La CONAE y el INA monitorean los recursos hídricos argentinos

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La Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) impulsa junto al Instituto Nacional del Agua (INA) diferentes proyectos que apuntan a mejorar la gestión de los recursos hídricos del país con el apoyo de información satelital.

Estas iniciativas se encaminan al monitoreo y la prevención de inundaciones, la agricultura bajo riego en zonas áridas, la calidad de cuerpos de agua destinados a la potabilización y el seguimiento de otros fenómenos, como la bajante del río Paraná. “Los sensores remotos en general y, en particular, la estimación de la humedad de suelo que proveen los satélites SAOCOM, con su radar en banda L, permiten generar información y productos de interés para diversas áreas relacionadas con los recursos hídricos”, señaló Marcelo Uriburu Quirno, profesional de la Gerencia de Observación de la Tierra de la CONAE. El profesional destacó que la agencia espacial nacional desarrolla aplicaciones en conjunto con el INA para brindar apoyo al Sistema de Alerta Hidrológico de la Cuenca del Plata. “El potencial de la observación de la tierra mediante satélites a la gestión del recurso hídrico y a la hidrología operativa es enorme, por lo que la identificación de nuevas oportunidades así como la profundización de las existentes es una necesidad permanente que involucra a ambas instituciones”.

La guerra en Ucrania y la guerra económica: las sanciones a Rusia y su impacto global

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Esteban Mercatante es un joven economista que escribe asiduamente para La Izquierda Diario. Sus informados artículos son valiosos también para quienes no comparten su ideología. Componen una buena descripción de «el nuevo desorden global».

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«Ante la invasión de Rusia a Ucrania, EE. UU. y sus aliados europeos recurrieron a la implementación de sanciones contra el régimen de Putin en una escala nunca vista, dañando severamente su economía. Pero lo hicieron al precio de trastornar los mercados internacionales de energía y otros commodities. El uso en gran escala el “arma económica” conlleva además fuertes riesgos, en un contexto de crecientes tendencias a la fragmentación de la economía mundial que viene desde antes, de acelerar estos procesos.

Como respuesta a la guerra en Ucrania, EE. UU., Gran Bretaña y la UE, secundados por algunas decenas de países, aplicaron sanciones económicas para aislar a Rusia y congelar su economía. El “arma económica” es parte del bagaje de los Estados más poderosos desde hace más de 100 años, pero nunca, al menos desde el final de la II Guerra Mundial, el conjunto de sanciones aplicadas a un país había llegado al nivel de las que recibió Rusia. La separación de sus principales instituciones financieras del sistema de pagos internacional Swift, la incautación de la mitad de sus reservas, que estaban al alcance de EE. UU. por estar colocadas en activos en dólares, el bloqueo a las exportaciones de Rusia –decisión esta aplicada de manera selectiva por los países más dependientes del combustible y la energía rusa pero llevada a cabo con bastante firmeza de todos modos– y la presión para la liquidación por parte de las multinacionales de sus activos en suelo ruso y la cancelación de cualquier asociación con firmas en ese país, marcan un salto respecto de lo que venía siendo la práctica de las sanciones que EE.UU. y algunos de sus aliados más cercanos vienen llevando a cabo contra otros países de envergadura menor, o contra la propia Rusia desde 2014. Si bien algunas medidas como la exclusión del sistema Swift ya se habían aplicado contra Irán, la mayor envergadura de la economía de Rusia (novena en tamaño del planeta) y el peso de sus lazos comerciales con Europa en materia energética, marca una escala novedosa. Como ya indicamos previamente, el mayor alcance de las sanciones tomó de sorpresa al régimen de Putin, que esperaba un nivel de respuesta comparable al de 2014, y fue tomado por sorpresa por decisiones como el congelamiento de las reservas de su Banco Central, una “miltarización de las finanzas”, como la definió el Financial Times, que sienta un peligroso precedente para el sistema financiero internacional que orbita alrededor del dólar. El rublo, que estuvo en caída libre al comienzo de la guerra, recuperó su valor en relación a las divisas internacionales, pero al precio de estrictos controles de capitales y un aumento radical de las tasas de interés. Esto, sumado al impacto de las restricciones comerciales impuestas por otros países, preanuncia una caída de la economía de Rusia de dos dígitos para este año (y probablemente superior al 20 %). Sin embargo, como deja en evidencia la continuidad de las operaciones del ejército ruso en suelo ucraniano, semejante ataque a la economía, que impacta sobre todo en las condiciones de vida de los trabajadores y los sectores populares más allá de los lujos y activos financieros que los oligarcas cercanos al régimen vieron esfumarse de la noche a la mañana, tiene un efecto inmediato limitado sobre el desarrollo de la guerra. Puede convertirse en una amenaza para la estabilidad en Rusia por acicatear los amplios descontentos que preexisten, pero no tuerce las decisiones del ejército. Puede sí, erosionar las capacidades militares de Rusia en la medida en la falta de acceso a insumos estratégicos provenientes del extranjero limite la capacidad de abastecimiento de su industria militar; pero eso no es algo que actúe en el corto plazo de algunas semanas (o incluso meses) sino que puede volverse relevante en un conflicto ya más prolongado. Se plantea entonces el interrogante de cuánto pueden sostenerse en el tiempo las sanciones sin dañar severamente la economía mundial y multiplicar los desbordes en todo el mundo.

Daños colaterales

Rusia no solo es un gran exportador de gas y petróleo, sobre todo con destino a Europa. Es también, junto con Ucrania, gran proveedor de trigo y otros cereales. La guerra de por sí hizo subir el precio de los granos y aceites de los cuales Ucrania es el principal exportador mundial, y no se sabe si habrá producción este año ni si podrá llevarse a los puertos donde se despacha al resto del mundo. Las sanciones multiplicaron el trastorno en estos mercados de granos al atacar al otro gran proveedor de trigo, cebada y otros granos. De manera poco sorpresiva, las sanciones multiplicaron el efecto alcista en el precio de estos granos que había generado la propia guerra, pero además le incorporaron el trastorno en el precio del gas y el petróleo, multiplicando los desbordes económicos. El efecto combinado de las sanciones y los trastornos de la guerra –es difícil de aislar cuánto explica solamente la guerra y cuánto las sanciones, pero ambas se retroalimentan– , se puede observar en la aceleración del aumento de precios registrado desde el comienzo de las hostilidades. En marzo EE. UU. tuvo un incremento de precios al consumidor interanual de 8,5 %, algo que no se observaba hace cuarenta años, antes de que las drásticas medidas tomadas por Paul Volcker redundaran en un shock que terminó con el alza inflacionaria que había dominado toda la década de 1970 en ese país. Es de destacar que la inflación “básica”, equivalente a lo que en la Argentina el INDEC define como inflación “núcleo”, que excluye el impacto de alimentos y combustibles, fue de 0,3 % interanual. Es decir, que el alza de precios del último mes en EE. UU. (así como en casi todo el mundo) tuvo un peso abrumador de aquellos rubros impactados por la guerra (el precio del combustible aumentó 18,3 % en marzo respecto de febrero, y nada menos que 48 % interanual; los alimentos tuvieron aumentos generales de precios de 10 % en un año). En la Unión Europea la situación es similar; tuvo un incremento interanual de 7,8 %, frente al 6,2% de febrero y muy por encima del 1,7% de marzo del año pasado. La magnitud de los daños colaterales que puedan crear las sanciones dependerá de cuánto se sostengan en el tiempo y de si continúan escalando o no. Así como después de la ocupación de Crimea las medidas aplicadas entonces no se revirtieron, es posible que el cese de las hostilidades no se traduzca en un levantamiento de todas las sanciones. Sin embargo, resulta difícil que se sostenga en el tiempo un bloque homogéneo en favor de sostener las sanciones, por el efecto que tienen estas sobre el nivel de vida y por tanto sobre los salarios, y otros costos, especialmente para la UE que depende de manera crítica de las ventas de energía de Rusia. Pero aún con un rápido levantamiento de las medidas implementadas, que hoy no se prevé, los daños colaterales seguirán sintiéndose. Donde es más claro que los trastornos van a durar, es en los mercados de granos. Veamos el caso del trigo, que resulta crítico para la alimentación en todo el mundo. Ya hace varios años, por una combinación entre trastornos climáticos y cambios en la demanda mundial, las reservas de trigo se encuentran en niveles históricamente bajos. La producción mundial no viene siendo suficiente para reponerlas, lo que viene determinando una tendencia alcista de los precios. La virtual destrucción de la producción de Ucrania, o la imposibilidad de exportarla por el bloqueo de la salida exportadora que impone la invasión de Rusia, y la exclusión de Rusia de los mercados internacionales, preanuncia una caída dramática de las reservas y dificultades para hacer frente a la demanda de este año. Todo esto no solo va a afectar los precios de 2022, sino que seguirá pesando durante todo el período que pueda llevar la recomposición de las reservas. La aceleración de la inflación, que había desaparecido como problema en la mayoría de los países desde comienzos de la década de 1980 hasta 2021, cuando la disrupción de las cadenas de producción globales y los efectos de las políticas expansivas tomadas para hacer frente a la pandemia, habría ocurrido aún sin las sanciones, como resultado del impacto de la guerra. Pero estas amplificaron sus efectos. También muestran un límite en la capacidad que tienen las potencias occidentales para seguir escalando en el castigo a Rusia. La total exclusión de este país de los mercados energéticos haría colapsar la industria de Alemania y otros países de la UE, además de disparar todavía más los costos de la energía (lo que se hará sentir severamente en el próximo invierno del Norte en todos los hogares). Si bien para algunos analistas el avance inflacionario estaría alcanzando un pico si nos guiamos por el nivel relativamente bajo de la inflación básica, y podría empezar a retroceder, la continuidad de las disrupciones en los mercados de energía y alimentos promete seguir generando trastornos, y el envión que generan aumentos como el del combustible sobre el conjunto de la logística seguirá repercutiendo en nuevos incrementos de precios. Para los Bancos Centrales, que empezando por la Reserva Federal de EE. UU. sostuvieron durante buena parte de 2021 que el aumento de los precios era transitorio como resultado de la pandemia y de problemas puntuales de la oferta, el escenario es cada vez más complicado. Mientras aumentan las presiones para subir decididamente las tasas de interés arriba de 3 % (para dejar los bonos del Tesoro en niveles cercanos al 7 % que no se observan desde antes de la crisis de las hipotecas), también están quienes advierten que eso no necesariamente atacará las causas de la inflación, y en cambio es casi seguro que empujará una recesión en EE. UU. en el próximo año. En lo inmediato, la guerra y las sanciones ya condujeron a la baja los pronósticos de crecimiento de la economía mundial durante este año respecto de los realizados hace unos meses, como dio a conocer el FMI en los últimos días. Otro daño colateral de las sanciones es la agenda contra el cambio climático (ya de por sí limitada y sometida a los imperativos capitalistas). La escasez y encarecimiento de la energía tuvo como resultado la búsqueda de todas las fuentes disponibles para hacer frente a la escasez, incluyendo el aumento en la utilización de carbón, cuya disminución es crítica para mitigar las emisión de dióxido de carbono, y, lejos de reducirse, está alcanzando máximos históricos como fuente para generar energía eléctrica. La industria de los hidrocarburos fue insuflada de nueva vida gracias a la guerra, que puso en pausa todos los planteos sobre la urgencia de la transición energética basada en incremento de fuentes renovables y de menor impacto ambiental. Incluso volvió al ruedo, aunque todavía con pocas chances de concretarse, el debate sobre la necesidad de favorecer la energía nuclear, tanto en Alemania (donde tiene pocas chances de concretarse ya que Rusia es el principal proveedor de Uranio), como en Japón.

