natural y agua pesada del mundo. Más importante, quizás: Nueva Delhi quiere comprarnos trigo Hb4 resistente a sequía, y seguramente también soja Hb4. La India es una oportunidad de pagar armas con alimentos, hoy que no tenemos dólares. No sería nuestra primera vez. Así se compraron 100 cazas ingleses Gloster Meteor y 400 tanques Sherman M4 y Firefly en la posguerra. Los cereales y la carne hoy vuelven a ser buena moneda: desde 2014 el hambre, en retroceso continuo desde los años ’50, está regresando al mundo. En la India, según la FAO, hay un 14% de población subalimentada, es decir 189 millones de personas. Algo casi inevitable para 1400 millones de habitantes hacinados en 3,3 millones de km2, con grandes áreas del centro del país que el cambio climático va volviendo inhabitables por la sequía y el calor. Un pedido argentino hoy podría complicar a los israelíes: son vulnerables a presiones del State Department, y necesitamos seguir comprándoles otros ítems de defensa. Y carecen de todo problema alimentario: van a querer dólares, no comida. Pero es un crimen no hacerle un cabeceo a la India. El Barak 8 es parecido a muchos otros sistemas móviles: módulos con radares, otros con las plataformas lanzamisiles, y un habitáculo de comunicaciones, comando y control, con personal y computadoras. Su primer despliegue fue naval. Hoy lo tienen todas las armas de la India, obviamente las de Israel, y –cosa que nos interesa- las de Azerbaiyán. Sobre esto, volveré. El próximo Barak será multicapa, con tres distintos vectores que delimitan perímetros defensivos interno (hasta 150 metros), intermedio y externo (hasta 150 kilómetros). Pero el de hoy consta de un único misil de 2 etapas con un alcance efectivo de más o menos 100 km. No es mucho, pero la movilidad de la caravana de camiones la hace un arma de acecho. En vuelo terminal, la 2da etapa del misil rinde un modesto Mach 3. Modesto, más o menos: un único avión a turbina logró esa velocidad, el Blackbird estadounidense, y hace mucho. Pero en revancha, este misil atiende a todo tipo de clientela: desde aviones, helicópteros, drones de diversas finalidades, misiles balísticos, de crucero, antibuque, y obviamente cazas de todo rol. O eso dicen los fabricantes.

S-400 entregado por Rusia a la India. El artículo subraya que en tiempo y forma, de modo que no es lo frecuente.