Otro jalón hacia la fragmentación global

Además de los efectos económicos inmediatos que las sanciones puedan tener sobre los propios países que las imponen y no solo sobre los que las padecen, y que se harán sentir más profundamente en tanto se prolongue la guerra y el castigo impuesto por los países occidentales a Rusia, se plantea la pregunta sobre el efecto que puedan tener estas decisiones en las relaciones económicas internacionales. Una característica fundamental del capitalismo durante las últimas cuatro décadas fue la internacionalización productiva, que se articuló a través de las cadenas globales de valor. Estas se conformaron como resultado del aprovechamiento de la creciente apertura económica que hicieron las grandes multinacionales. Llevando los procesos productivos intensivos en trabajo o altamente contaminantes a regiones del planeta caracterizadas por bajos salarios o laxitud regulatoria en materia ambiental, y aprovechando también la competencia entre los países por reducir impuestos y otras exigencias para atraer inversiones, las firmas crearon redes productivas muy complejas, incluso tercerizando numerosos procesos en otras firmas, dando lugar a novedosos eslabonamientos entre firmas. A mayor internacionalización, mayor competencia forzada entre asalariados de distintos países, lo que dio lugar al llamado “arbitraje global” de la fuerza de trabajo aplicado por los capitalistas, que les permitió imponer durante las últimas décadas condiciones cada vez más flexibles y salarios peores, en los países dependientes pero también en los centrales. Desde la crisis de 2008 y sus consecuencias, que fueron entre otras un debilitamiento relativo del comercio internacional, todo este andamiaje empezó a estar puesto en cuestión y fue impugnado socialmente por izquierda y por derecha. El Brexit y la presidencia de Trump, con su “Make America Great Again” y su rechazo a los acuerdos comerciales, fueron exponentes de estas corrientes profundas de malestar. Con la pandemia y los cuellos de botella que se produjeron cuando la economía empezó a recuperarse en 2021 después del colapso del año previo, se puso en evidencia numerosos riesgos potenciales de este andamiaje de la internacionalización productiva, muy provechoso para las grandes empresas pero sometido a numerosos cuellos de botella potenciales. Por eso, esta crisis aumentó la preocupación de las empresas por el fortalecimiento de la “resiliencia” de las cadenas de valor –es decir, que estén menos expuestas a los trastornos que surjan del embotellamiento del circuito logístico–. Pero se trata de una preocupación de difícil resolución, porque obligaría a un replanteo de estas estructuras fundamentales del capitalismo contemporáneo, que las firmas multinacionales son renuentes a abandonar debido a las formidable mejora en la competitividad y rentabilidad que les generó este esquema. Es en este contexto, de relativa desglobalización o decadencia de la globalización que viene teniendo lugar desde hace un tiempo –sin que surja tampoco nada con lo que el sistema mundial capitalista pueda reemplazar a esta provechosa gran empresa–, que debemos analizar las consecuencias de las sanciones económicas. Los efectos disruptivos de las sanciones en la integración económica mundial pueden venir por el lado de decisiones de los Estados –y en particular de los Bancos Centrales– y de las empresas que terminen dando lugar a dos o más espacios económicos diferenciados, con mucha menos interrelación entre sí de la que caracteriza a la economía hoy. En concreto, un eventual abandono del uso del dólar y los activos basados en esta moneda por parte de las potencias “revisionistas” que puedan sentirse amenazadas, y una reorganización de las cadenas de producción globales como resultado del abandono de las multinacionales de países que puedan eventualmente sufrir sanciones, y de la búsqueda de estos últimos de ganar grados de “autarquía” en insumos estratégicos. En un reciente artículo del Financial Times, Robin Wigglesworth, Polina Ivanova y Colby Smith se preguntan si como resultado de las mismas habría una reacción contra el dólar. El poder de las sanciones a Rusia se basa en el dominio del dólar estadounidense, que es la moneda más utilizada en el comercio, las transacciones financieras y las reservas del banco central. Sin embargo, al utilizar explícitamente el dólar como arma de esta manera, EE. UU. y sus aliados corren el riesgo de provocar una reacción que podría socavar la moneda estadounidense y dividir el sistema financiero mundial en bloques rivales que podrían dejar a todos en una situación peor.
La discusión sobre el futuro del dólar no es nueva, ha surgido ante todas las crisis que atravesó EE. UU. al menos desde el desinfle de la burbuja de las “punto com” y los escándalos de Enron y WorldCom en el año 2000.
Cada anuncio de países como China, Rusia, Irán o India de acuerdos para comerciar entre sí usando sus respectivas monedas sin pasar por el dólar, fue seguido de análisis sobre el futuro sombrío que le esperaba al dólar como pilar del sistema monetario mundial. Mientras tanto, como observa un reciente documento de trabajo del FMI elaborado por Serkan Arslanalp, Barry J. Eichengreen y Chima Simpson-Bell, se observan algunos indicadores que marcan un retroceso del dólar, en este caso como moneda de reserva: pasó de ser el 71 % de las reservas de los bancos centrales en 1999, a 59 % en 2021. Como se observa, hay un retroceso marcado pero mantiene una posición abrumadoramente mayoritaria. ¿Podría el salto cualitativo de las sanciones aplicadas a Rusia ser un disparador de una mayor fragmentación de la economía mundial de la que existe hoy? El poder de las sanciones se basa en la profundidad de las interconexiones que caracterizan a la economía moderna, y en el protagonismo indiscutido del dólar y de las instituciones financieras de los países «occidentales», pero, como advierte Nicholas Mulder en el prólogo de El arma económica. El crecimiento de las sanciones como herramienta de la guerra moderna, el propio uso de este poder, en un contexto que como vimos ya viene signado por tendencias contrarias a la internacionalización, puede conspirar contra las propias condiciones que hacen poderosas a las sanciones. Refiriéndose al período que siguió a la I Guerra Mundial, observa que las sanciones “explotaron las redes económicas de la globalización de entreguerras, pero finalmente socavaron sus bases políticas” [1]. Y previene: «Hoy, mientras la economía mundial se tambalea por las crisis financieras, nacionalismo, guerras comerciales y una pandemia global, las sanciones se están agravando tensiones existentes dentro de la globalización. Que las sanciones estén destinadas a promover la estabilidad internacional, desafortunadamente, no es una defensa contra este riesgo: las consecuencias negativas no deseadas pueden ser tan destructivas como los daños premeditados». Quienes hoy llevan la batuta en los Estados Unidos y la Unión Europea y están castigando a Rusia, son en todos los casos afines a los intereses de los sectores globalistas, y pretenden a toda costa salvar el statu quo. Sin embargo, al contrario de sus aspiraciones, sus acciones empujan hacia un mundo cada vez más fragmentado en bloques enfrentados. Este es un cóctel cada vez más explosivo que invita a la profundización de los choques entre potencias y debilita cualquier elemento moderador que pueda surgir de la interdependencia económica.» [1] The Economic Weapon. The Rise of Sanctions as a Tool of Modern War, New Haven y London, Yale University Press, 2022, p. 13

Esteban Mercatante

La fusión nuclear: Los mitos y la realidad (Esta última, a muy largo plazo)

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Es raro, pero en un país tan susceptible a las modas como el nuestro, no existe un «culto» de la fusión nuclear. Como sí surgió hace algunas décadas en EE.UU., y ahora en la Unión Europea. Pero si contamos con investigadores que trabajan en el tema. Por eso acercamos esta opinión de Alejandro Nieto González, un español ingeniero de Telecomunicación y especialista en temáticas de economía y tecnología. Escribe desde hace más 15 años notas de divulgación, y ésta nos parece adecuada para volcar información, y, posiblemente, abrir un debate.

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«Es recurrente. Cada vez que se habla de energía durante un tiempo suficientemente largo acaba llegándose al tema de la fusión nuclear. Esa utopía de energía limpia, ilimitada y barata, que hará que todos los problemas energéticos del mundo se solucionen. Si como yo piensas que los unicornios no existen, sigue leyendo. Estamos ante un debate estéril. Un debate que lleva teniéndose treinta años, desde que a finales de los 80 un par de charlatanes pseudocientíficos anunciaran que habían logrado la fusión fría. Es cierto, después de un tiempo nadie les creyó, pero ese evento metió el debate de la energía a la fusión como una posible solución a nuestros problemas.

El estado de la fusión a día de hoy

Lo cierto es que aún estamos muy lejos de obtener energía con la fusión nuclear, por mucho que haya noticias que parecen indicar que lo tenemos a la vuelta de la esquina. Pero antes de nada, veamos en qué consiste la fusión. Básicamente la fusión nuclear es una reacción en la que dos elementos químicos se unen para formar uno más pesado, liberando ingentes cantidades de calor en el proceso. Normalmente se unen dos átomos de hidrógeno para formar uno de helio. El hidrógeno es el elemento más común del universo y el helio resultante, aparte de ser útil para procesos industriales, no es radiactivo. Todo suena maravilloso, ¿verdad? La única «pega» es para lograr fusión hace falta mucho calor y presión. Y por tanto aportar energía. Y confinar el hidrógeno y que no se escape. Y que el reactor donde se produce la fusión aguante el calor. Y luego extraer la energía resultante. Todo esto son retos técnicos muy grandes. En la actualidad hay varios experimentos importantes, el más avanzado el ITER, un proyecto internacional muy complejo. El objetivo de ITER es lograr generar más energía de la que se introduce para iniciar la fusión. Pero todavía no se ha llegado a este punto. Y aunque se lograra, en ITER no se ha diseñado cómo extraer este excedente de energía. De hecho no está nada claro que ITER, al introducir sistemas para extraer la energía extra, sea rentable energéticamente. Es decir, puede que a finales de esta década ITER genere más energía de la que se introduce (está por ver) pero no que sea posible convertir este extra de energía en electricidad de una forma que realmente ITER genere energía neta.

La inversión en lograr fusión

Por tanto, como vemos, todavía quedan retos técnicos para la fusión nuclear. Y ya se habla del siguiente proyecto (DEMO), este sí con intención de generar electricidad. Pero hablemos de los costos. ITER es un proyecto muy caro. Estimaciones oficiales indican que todo el proyecto costará alrededor de 20.000 millones de euros, aunque hay otras estimaciones (en disputa) que indican que se irá más bien a los 40-60.000 millones. Lo cierto es que toda esta inversión es simplemente en investigación, pero indica lo lejos que estamos de lograr la fusión. Para hacernos una idea, el colisionador de hadrones del CERN (LHC), que también es un gran proyecto internacional, costó 7.500 millones de euros. Después de ITER llegará DEMO, que seguramente logre generar electricidad, pero seguirá siendo una demostración. Y ya estamos hablando como mínimo dentro de una década, si no dos. Vamos, que antes de 2050 es altamente improbable que haya ninguna central de fusión funcionando. Eso con suerte, ya que desde los años 70 se lleva diciendo que para la fusión nuclear faltan 20-30 años. Pero ahora parece que por lo menos hay avances técnicos significativos. Y ojo, no estoy en contra de esta investigación. La investigación en ciencia básica y aplicada aporta mucho a la humanidad y de ITER y DEMO vendrá mucho conocimiento científico que se podrá aplicar a otras áreas, no solo a la energía.

Los problemas prácticos de la fusión

Sin embargo, no todo es un problema de horizonte temporal. Es cierto que tenemos problemas energéticos a día de hoy y que tienen que estar resueltos esta década y no se pueden esperar 20 años a un promesa que quizá sean en realidad 30 o 40 años. Pero aparte, existen otros retos. La gente que dice que la fusión nuclear es una energía limpia, barata e ilimitada no está diciendo la verdad. Por un lado, aunque es cierto que es mucho más limpia que la fisión nuclear, ya que los residuos no son radiactivos, también es verdad que no es completamente inocuo: en generar fusión nuclear existen riesgos y radiación (aunque no sea a largo plazo). Por otro lado no es ilimitada. El hidrógeno que se necesita para realizar fusión no es «estándar», sino que se necesita deuterio y tritio, y obtenerlo también puede llegar a tener su dificultad (y costo). Por tanto existen retos técnicos incluso si la fusión es viable a nivel comercial. No estamos hablando de una energía fácil de obtener, sino algo que requería una ingeniería muy compleja, mucho más de lo que estamos acostumbrados en las centrales eléctricas actuales. Y todo esto, claro está, tiene un impacto en los costos. El costo de crear una central de fusión, si es viable técnicamente, sería muy elevado. Y este costo de amortización de la construcción y mantenimiento de la misma es el que fijaría el precio de la energía generada. Seguramente sería muy elevado comparado con el coste de energías renovables y almacenamiento que vamos a ver en las próximas décadas. Hay gente que piensa que en una central eléctrica si el costo del combustible es cero o muy bajo, la energía será barata. Pero no es así. En las centrales de energía solar, eólica, nucleares o hidroeléctricas el costo del combustible es cero o despreciable y sin embargo generar la energía tiene un precio: la inversión inicial (amortizada durante los años de vida útil) y el mantenimiento de la misma es el que da el costo de la energía producida. Por tanto, debemos dejar de hablar de la fusión como la solución a nuestros problemas energéticos. Primero, porque estamos muy lejos de que sea una realidad. Segundo, porque aunque lo sea, sus costos seguramente sean altos. Quizá dentro de veinte, treinta o cuarenta años la tengamos, pero será un elemento más del mix energético, interesante porque quizá nos pueda dar una buena fiabilidad y disponibilidad al igual que las nucleares actuales, de forma más limpia y con mejor prensa. Pero desde luego no es algo de lo que debamos debatir ahora mismo.»

Macron, reelecto, dice: «La ira de quienes votaron por Le Pen debe ser abordada»