El Barak no es el sistema más letal del mundo: para eso habría que comprar los S-300 o S-400 rusos. Estos incluyen misiles hipersónicos que llegan a 30 km. de altura y bajan en picada sobre su presa a velocidades de hasta Mach 14, y destruyen blancos a 250 km. (el S-300) y 400 km. (el S-400). Este último es TAN efectivo que países como Turquía y la India lo están comprando, aunque EEUU los mata a sanciones comerciales. Me puedo contentar con el viejo S-300, temible todavía según su desempeño en Ucrania. Me puedo imaginar las caras en Stanley, Londres, Santiago y Washington, y las de alegría en Moscú, si Argentina diera ese paso. El club de usuarios no es grande: Egipto, la India y Venezuela, por ahora. Y es que hace tiempo que el Kremlin nos corteja con alianzas estratégicas integrales: el caza MiG-35 “pelado”, es decir sin armas desprendibles, objetivamente no debería salir menos de U$ 80 millones, en un “benchmarking” contra otros parecidos. Pero vaya a saber por qué, nos lo ofrecen a U$ 30 millones. Sin embargo, a los ivanes hay que pagarles en moneda dura. Y con el rumbo actual del gobierno argentino y un probable triunfo de la oposición en 2023, el S-300 y el MiG-35 se vuelven casi política-ficción. No tengo opinión sobre el Hong-Qi 9 chino, porque no está testeado en guerra. Canjear armas por alimentos con la India puede ser más fácil que con China, porque al menos por ahora, los indios no pasan a servirse la comida gratis: no hay pesqueros ilegales de la India en el Mar Argentino. Hay un cliente del Barak-8 cuyo caso nos interesa: Azerbaiyán. Es un estado que se desgajó como Armenia de la URSS cuando esta colapsó, en 1991, para trascartón ir a la guerra con Armenia por el control de Nagorno Karabaj, zona poblada tanto por armenios como azeríes. Esa primera guerra, Azerbaiyán la perdió. En 2021 Azerbaiyán volvió a luchar por Nagorno Karabaj, y en las 3 primeras semanas de conflicto eliminó todas las fuerzas blindadas armenias, sus camiones logísticos y sus baterías antiaéreas. La aviación armenia Azerbaiyán la eliminó en tierra con lo mismo: drones turcos e israelies, algunos absurdamente simples y baratos, otros comprados –caso real- 24 horas antes del conflicto. Esos últimos hoy se han hecho famosos –y caros- en Ucrania: los Bayraktar. Azerbaiyán los adquirió tan de apuro que se los llevó junto los operadores turcos. No tenía tiempo de formar sus propios recursos humanos. La anécdota explica dos cosas: los azeríes son los primeros en saber que las baterías antiaéreas, aunque móviles, son vulnerables al ataque de drones en cuanto prenden sus radares, porque estos delatan su posición. Y con Armenia jurando venganza, confían en una batería antiaérea como el Barak 8 con pretensiones de universal. Pero aunque todos los fabricantes mienten, algo ha cambiado para siempre en la guerra aérea. En Ucrania, los aviones tripulados –tanto ucranianos como rusos- están siendo expulsados del cielo. Es difícil tenerlos a salvo cuando están en tierra, y cuando vuelan disparan armas desde posiciones “stand-off” sin acercarse al blanco. A veces se pegan al terreno para escapar de las grandes baterías antiaéreas, pero a baja cota los esperan los pequeños MANPADS, misiles antiaéreos disparados desde hombros por la infantería. El concepto de “superioridad aérea”, indiscutible para la OTAN, se está volviendo un mantra sin significado. El Ejército Ruso va ganando el Donbas muy de a poco, a altísimo costo sin superioridad aérea alguna, porque un dron ucraniano suele ser chico, poco detectable, a veces imparable y sobre todo, barato. Pero aunque con aviones tripulados indiscutiblemente vuelan más los rusos, se vuela menos en general en ambos bandos: la vida de los pilotos militares en guerra se ha vuelto compleja y demasiado breve. Y a la hora de sumar pérdidas, el piloto sigue siendo la parte más cara del avión. Por eso el cielo está cada vez más en control de sistemas semiautomatizados de defensa. Es algo que nunca tuvimos, y curiosamente, jamás se habló de ello en el momento en que se notó más. Y ese momento fue la Guerra de Malvinas.