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Apenas se conocieron los resultados de las presidenciales, donde Emmanuel Macron fue reelegido, Francia ya mira a la nueva cita con las urnas: las legislativas del 12 y 19 de junio. Durante el próximo quinquenio, el presidente deberá gestionar una política de equilibrios para salir ileso entre la derecha nacionalista de Le Pen, reforzada por el mejor resultado de su historia, y una izquierda sólida de la mano de Jean-Luc Mélenchon. «Una nueva era». Estas fueron las palabras del recién reelecto Emmanuel Macron tras ganar la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de este domingo, 24 de abril. Macron entró en grupo de los presidentes franceses reelegidos junto a Jaques Chirac y François Mitterrand y… Charles De Gaulle. El presidente, líder de su partido personal La República En Marcha, obtuvo el 57,4% del favor de los franceses, pero reconoció que un porcentaje de los apoyos que cosechó no fueron a su favor, sino para frenar el ascenso de su rival, Marine Le Pen, quien, no obstante, se hizo con el mejor resultado de la historia del ex Frente Nacional, hoy Agrupación Nacional, el partido ultranacionalista fundado, entre otros, por su padre Jean-Marie en los años setenta. “La ira de quienes votaron por Le Pen debe ser abordada”, comentó Macron a los pies de la Torre Eiffel, en el acto multitudinario tras la publicación de las primeras estimaciones donde se congregaron sus fieles en la capital francesa. «Soy consciente de que este voto me obliga», añadió Macron, conteniendo el triunfalismo y consciente de que en poco menos de dos meses los franceses volverán a las urnas para votar en unas elecciones legislativas donde el presidente aspira a reeditar también su mayoría en el Legislativo. El presidente negó que el nuevo quinquenio vaya a ser una continuidad del mandato que deja e hizo un llamado a la unidad y a «la invención colectiva para nuevos retos”, donde se podrá “al servicio de la humanidad y la juventud”. Y es que la noche electoral en Francia, además de dejar un gran alivio en el seno del vigente pero endeble «frente republicano» contra la extremista Le Pen y en la Unión Europea, cuyos socios celebraron con entusiasmo la victoria del liberal, también supuso el pistoletazo de salida para los comicios legislativos del 12 y 19 de junio, los cuales cuentan con ingredientes excepcionales. El país galo volverá a las urnas en junio para definir la composición de su Cámaras con «unos elementos inéditos: una extrema derecha muy fuerte, una abstención histórica y también con el primer presidente reelecto desde que Francia asumió el quinquenio como periodo legislativo». La candidata de Agrupación Nacional, que salió enseguida a ofrecer una comparecencia pública tras conocer las primeras proyecciones de los resultados, reconoció su derrota en las presidenciales pero, a su vez, y haciendo valer su 42,6% de los apoyos (al casi 97% del escrutinio), comentó ante los medios de comunicación que ve en el resultado «una forma de esperanza». «Este resultado representa para nuestros dirigentes y para los dirigentes europeos un desafío que no pueden ignorar, así como la aspiración de un gran cambio», añadió Le Pen, que ya se postuló como la candidata ultranacionalista a batir de cara a las legislativas. En la misma línea, se postuló el candidato de la Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, quien tras quedarse a las puertas del balotaje el pasado 10 de abril, en la noche de este domingo valoró como una «muy buena noticia» la derrota de Le Pen y, en paralelo, anunció que Macron y sus políticas neoliberales son el rival a batir el próximo 12 y 19 de junio. «La tercera vuelta comienza esta noche. Todavía hay una manera de derrotar a Macron», afirmó Mélenchon en rueda de prensa. El fortalecimiento del candidato de la Francia Insumisa y la consolidación de Marine Le Pen como estandarte de una derecha extrema ponen en aprietos el futuro del proyecto de Macron, que abordará su quinquenio «Hacer de Francia una gran nación ecologista, ese es nuestro proyecto». Con este escueto tuit, publicado por el presidente tras conocer los resultados electorales esta noche de domingo, Macron perfila, probablemente, la estrategia que seguirá en las próximas semanas, intentando atraer al votante ecologista para su proyecto de país. La idea de la «gran nación ecologista» ya la pronunció el fin de semana pasado durante un mitin de campaña en Marsella donde, en el ánimo por acercarse a los más de 10 millones de votantes que en la primera vuelta se decantaron por propuestas más progresistas, Macron propuso que Francia deje de utilizar el gas, el petróleo y el carbón como fuentes de energía. «Entre carbón y gas por un lado y nuclear por otro, elijo nuclear», comentó el presidente, quien planea la construcción de seis nuevos reactores nucleares y el estudio de otros ocho durante los próximos años, así como el impulso de la energía solar y la construcción de 50 parques eólicos en el mar para 2050. La polarización en Francia se evidenció tras estas elecciones, con una fortaleza a izquierda y derecha de unos proyectos que continúan rechazando las políticas macronistas. Francia registró en esta segunda vuelta la abstención más elevada (27,62%) desde las presidenciales desde 1969. Sin embargo, Macron es el primer presidente reelegido tras más de 20 años.

La Unión Europea impone nuevas normas a los gigantes de Internet

Los gobiernos de los países de la Unión Europea (UE) y los eurodiputados llegaron a un acuerdo sobre nuevas normas. Impondrán a los gigantes tecnológicos (Google, Amazon, Apple, Meta y Microsoft) una mayor vigilancia sobre los contenidos ilegales en sus plataformas, y el pago de una tasa a los entes reguladores que supervisan su cumplimiento.

El acuerdo se produjo tras más de 16 horas de negociaciones. La Ley de Servicios Digitales (DSA, por sus siglas en inglés) es el segundo aspecto de la estrategia de la jefa antimonopolio de la UE, Margrethe Vestager, para frenar a la unidad de Alphabet Google-, Meta y otros gigantes tecnológicos estadounidenses. «Tenemos un acuerdo sobre la DSA: la Ley de Servicios Digitales se asegurará de que lo que es ilegal en el mundo real también se vea y se trate como ilegal online», dijo Vestager en un tuit. Con la DSA, las empresas se enfrentarán a multas de hasta el 6% de su volumen global de negocios por infringir las normas, mientras que las infracciones reiteradas podrían suponer la prohibición de hacer negocios en la UE.

Las prácticas en la mira de la UE

Las nuevas normas prohíben la publicidad dirigida a los niños o basada en datos sensibles como la religión, el sexo, la raza y las opiniones políticas. También se prohibirán los «patrones oscuros» (“dark patterns”), que son tácticas que engañan a los usuarios para que den datos personales a las empresas en línea. Las empresas también se enfrentarán a una tasa anual de hasta el 0,1% de los ingresos netos anuales en todo el mundo para cubrir los costos de supervisión de su cumplimiento, lo que podría suponer entre 20 y 30 millones de euros anuales para la UE. El mes pasado, el bloque de 27 países y los legisladores comunitarios respaldaron las normas históricas de Vestager, denominadas Ley de Mercados Digitales (DMA), que podrían obligar a Google, Amazon, Apple, Meta y Microsoft a cambiar sus principales prácticas comerciales en Europa.

El Pampa III Bloque II, el avión ícono de la industria aeronáutica argentina, que no podemos exportar

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Nuestra industria aeronáutica -y los aficionados a la aviación en Argentina, que son muchos- siempre han tenido expectativas de exportar el IA-63 Pampa, su ícono. Pero no se han concretado en 38 años. Aquí detallamos las varias y lamentables razones por qué no.

La nave, que nació en los ‘80 para dotar a la Fuerza Aérea Argentina de un nuevo avión de entrenamiento, tiene versiones extremadamente modernizadas y se produce en la Fábrica Argentina de Aviones Brigadier San Martín (FAdeA) en Córdoba. Aunque desde tiempos de Raúl Alfonsín las autoridades están convencidas de su potencial para venderse a otros países -una idea transversal a varios gobiernos-, eso nunca se logró. Hay coincidencia entre los expertos en el sector de que el problema no es el avión, sino el país. La falta de financiamiento es clave. En realidad, hay otras claves también. Un caso exitoso en la región es la brasileña Embraer, también estatal. Es una compañía que desde 1970 fue construyendo una inserción internacional creciente, con sucesivos bimotores de turbohélice y luego turbofan, hasta volverse hoy la tercera proveedora mundial, después de Boeing y Airbus, de jets de cabotaje para pasajeros. De hecho, FAdeA produce piezas para un transporte militar de Embraer, el KC-390, que trata de disputarle mercado al viejo Lockheed C-130 Hércules. Hoy los mercados potenciales del Pampa –su precio ronda los US$ 15 millones– son Colombia, Ecuador, Guatemala, Honduras, México, Paraguay, Uruguay, Nigeria, Camerún, Mali y Senegal. Pero Uruguay, este año de renovación de flota parece estar decantándose por el AERO Vodochody L39NG, un jet de entrenamiento avanzado fabricado en la República Checa. Los uruguayos fueron clientes de otro excelente avión argentino, el Pucará, que usaron como patrulla naval. Y como tales, víctimas secundarias de todos los intentos de la Fuerza Aérea Argentina de no seguir construyendo, no exportar, desprogramar e incluso eliminar los Pucas desplegados en servicio. Por ello, los uruguayos sencillamente no tuvieron jamás un servicio decente de posventa. Peor aún, se tuvieron que desprender de su flota de 8 naves porque no les conseguíamos remotorización. En Colombia pueden decir otro tanto, e incluso en Sri Lanka: les gustan nuestros aviones, no así nuestro país. “No tenemos financiamiento y para esas operaciones hay que ir con un banco nacional de desarrollo bajo el brazo”, dijo la presidenta de FAdeA, Mirta Iriondo, para referirse al fracaso de exportaciones del Pampa. En lo que se refiere únicamente a crédito como palanca de ventas, tiene razón. el caso de Embraer fue así, se hizo desde abajo vendiendo un buen transporte biturbohélice para 14 pasajeros, el Bandeirante, pero con el respaldo crediticio del BNDES brasileño. Para el caso, el año en que el Bandeirante empezó a venderse prodigiosamente en Europa, la Fábrica Militar de Aviones (antecesora de la actual FAdeA) tenía un avión similar hasta en el precio, el Guaraní II. Éste llegó a salir en tapas de las revistas especializadas y en las primeras planas de la prensa argentina tras haber cruzado el Atlántico (de Recife a Dakar) en su vuelo desde Baires a Paris, rumbo a la exposición de Le Bourget, en 1965. Los brasileños, mientras tanto, vendían su Bandeirante, tan parecido, de a decenas y luego de a centenares, con un combo de crédito y buenas prestaciones. La Argentina no hizo siquiera el intento. El avión se desprogramó en 2007.

Un avión nacional exportable:

Hay otro avión de entrenamiento que hoy la Argentina aspira a vender, y con el que tiene más chances que con el Pampa: el IA-100 Malvina. Es un entrenador primario, para las 40 a 100 primeras horas de vuelo de los cadetes de aviación, funciona a hélice, con un motor pistonero Lycoming 360 de 225 HP, tiene una aviónica israelí bastante impresionante, es el primer desarrollo de FAdeA con una célula íntegramente hecha de materiales compuestos, estará volando a fin de año y costará U$ 1 millón por unidad. Lo que hace sensato y exportable al IA-100 Malvina son dos cosas: * la integración local del aparato anda en el 70%: el 30% restante importado está básicamente en el costo de la aviónica de Elbit y del motor Lycoming, y éste último se produce desde 1955 y es de muy bajo mantenimiento. * Incluso dedicada a vuelo acrobático, la célula de plásticos reforzados del Malvina es virtualmente eterna, si se la compara con las estructuras de duraluminio tradicionales que viene diseñando la fábrica cordobesa desde los años ’40. Esto le abre al Malvina otros nichos de mercado no militares: en versión triplaza y cuatriplaza, puede ser un buen aerotaxi, un avión privado, un aparato de bajo costos para ejecutivos, y lo que cualquier aeroclub quisiera tener para reemplazar los viejos Cessna 172 por algo con menos mantenimiento. Iriondo le tiene fe al Malvina: “Es exportable. Es un buen avión para la región que no tiene los recursos de Estados Unidos y Europa. Una resolución del BICE establece que financiará las exportaciones del IA 100 ya que los montos entran en sus márgenes de créditos; operaremos como Embraer en este caso”. Con dos prototipos del Pampa y con el IA-100 FAdeA participó de la feria del sector en Chile. Las acrobacias aéreas del Pampa -tiene una agilidad de libélula y una máxima de casi 800 km/h- suscitaron un pico de lecturas de viejos artículos de AgendAR sobre este avión. Los lectores están muy especialmente interesados sobre su posible desempeño como caza liviano de ataque a tierra (ver aquí). Es la historia de vida del Pampa desde 1983: es verlo volar, leer las especificaciones y preguntar por él. ¿Pero comprarlo? Por una vez, márketing no le falta, al menos desde 2020: Iriondo se sumó a la gira comercial de Cancillería por el mundo árabe. Pero los expertos en esta industria señalan que, para mostrar al mundo que el avión es vendible, la Argentina debe tener un número importante de unidades fabricadas localmente y en uso. FAdeA tendría un Pampa vendible si lograra producir unas ocho unidades al año (el doble que en los últimos dos). Y para eso se requiere una fuerte inversión en materiales. Y para eso hay que tomar la decisión política de hacer un acopio fuerte de sus componentes, que por ser importados en un 84% del valor, cuestan en dólares. Por lo demás, como al hacer compras a lo grande se consiguen mejores precios, éste sería el único modo de bajar el precio de la aeronave (muy moderado, considerando prestaciones), e incluso conseguirle a FAdeA un mejor margen de ganancia. «A lo grande» significa que en 1983 se iban a fabricar seis, para empezar. Pero la Fuerza Aérea lo pensó mejor y dijo «mejor cuatro». Luego fue cero: al vender Carlos Menem la fábrica cordobesa a Lockheed Martin, en 11 años se produjo UN Pampa nuevo. En 38 años se construyeron 35 aparatos, menos de uno por año. La idea es que ningún país nos comprará el Pampa si en nuestro país no hay 30 modernizados a modelo 3 bloque 2 entrenando cadetes en Argentina, y 8 nuevos fabricándose cada año.  Por muy bueno que sea el avión, nadie confía en que Argentina, como vendedora, pueda darle mantenimiento si no tiene una producción decente. Después de lo que les pasó a Colombia, Sri Lanka y Uruguay con el Pucará, el que se quemó con leche ve una vaca y llora. En el caso de Uruguay, no tenemos perdón: nos pedían que remotorizáramos sus 8 Pucas y nos negamos. Acto seguido, en un homenaje a la idiotez institucionalizada, en 2018 la Fuerza Aérea Argentina anunció solemnemente que lo desprogramaba (no era el primer intento). Como si hubiera hecho falta, tras rechazar durante décadas pedidos por alrededor de 120 aparatos, haber dejado sin contestar una propuesta de asociación de la Boeing para fabricarlo, haber destruido los utillajes para fabricar las células en 1983 y haber rechazado pedidos de al menos una decena de países. ¿Qué mantenimientos iba a darle una Fuerza Aérea desesperada por no fabricar y no vender el avión de mayor potencial exportador de su historia? En 1983 la Royal Air Force testeó durante seis meses en la base de Boscombe Down las capacidades de un «Puca» capturado en las Malvinas, y emitió un informe elocuente (ver aquí) por el título y la conclusión. El título es: «El resultado de un buen diseño». La conclusión dice: «Resulta extraña la escasa agresividad comercial de los argentinos, que habrían contado con un mercado internacional estimado en 400 aeronaves». Durante la administración de Mauricio Macri se habían vendido dos Pampas a Guatemala por US$ 28 millones a Guatemala, pero la operación se canceló porque la Contraloría General de Cuentas de ese país le recomendó a Defensa desistir. El proceso se canceló definitivamente en esta gestión. El Pampa debería competir con aviones que se han fabricado en series importantes, y que se motorizan en buena medida a turbohélice. Los rivales a derrotar en las licitaciones son el Súper Tucano de Embraer -hay fabricados más de 260-. el KAI KT-1P (hay unos 180 construidos); el Hongdu JL-8 (500 fabricados) y el Texan (unos 750 producidos). Todos esos fabricantes tienen algo más que buen apoyo crediticio para exportar. Tienen la decisión política de fabricar y competir. En tiempos de Macri, el Ministerio de Defensa compró 12 Texan II, en una admisión no necesariamente estúpida de preferencia por lo importado: toda compra siempre deja vueltos. Por algo nuestros éxitos de ingeniería aeronáutica terminan en fracasos de mercado. Esta preferencia fue la marca de agua de esa administración, pero para la imagen exportadora de FAdeA y de su producto «de bandera», el Pampa II bloque III, aquello fue como un tiro entre los ojos. ¿Quién le compra un entrenador avanzado a un país que no se lo vende ni a sí mismo? A casi medio siglo de los primeros planos y con varias actualizaciones de motor y aviónica, el Pampa sigue siendo un muy buen avión, pero también es el resultado de algunas decisiones demenciales típicas del Proceso. En un país que ya en 1974 había tenido una hiperinflación mayor del 1000%, ¿a quién se le ocurre que va a poder construir en grandes cantidades e incluso exportar un avión con un 100% de componentes importados? En épocas de los Kirchner se logró nacionalizar un 13% de los componentes, y con la administración de Iriondo se avanza a un 16%. La idea no es únicamente reducir costos sino desarrollar proveedores. “Hay ahorro de divisas -resume Iriondo- Estamos introduciendo componentes nacionales y de la región; nos permiten ahorros de entre 40% a 50%”. (Mi agradecimiento a la colega Gabriela Origlia, cuya nota aquí sirvió de inspiración a la presente).

Daniel E. Arias

Reunión de urgencia en Energía para contener la escalada del precio del gas para industrias

El precio spot del gas llegó este semana a rozar los 15 dólares por MMBTU, lo que disparó las alarmas en el gobierno. Por eso, la cartera que dirige Darío Martínez convocó para ayer sábado al mediodía a las comercializadoras que se encargan del suministro de gas para industrias. La tensión sobre el valor del hidrocarburo se suma a las dudas acerca de cómo gestionar la escasez de gas durante el invierno.

La Secretaría de Energía convocó a una reunión con empresas comercializadoras de gas —las firmas que se dedican a la venta del hidrocarburo sin ser productores— para analizar medidas que permitan contener la escalada del precio del gas en el mercado spot que se registró esta semana. Según indicaron cuatro fuentes privadas sin contacto entre sí, el valor del hidrocarburo para algunas industrias llegó a tocar en los últimos días los 14 dólares por millón de BTU. En Energía existe preocupación no sólo por el abastecimiento físico de gas para el sector industrial, tal como quedó en evidencia esta semana con las reuniones tanto con referentes de Córdoba que sufrieron restricciones, como con dirigentes de la Unión Industrial Argentina (UIA). También por el impacto en la inflación de la fuerte suba del gas, que en algunos rubros productivos tiene un peso importante en la estructura de costos. “Me dirijo a Ustedes con el objeto de convocarlas a una reunión virtual, para el día de mañana, sábado 23 de abril a las 12 hs, a fin de de analizar la situación del mercado de Gas para la Industria”, dice el breve comunicado enviado a empresas comercializadoras, entre las que se destacan Albanesi, Energy Traders (que fue duramente cuestionada por la Secretaría por los problemas registrados en Córdoba) y Metro Energía, entre muchas otras. La premura del gobierno obedece a una cuestión puntual: las comercializadoras están cerrando en abril buena parte de los contratos anuales que empiezan a regir, por lo general, el 1 de mayo de cada año. Como en mayo de 2021 ya hubo problemas con la disponibilidad física de gas durante el bimestre abril-mayo, muchas comercializadoras tomaron la decisión de ser más conservadoras a la hora de contratar por 12 meses la venta de gas. Prefieren cerrar contratos sólo con sus principales clientes y reservarse el resto del gas al que pueden acceder para venderlo en el mercado spot de corto plazo. Desde la óptica de los privados, es la mejor opción para monetizar un precio más alto en un mercado que estará corto de gas en los próximos meses. Esa situación deja a Energía frente a la decisión de convalidar —por acción o por inacción— precios del gas crecientes que terminan impactando en las expectativas inflacionarias de muchos fabricantes de manufacturas e incluso productos alimenticios. Resta saber qué rol jugará IEASA, la empresa estatal que está cargo de la importación de Gas Natural Licuado (LNG, por sus siglas en inglés), que suele operar en la praxis como proveedor de última instancia de gas. La primera pregunta que deberá responder el gobierno es a qué precio está dispuesta IEASA a revender el GNL que importó a un promedio de 39 dólares por MMBTU. Está claro que trasladar ese precio a las industrias es inviable, porque las industrias podrían decir, de manera verosímil, que con esa decisión el Estado estaría fogoneando la inflación, pero tampoco puede revender el gas a un precio que esté super desfasado de ese indicador.