El que se cansa, pierde

Guerra de Malvinas, cuando el Mirage III no pudo hacer de interceptor Seguimos terriblemente tradicionalistas en nuestra política de defensa aérea: ¿cuántos cazas supersónicos se necesitarían para defender un país de 2,78 millones de km2? En un cálculo optimista, no menos de 80. Un JF-17 chino, que según los entendidos no es exactamente la octava maravilla, “pelado” vale U$ 50 millones, y equipado con 2 misiles infrarrojos para combate visual y 2 radáricos para combate a distancia no visual, no menos de U$ 60 millones “tout compris”. La cuenta para tener supremacía aérea sobre nuestro propio país daría U$ 4800 millones sólo en cazas. ¿Cuánta menos plata necesitamos con un sistema mixto, que incluya baterías antiaéreas misilísticas? Así como un caza valdría menos si se construye aquí bajo licencia, aunque sea en parte, ¿cuánto menos valdría un sistema misilístico, habida cuenta de que desde principios de siglo somos productores de radares? Toda la radarística la podríamos hacer aquí. El precio que consiguió la India de Israel por una primera compra grande para desparramar Baraks sobre todo el territorio nacional anduvo en U$ 24 millones por el combo de 8 misiles, sus canastas, los radares, las computadoras y los sistemas de comunicaciones, comando y control. La operación total sumó U$ 1100 millones. Pero así como co-desarrollaron, co-fabrican. La India atiende pedidos insatisfechos de Israel, y viceversa. Para volver a la novedad, hay vuelos provenientes de Chile que violan nuestro espacio aéreo fueguino a placer. No sabemos desde cuándo sucede esto, pero sí que ocurrió sistemáticamente durante la Guerra de Malvinas: los aviones intrusos eran tres bombarderos Canberra de la Royal Air Force enmascarados con escarapelas de la Fuerza Aérea Chilena. Estos aviones operaban desde Punta Arenas y hacían observación de varios objetivos, pero especialmente de la Base Aérea Militar Río Grande, sede transitoria entonces de los 5 cazas Super Étendard armados de misiles antibuque AM39 Exocet. Por lejos, fueron el sistema de armas más temido por la Task Force. Si bien en 1982 esos aviones intrusos pintaban en el radar, no había modo de cazarlos sobre territorio argentino. Y es que entraban volando muy alto. El modelo PRB9 del Canberra, pese a que el avión base es un diseño de la década del ’50, tiene un techo de vuelo todavía hoy impresionante (18.000 metros). Nuestros interceptores de entonces, los Mirage III tenían un techo de vuelo algo inferior (17.000 metros), pero con un par de misiles bajo las alas, se habrían tomado al menos 10 minutos en llegar a esa altura. Y eso si hubieran estado esperando la orden de despegue en pista, con la turbina ya caliente y el piloto en cabina. Pero habría sido carísimo tener un Mirage III en “guardia pasiva en pista”. Sólo poner la turbina en marcha de un Mirage III, sumando todos los costos y amortizaciones del motor y de otros sistemas a bordo y en tierra, ya entonces salía miles de dólares. Por lo demás, como interceptores puros, los Mirage eran todo trepada rápida. Con ala limpia, para un derribo a cañón, podían llegar a su techo en 6 minutos. Pero, hechos para Francia, país que cabe 5 veces dentro de la Argentina, tenían muy poca autonomía y carecían de lanza de reabastecimiento. Como además eran muy pocos (se compraron 19, Francia no hace regalos) había que cuidarlos. No daba el número para tenerlos en patrulla constante. Y como su base durante la guerra fue mayormente Comodoro Rivadavia, habrían tenido que llegar hasta los intrusos sobre Tierra del Fuego desde casi 1000 km. de distancia, en ascenso supersónico y usando postcombustor. Es una receta perfecta para quedarse sin combustible sobre Santa Cruz. Los pilotos de aquellos Canberra sabían no arriesgarse inútilmente. Por otra parte, la Fuerza Aérea Argentina (FAA) había destinado los Mirage III a otras misiones en las que sí servían: dar escolta a los Hércules que iban y volvían de las islas, a los Canberra argentinos que iban a atacar la flota y al ejército británicos, y sobre todo a generar alertas de radar que distrajeran las PAC (Patrullas Aéreas de Combate) de aviones Harrier. Los Harrier daban cobertura aérea a la Task Force, eran su sombrilla. La aparición inquietante en los radares ingleses de los Mirage III, por cualquier radial del Oeste, atraía las PAC en esa dirección y lograba alejarlos de los ataques en serio. Estos eran bombardeos a ras del agua de los cazas de ataque A4 Skyhawk y de los IAI Dagger argentinos, y sistemáticamente, se detectaban un poco tarde. Los radares de alerta temprana de los británicos sacaban la altura, velocidad y rumbo de los Mirage III dentro de un radio de unos 480 km, y por la velocidad podían determinar si eran cazas o aparatos más cuerpudos y lentos, e incluso cuántos eran. Pero no se enteraban de cuáles cazas, ni con qué armamentos e intenciones venían. Por lo tanto, había que salir sí o sí a pararlos. Obviamente en cuanto la radio de la Base Aérea Malvinas le avisaba a nuestros pilotos que los Harrier habían salido a por ellos, los Mirage III se volvían al continente, tratando de no apurarse demasiado pero sabiéndose inalcanzables. Con postcombustor, el avión da Mach 2,2, es decir 2700 km/h. Mientras tanto, ocultos de los lóbulos de radiación de los radares británicos bajo la redondez de la Tierra y generalmente desde otras direcciones, volaban hacia la Task Force los Skyhawk y Dagger, con su “delivery” de bombas. Los Brits los veían en el radar sólo minutos antes de verlos con los ojos. Lo que lograron los Mirage III es incuantificable: fueron “socios dormidos” en cada regreso al continente de un aviador argentino ileso, en cada hundimiento de un barco de Su Majestad, y sobre todo, de los varios accidentes de los Harrier en despegue y aterrizaje desde las cubiertas de los portaviones HMS Hermes y HMS Invincible. Dado que los gringos se vinieron con pocos Harrier, con esto de las falsas alertas los teníamos a ellos haciendo guardia pasiva en los portaaviones. Y así les desgastábamos las turbinas y a fuerza de despegues al cuete, les generábamos una fatiga de órdago a los pilotos. Si tuviéramos todavía los Mirage III en servicio, seguramente estos vuelos desde Chile nos estarían haciendo el mismo trabajito a nosotros, obligándonos a vivir en alerta de intercepción. Obviamente, toda intercepción con aviones es hoy imposible dado que la Argentina desprogramó en 2015 sus últimos interceptores Mirage, ya con 43 años de servicio. Pero mientras no se resuelva qué caza multirrol va a reequipar a la FAA, unos sistemas misilísticos tierra-aire o mar-aire, harían de esta falta una virtud. En realidad, misiles antiaéreos como la gente, de largo alcance, verdaderos SAMs, nos faltaron siempre. Porque seguimos pensando como en la 2da Guerra Mundial. Podemos empezar el rearme de la defensa aérea nacional por otro wing. Sea con cazas o con baterías misilísticas, o mejor aún ambas cosas, no va a ser rápido ni barato. Pero subrayo que en Malvinas nos sobraban aviones. Nos faltaron baterías misilísticas, y de eso, ni palabra. Y la situación continúa, y es como si el tema no existiera.