Creció el caudal del Paraná, pero pronostican una bajante severa a partir de junio

El caudal llegó hasta los 4 metros en las últimas semanas, pero mayo y junio serán meses secos. Se prevé una nueva bajante, fenómeno hídrico que se viene repitiendo estos tres años y afecta a la región sur del continente.

La pronunciada bajante del río Paraná, que empezó en 2019, continuará este año con fuertes impactos en la provisión de agua para hogares, la navegación y la generación de energía. La falta de lluvias en las cuencas brasileñas de los ríos Paraná e Iguazú figura entre las causas principales del fenómeno, que se registró once veces entre 1909 y 1969. Investigadores y docentes de las universidades nacionales del Litoral (UNL), Misiones (UNaM) y Nordeste (UNNE) advierten sobre el estado actual de la situación y la proyección a mediano plazo. “La condición de bajante del Paraná persiste. Hay un leve repunte, que va a terminar en cuestión de semanas. Depende de la ubicación del tramo en territorio argentino. Pero lo importante no es el corto plazo de los próximos tres o cuatro meses”, explicó Carlos Ramonell, geólogo y docente de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas de la UNL. Ramonell señaló que “hay un tema del que no se habla desde los organismos oficiales, que hacen pronósticos muy cortoplacistas, y que llegan a decir que hasta abril o mayo persiste la condición de la Niña (fenómeno global que afecta a las lluvias), por un exceso de cautela”. “En realidad, ya sabemos que termina la época de lluvias ahora y listo. El río Paraná tiene que sobrevivir con lo poco que caiga. Pero la condición de estiaje (nivel más bajo de un río) acá en Argentina se vive en los meses de agosto y setiembre e incluso en octubre hacia el Paraná inferior. Entonces ahí va a estar la situación crítica”, advirtió. Por su parte, Hugo Rohrmann, ingeniero en Recursos Hídricos de la UNNE, subrayó que “ahora en Resistencia y Corrientes el río ha crecido y superó los tres metros en Corrientes, que es el límite para considerar agua baja o media”. “En toda la cuenta del Paraná superior, en Brasil, las lluvias no fueron tan significativas y volverán las aguas bajas. Los servicios meteorológicos de Argentina y Brasil informan que hasta mayo o junio no van a mejorar las lluvias”, destacó Rohrmann. Sin embargo, mostró cierto optimismo al asegurar que “las últimas lluvias hacen que uno vea las próximas temporadas de lluvias con buenos auspicios” y enfatizó: “Da la impresión de que podría ser normal la temporadas de lluvias y entonces allí se habrá terminado esta gran bajante”. Alarmante impacto ambiental Respecto de los efectos de la bajante del Paraná, Rohrmann aseguró que el contexto es un fenómeno “excepcional, porque hace cincuenta años que no se daban valores tan bajos”. “El impacto ha sido variado. Lo más evidente es la toma de agua de Santa Fe al norte. Más del 60 por ciento de las tomas han tenido problemas. En Puerto Iguazú se interrumpió, porque las bombas quedaron en el aire y el agua abajo. Y tres años consecutivos con bombas exigidas no es bueno. Todas las prestadoras tuvieron que trabajar con bombas auxiliares”, remarcó. Por otra parte, destacó que de Rosario al norte “la navegación fluvial comercial está muy afectada” y que en Puerto Barranqueras “también se vieron interrumpidas las terminales de descargas de empresas que abastecen de combustibles, por lo que, como eso no se podía hacer, se llevó a cabo en camiones”. El ingeniero de la UNNE advirtió que “otro aspecto es el impacto en la fauna, que fue muy directo, porque la mayoría de las especies necesitan salir del cauce del Paraná e ir a los afluentes para alimentarse y reproducirse”. Añadió que esa actividad “en estos tres años de bajante no se dio” y señaló que hay “problemas entre las jurisdicciones de Argentina y Paraguay”, al momento de controlar y buscar soluciones. Por otra parte, hizo hincapié en que a raíz de la bajante del Paraná “hay un agua de menos calidad”. “El sedimento también es un problema muy evidente. Cuando menos agua trae el río, también se genera un impacto, porque es menos agua y los sedimentos son los mismos y eso afecta mucho el trabajo de plantas de agua potable”, advirtió. Problemas energéticos que crecen Para Alejandro Ruberto, docente e investigador de la Facultad de Ingeniería de la UNNE y la UNaM, durante el período comprendido entre julio de 2019 y marzo de 2022 las lluvias en el área de influencia del ente binacional argentino-paraguayo Yacyretá y de Itaipú (gestionado por Paraguay y Brasil) “fueron inferiores a las normales, con lo cual al extenderse más de mil días han almacenado sustancialmente menos volumen de agua”. Ruberto puntualizó que “al ser las presas de llanura de paso por su casi nula capacidad de retención, esta bajante prolongada mostró la faz almacenadora y de regulación que ejercen las presas de llanura en situaciones extremas”. Con la bajante “se muestra que en estiaje pasa a tener preponderancia el almacenamiento y la regulación de caudales para mantenerse cerca de la cota de funcionamiento y así generar mayor energía posible”. “En abril de 2022, Itaipú está operando con 80 por ciento de su volumen útil, lo que invita a reflexionar acerca de la importancia del manejo y regulación en aguas bajas en la operación de las represas tanto para el abastecimiento de agua potable, cuidado del medio ambiente y capacidad de drenaje de aguas grises, entre otras circunstancias”, aseguró. Rohrmann, en tanto, recordó que en 2021 la generación de energía en Itaipú y Yacyretá fue menor, porque estuvieron trabajando con algunas turbinas sí y otras no, por la sencilla razón de que no había agua, algo que también sucede en 2022”. Ramonell, por su parte, precisó que la bajante extraordinaria del Paraná “no afecta la infraestructura vial y ferrovial de cruces del río, como el Túnel Subfluvial y los puentes”. “Sin embargo, las pérdidas económicas que genera la bajante a la Hidrovía, en promedio, se estima en el orden de 2 millones de dólares por día”, resaltó el especialista en El río Paraná en su tramo medio (puede consultarse en este link). La Hidrovía Paraná-Paraguay -arteria principal del comercio exportador- tiene una extensión de 4.122 kilómetros, desde Buenos Aires hasta Corumbá–Cáceres por el río Paraguay, y hasta Puerto Iguazú por el Alto Paraná, además de 239 kilómetros en el estuario del Río de la Plata, desde Buenos Aires hacia el Atlántico. Transita por cinco países, con longitudes similares en Brasil, Paraguay y Argentina, y puntos de contacto en Bolivia y Uruguay.