Daniel E. Arias

Protestas en la meseta de Chubut: una empresa minera se retira y se pierden puestos de trabajo

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La discusión entre quienes defienden la explotación minera como un camino necesario para el desarrollo nacional y quienes la atacan en nombre de la protección del ambiente es pública y ruidosa. Pero es menos frecuente escuchar la voz de quienes viven en esos lugares. A veces, cuando su modo de vida, modestas explotaciones rurales, es afectado, se los exhibe como «víctimas de la megaminería», y después se los olvida. Pero si reclaman por el trabajo que les da la explotación minera… como son pocos y están lejos de las capitales provinciales, se los ignora. A fines del año pasado, publicamos en AgendAR el reclamo de una representante de la Meseta Central de Chubut. Hoy, son manifestaciones y protestas las que alzan la voz: «Pan American Silver, propietaria del proyecto de plata “Navidad” ubicado entre Gan Gan y Gastre, decidió desactivar la poca actividad que venía realizando, ante la imposibilidad de desarrollar la explotación minera. Pedro Santiago Huisca, presidente de la comuna rural Gan Gan, lo explicó “Acá son 6 o 7 que se quedan sin trabajo, la empresa los indemnizó como corresponde y son fuentes que se pierden en tareas sobre todo de maestranza”, en referencia a quienes realizaban tareas en el depósito ubicado a las afueras de esa localidad. Cabe señalar que la comunidad más perjudicada es Gastre, en menor medida Lagunita Salada, donde la empresa contaba con puestos laborales que se irán perdiendo en la medida que todo se desactiva. Las redes sociales fueron reflejo de esta situación, para el caso Magda Luz Riera de Gan Gan, profesional de la salud que además es integrante de la Cámara de comercio de la Meseta Central escribió. CHUBUT DESPIERTA!!! #sialamineria #sialazonificacion Es insólito que la Meseta Central, que posee todo el potencial de desarrollo de una matriz productiva de la mano de la MINERIA, que la saque de la pobreza, el abandono y el olvido que sufre desde siempre, hoy se encuentre condenada a seguir en peor situación, a causa de la derogación de la Ley de zonificación, impuesta por la violencia de aquellos que se hacen llamar ambientalistas. Hoy sería muy hipócrita que se lamenten que los pocos ciudadanos de la Meseta que aún eran empleados por PAN AMERICAN SILVER, se queden sin su fuente de trabajo, cuando desde la Meseta pedimos a gritos ser escuchados y se permitió que las ciudades decidan por nosotros y que continuemos viviendo en la pobreza, el desempleo, y el abandono. Hoy los responsables de esta situación deberían pedirle disculpas por su egoísmo, y ofrecer a estas familias ahora desempleadas una solución a la falta de trabajo, salud, educación, desarrollo, servicios, etc. Hoy es tarde, para querer ser solidarios!»