El director de la OIEA, Rafael Grossi, encabezará una misión a Chernobyl en Ucrania

El director general de la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA), el argentino Rafael Grossi, encabezará una misión de expertos a la central nuclear de Chernobyl (NPP) de Ucrania esta semana para ayudar a prevenir el peligro de un accidente nuclear durante el conflicto actual. El equipo del personal de seguridad, protección y salvaguardias nucleares de la OIEA estará en Chernobyl a partir del 26 de abril para entregar equipo vital y realizar evaluaciones radiológicas y de otro tipo en el sitio, que estuvo en manos de las fuerzas rusas durante cinco semanas antes de que se retiraran el 31 de marzo. “La presencia de la OIEA en Chernobyl será de suma importancia para nuestras actividades de apoyo a Ucrania en su intento de restaurar el control regulatorio de la planta y garantizar su operación segura”, dijo el Director General. “Le seguirán más misiones del OIEA a esta y otras instalaciones nucleares en Ucrania en las próximas semanas”. Gross viajó a otro sitio nuclear clave de Ucrania el mes pasado, la central nuclear del sur de Ucrania, para comenzar la implementación de la iniciativa de asistencia del OIEA destinada a reducir el riesgo de un accidente nuclear importante que podría tener graves consecuencias tanto para la salud humana como para el ambiente. en Ucrania y más allá. Desde el comienzo del conflicto a finales de febrero, el Director General ha expresado su gran preocupación por la seguridad de las instalaciones nucleares de Ucrania. También destacó el compromiso y la disposición de la OIEA para ayudar a garantizar que se respeten los siete pilares indispensables para garantizar la seguridad y la protección. Varios de ellos, incluida la integridad física de las instalaciones, la capacidad del personal operativo para trabajar sin presiones indebidas y el acceso a energía externa, se han visto gravemente comprometidos en los últimos dos meses. En marzo, por ejemplo, la central nuclear de Chernobyl perdió las comunicaciones externas y la energía fuera del sitio, lo que la obligó a depender de generadores diésel de emergencia durante varios días. Durante su primera misión de este tipo a Chernobyl, la OIEA proporcionará al operador diferentes tipos de equipos de vigilancia de la radiación, incluidos dispositivos de identificación de radionúclidos y medidores de tasa de dosis gamma. También se entregarán equipos de protección personal a la planta. “Con base en nuestras mediciones científicas y evaluaciones técnicas, podremos comprender mejor la situación radiológica allí”, dijo el Director General Grossi.. Desde la retirada de las fuerzas armadas rusas de la central nuclear de Chernobyl, Ucrania ha tomado medidas importantes para la operación segura del lugar del accidente de 1986, donde ahora se encuentran varias instalaciones de gestión de desechos radiactivos. Ha llevado a cabo la primera rotación de personal en tres semanas y, a principios de esta semana, restableció las comunicaciones directas entre la central nuclear y la OIEA que habían estado inactivas durante más de un mes. Pero la situación general en el área alrededor del sitio conocida como Zona de Exclusión sigue siendo difícil, en parte debido a los puentes dañados y las actividades de remoción de minas, dijo Ucrania al OIEA esta semana. Al igual que hizo en la central nuclear del sur de Ucrania, el director general Grossi se reunirá con el personal en Chernobyl para agradecerles personalmente su coraje, resiliencia y determinación en el desempeño de sus importantes funciones laborales en circunstancias extremadamente difíciles. Incapaces de volver a casa y descansar durante varias semanas, muchos de ellos trabajaron sin parar en el sitio cuando estaba controlado por las fuerzas rusas. “Espero poder hablar con el personal y expresar mi profunda gratitud por todo lo que han logrado durante condiciones tan inmensamente estresantes y desafiantes. Han pasado por más de lo que podemos imaginar, y merecen todo nuestro respeto y admiración por preservar la seguridad del sitio a pesar de la terrible situación”, dijo. En estrecha coordinación con Ucrania, el OIEA ha elaborado planes detallados para su asistencia en materia de seguridad y protección a los sitios nucleares del país, que incluyen quince reactores en cuatro plantas, así como la central nuclear de Chernobyl, donde tuvo lugar el peor accidente nuclear del mundo hace exactamente 36 años, el 26 de abril de 1986. “Durante los últimos dos meses, la seguridad nuclear en Ucrania se ha visto gravemente comprometida en varias ocasiones. Hasta ahora, se ha evitado el peor de los casos. Pero debemos intensificar nuestros esfuerzos para asegurarnos de que siga siendo así. La OIEA hará todo lo posible para ayudar a evitar que el conflicto desemboque también en un accidente nuclear, además del enorme sufrimiento humano y la gran destrucción que ya ha causado”, dijo el Director General Grossi. En las últimas décadas, la OIEA ha brindado apoyo para la clausura y la gestión de desechos radiactivos y combustible nuclear gastado en Chernobyl. Se espera que el Director General celebre una conferencia de prensa a su regreso a Viena el jueves.

Encuesta: la actitud de los argentinos hacia la vacunación

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Según la encuesta online realizada por Fundación Huésped en colaboración con la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología (SAVE) y la Universidad ISALUD, la opinión generalizada es positiva. El estudio se realizó entre mayo y julio de 2021 y participaron 23.264 personas. El objetivo era identificar las actitudes y prácticas en relación con las vacunas del Calendario Nacional de Vacunación y las vacunas contra COVID-19 en la Argentina. Los principales hallazgos de esta investigación revelaron que 7 de cada 10 personas dicen haber recibido todas las vacunas del calendario nacional. Asimismo, la encuesta informó que 9 de cada 10 personas tuvieron una intención positiva hacia la vacunación para prevenir el COVID-19. En lo que respecta a las fuentes de información para tomar decisiones sobre la vacunación, un 66,1% de las personas encuestadas refirieron recurrir a la televisión. En segundo lugar, el 57,6% mencionó hacerlo a través de diarios y portales de noticias, mientras que un 24,2% indicó que consultó con médico/a de cabecera y un 31,4% con otros médicos, enfermeros, etc. (Por supuesto, estas fuentes de información no son excluyentes). “El rol del personal de salud es clave en este sentido, son quienes pueden generar un vínculo de confianza con las personas y responder ante sus dudas y consultas. Sin ese intercambio, el éxito de una estrategia de vacunación es muy dificil” declaró Florencia Cahn, Presidenta de la Sociedad Argentina de Vacunología. Sobre las personas que indicaron no haberse dado todas las vacunas (27, 8%), un 40,2% apuntaron que el motivo para no haberlo hecho fue que desconocían las vacunas que podrían aplicarse. Por otro lado, solo un 15,8% mencionaron que no quisieron darse la o las vacunas correspondientes. En relación con este último punto, Virginia Zalazar, investigadora de Fundación Huésped a cargo del estudio, explicó que “Cuando se analizan las razones por las cuales aumenta la actitud negativa hacia las vacunas, aparece la preocupación sobre los riesgos o efectos a futuro” y concluye que “esto indica la necesidad de fortalecer la información sobre la seguridad y los beneficios de las vacunas”.

Revisitamos un Especial de AgendAR: La sociedad argentina, el campo, y un capitalismo de enemigos

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Como nuestros lectores habituales saben que, cada tanto, a intervalos irregulares, publicamos uno de los Especiales de AgendAR (se los encuentra en la página de inicio del portal, a la derecha). En cada Especial reunimos, y volvemos a subir a las redes sociales, artículos que analizan un tema que creemos importante repasar en ese momento. Este es un caso … especial entre los Especiales. Reponemos, con el único cambio de estos cinco párrafos iniciales, un Especial de marzo del año pasado. Consiste en un trabajo del historiador Roy Hora que publicamos en 3 notas en junio de 2020! Cierto, agregamos unas palabras en el título: «un capitalismo de enemigos». En todos los países hay «capitalismo de amigos», en unos más, en otros menos. En el nuestro pasa algo extraño: el sector que produce la mayoría de las divisas que el país necesita desesperadamente, y que con sus intereses se identifica una buena parte de la sociedad, está enfrentado y con mucha bronca (no hay otra forma de describirlo) con el gobierno actual y con otra parte numerosa de la sociedad argentina. Ninguno de esos dos sectores puede manejar el país sin el otro, pero no pueden aceptarlo. Reponemos este Especial en el dia que comienza un «tractorazo» de protesta. Y un agudo analista nos decía anoche que el episodio puede terminar, paradójicamente, fortaleciendo al gobierno. Ya sucedió hace 14 años: el «campo» hizo una demostración de fuerza impresionante, pero terminó cohesionando a los que habían votado al gobierno. Que hoy están -lo muestran todos los análisis de la opinión pública- desconcertados y desmoralizados. Lo que es evidente es que este «empate» irresuelto es destructivo para la Argentina. Los invitamos a leer, cuando tengan tiempo, la introducción original y el artículo de Hora. Tiene sus opiniones políticas, por supuesto, pero trata de ser una voz razonable. Las necesitamos.

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Argentina es, entre muchas otras cosas, un país productor de alimentos. Y es como exportador de alimentos que llega a ser un jugador fuerte en el escenario global. Varía su posición en ese «ranking» según como se mida, y también según las vicisitudes del clima, pero en ningún caso deja de estar en los primeros puestos de esa docena de países cuyas producciones determinan los precios de los alimentos y el forraje en los mercados. Esto ha sido así a lo largo de su historia. En buena parte ha determinado su historia, y sus problemas. En actas del Cabildo de Buenos Aires del siglo XVII se lee sobre las pujas con los productores de trigo y la necesidad de garantizar al provisión de pan para los vecinos. Pero eso sería historia antigua, no? En AgendAR hemos reproducido el año pasado estos artículos sobre lo que sucedió en los últimos 100 años y está sucediendo ahora en las relaciones entre la actividad rural y el resto de la Argentina. El autor es Roy Hora, doctor en Historia Moderna por la Universidad de Oxford, profesor en la Universidad de San Andrés y en la Universidad Nacional de Quilmes, e investigador principal del CONICET. Invitamos a leerlo a quienes se animen a reexaminar los «relatos», convencionales y contradictorios que todos hemos escuchado, una y otra vez. . .

La sociedad argentina y el campo. Primera parte

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La sociedad argentina y el campo. Segunda parte

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La sociedad argentina y el campo. Conclusión

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Desde el Instituto Balseiro crean una empresa de micro y nanotecnología.