Camuzzi lanza un videojuego educativo para manejar el gas con cuidado. ¿Servirá para ahorrar?

Orientado a chicos en edad escolar, el juego invita a aprender sobre la prevención de accidentes por inhalación de monóxido de carbono de una manera fácil y divertida.

Camuzzi Gas, la empresa distribuidora de gas, anuncia el lanzamiento deMethanum, un videojuego educativo desarrollado para promover el correcto uso de los artefactos a gas natural, prevenir accidentes por inhalación de monóxido de carbono y sensibilizar acerca de la importancia del uso responsable de los recursos naturales.  Methanum se encuentra disponible para jugar online en la página web de la compañía www.camuzzigas.com.ar o también para ser descargado en dispositivos móviles tanto bajo sistema operativo ANDROID como IOs. El juego se centra en una ciudad denominada precisamente Methanum, en donde el jugador deberá interactuar con los distintos personajes que viven allí para ir resolviendo una serie de desafíos que plantea el juego. A medida que se van completando, el jugador obtiene “llamas” que le permitirán acceder al juego final: una maratón en la que se deberá aplicar todo lo aprendido para ganar la medalla Camuzzi La importancia del uso de rejillas de ventilación, la correcta instalación de artefactos, el adecuado color de una llama de gas, son algunos de los mensajes preventivos que aborda el juego.  El videojuego fue desarrollado por alumnos egresados de Potrero Digital, una red de centros de aprendizaje de oficios digitales que tiene por objetivo la integración social de personas mayores de 16 años con escasas oportunidades, para que puedan incorporarse al mercado laboral digital, y en conjunto con Compromiso Digital, programa de Fundación Compromiso que busca acompañar y abrir las puertas del mundo laboral a las personas que se formaron en Potrero Digital.  Este innovador lanzamiento es parte del programa A prender el Gas que lleva adelante la distribuidora. Se trata de una iniciativa que nació hace ya 12 años con el objetivo de concientizar a los más jóvenes sobre la peligrosidad del monóxido de carbono para que éstos se conviertan en agentes multiplicadores en su vida diaria. El corazón de A prender el gas son las capacitaciones en las propias escuelas, en donde personal voluntario de la compañía comparte con los jóvenes y a través de actividades lúdicas y prácticas, cuestiones inherentes a la prevención de este peligroso gas. Durante 2021 se han capacitado a más de 16.000 chicos de las 7 provincias en donde opera la compañía. El monóxido de carbono es un gas tóxico que no tiene olor, color, sabor y no es irritante, lo que hace que sea muy difícil detectarlo por nuestros sentidos. Si lo respiramos, ingresa en la sangre y anula su capacidad de transportar oxígeno a los órganos del cuerpo. Inhalado en grandes cantidades puede provocar daños cerebrales irreversibles, incluso la muerte.