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Científicos del Instituto Balseiro crearon una empresa especializada en equipos con tecnología láser para la fabricación de desarrollos de micro y nanotecnología. Son unos de los pocos proveedores del mundo de este tipo de maquinarias, que ya se están utilizando en empresas e instituciones educativas y académicas del país y el exterior. Con uno de sus productos, incluso, llegaron al espacio.

Las aplicaciones que utilizan micro y nanotecnología son cada vez más diversas y transversales a distintos sectores el mercado, como informática, salud, agroindustria y telecomunicaciones. Las empresas que desarrollan dispositivos para abastecer a esa demanda son también variadas y múltiples. Pero los emprendimientos especializados que proveen el equipamiento necesario para la micro fabricación de esos desarrollos son muy pocos en el mundo y uno de ellos surgió de la mano de científicos del Instituto Balseiro (IB) y el CONICET. “Para empezar, obtener el premio IB50K –que otorga el IB a proyectos innovadores de potenciales empresas de base tecnológica–, en el año 2017, fue un aporte estratégico”, dice Martín Sirena, director de Negocios de Mutech Microsystems. Ese fue el único aporte económico con el que contaron para poder crear la empresa, para lo que sumaron una inversión inicial propia de alrededor de 20.000 dólares y a partir de entonces se sostuvo mediante la venta de equipos. “La mayoría llega al IB50K con un plan de negocios más bien abstracto y sin probar. Nosotros, en cambio, ya teníamos el equipo de litografía láser terminado. Después se refinó para la producción, durante el siguiente año, pero en el concurso gustó mucho que nuestra tecnología ya estaba probada y teníamos un par de ventas confirmadas”, explica Lucas Neñer, director científico de esta empresa que, según recuerda, surgió por una necesidad propia mientras cursaba una maestría. “Necesitaba el equipo de litografía láser y decidí tomar la iniciativa de ver si se podía fabricar de cero. Cuando vi que era viable y razonable, pasamos al arduo proceso de refinarlo para transformarlo en un producto comercial y fabricarlo”, afirma Neñer, magíster y doctorando en Física en el IB. Tras iniciar sus actividades comerciales con ese primer equipo fueron sumando otros. Hoy, con un equipo de cinco especialistas y una estructura basada en la tercerización de servicios, ofrecen cuatro equipos distintos. El de fotolitografía láser inicial, µLaser, es una especie de grabadora láser de muy alta resolución, alrededor de 100 veces más precisa que los equipos estándar, que fue diseñada para escribir estructuras micrométricas en materia foto sensible con las cuales se fabrican las denominadas fotomáscaras, las matrices que se usan para fabricar circuitos integrados y otros sistemas de microelectrónica. Con ella, por ejemplo, hicieron una placa micro fabricada que fue al espacio en un satélite de la empresa Satellogic. Otro de los equipos es el denominado µAligner, que, como su nombre lo indica, permite alinear foto máscaras contra obleas de silicio con patrones preestablecidos para hacer dispositivos de alta complejidad multimedia. Un tercero, llamado µCoater, sirve para aplicar películas delgadas de fotopolímeros en la superficie de obleas de silicio o de otros tipos. Y, por último, el µExposer, para exponer los dispositivos y las microfabricaciones a luz UV. “Gran parte de los equipos son desarrollados por nosotros desde cero, es decir, que partimos desde la I+D. También hacemos consultorías y desarrollos a medida. Por ejemplo, ayudamos a desarrollar procesos de microfabricación en otras empresas, porque fabricar este tipo de cosas en general requiere un conocimiento muy específico”, dice Neñer. Sirena destaca que la empresa fue pensada con tres ejes que consideran claves: educación, investigación e industria. Por eso, también han desarrollado un kit específico para universidades y centros académicos. En la Argentina, han asesorado y le han vendido equipos a la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires (FCEN/UBA), la Universidad Nacional de San Luis (UNSL) y al Departamento de Física de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN). El mes pasado lograron llegar con sus equipos a una Universidad en India, y también se usan sus equipos en el Instituto Nacional de Química de la Academia Nacional de Ciencias de China. En la industria, en el país han asesorado y trabajado con la empresa biotecnológica Stämm, entre otras. “Logramos darle capacidad de microfabricación a un costo muy bajo, que una empresa que se está iniciando puede hacerlo”, destaca Sirena y advierte que esto es similar para instituciones públicas o consorcios. “Nosotros los ayudamos desde el punto de vista técnico y científico: si necesitan desarrollar un proceso, saber qué tipo de insumos utilizar o cuál es la mejor manera de hacer el dispositivo”, ejemplifica. Una de las grandes ventajas de estos equipos, que además los vuelven una alternativa accesible para institutos y centros de investigación, es que su costo, de alrededor de 35.000 dólares, es inferior al de los importados, que pueden tener un precio superior a los 100.000 dólares. Para abastecer al mercado externo, trabajan con distribuidores en China, Europa e India, y esperan ampliar el alcance de mercado y masificar el uso de estos equipos. Actualmente, están inicando una segunda etapa en la cual esperan “ser más ambiciosos” y buscar socios estratégicos para tener un alcance regional, como podría ser la Fundación Argentina de Nanotecnología (FAN), en la UNSAM, y abrir nuevos mercados. “Si bien tenemos la parte académica, nos gustaría que consolidarnos, incrementar las ventas y convertirnos en una empresa que venda a nivel global”, concluye Sirena.

El boom del mosto: un desarrollo agroindustrial exitoso

  • Era un producto marginal en la industria vitivinícola y ahora vive un boom.

  • Se trata del mosto, un endulzante versátil demandado por diversas industrias de jugos, vinos, dulces, mermeladas y repostería;

  • Argentina es el mayor exportador en volumen.

La industria vitivinícola argentina tiene un nuevo motivo para celebrar. La producción de mosto o Jugo de Uva Concentrado (JUC) no para de crecer y se consolida a nivel mundial. Una exportadoción argentina que cumple tres décadas de incursión en el mercado internacional, triplicando en la actualidad su elaboración y convirtiendo al país en el mayor despachante en volumen y el segundo en facturación, bajo una exitosa planificación estratégica, de cara al futuro. Por eso, de acuerdo con la visión de los expertos del sector, hoy se puede aseverar que el JUC es un caso de éxito. “Es la historia de cómo un sector integrado, que definió y articuló políticas públicas y privadas, pasó en solo 30 años de ser un productor periférico a convertirse en el mayor exportador mundial en volumen y el segundo en facturación, según datos relevados al 2020″, indicaron desde la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar), en sintonía con las tres décadas que cumple la Cámara Argentina de Fabricantes y Exportadores de Mosto de Uva (Cafem), institución gremial empresaria que representa a más del 90% de los fabricantes del país, principalmente en las provincias de San Juan y Mendoza. El JUC es un endulzante versátil y por su naturalidad es usado por diversas industrias como alimentos, jugos, vinos, dulces, mermeladas y repostería. En este sentido, la demanda de los consumidores de todo el planeta por alimentos y bebidas más saludables es lo que impulsa al JUC argentino en sus proyecciones de crecimiento a futuro. “El JUC o mosto comenzó siendo marginal en la industria vitivinícola, pero con el transcurso del tiempo ha sabido construir un espacio importante en volumen y facturación de exportaciones”, comentó Fernando Morales, presidente de CAFEM, quien observa un horizonte promisorio en el sector, con grandes expectativas y oportunidades de crecimiento. Hoy, el mosto es estratégico para la vitivinicultura nacional ya que se queda, cada año, con aproximadamente el 25% o 30% del volumen total de la cosecha de uvas; esto permite “equilibrar” los stocks vínicos e influir positivamente sobre los precios del mercado. Asimismo, las compañías del sector emplean a unas 600 personas de forma directa y la oferta de uva para mosto proviene de alrededor de 5000 pequeños y medianos productores de distintas provincias; y se enfoca en variedades “cerezas o criollas”. Otro dato destacado: es un sector generador neto de divisas ya que el 90% de lo producido se exporta. Las ventas al exterior de mosto concentrado pasaron de U$S 41,25 millones en 1992 a U$S 138,08 millones en 2020, lo que representa un crecimiento consolidado en el período del 234,7%. De subproducto a jugador clave A comienzos de los 90, en Argentina se producían por año 148 millones de litros de mosto, sumando el total de Sulfitado, Concentrado y Virgen. A 2020, último año completo relevado, el país elaboró 442 millones de litros. “Esto es un crecimiento acumulado del 198,5%, según datos aportados por el Observatorio Vitivinícola Argentino”, destacaron desde la Coviar. Asimismo, entre 1992, que es el dato más antiguo del que se tiene información, y 2020, las exportaciones de JUC argentino en volumen se incrementaron 249,1%, al pasar de 38.777 toneladas a 135.387 toneladas. En tanto, en facturación, las ventas al exterior de mosto concentrado pasaron de U$S41,25 millones en 1992 a U$S138,08 millones en 2020, lo que representa un crecimiento consolidado en el período del 234,7%. Con todo el arduo camino recorrido, hoy nadie imagina a la industria vitivinícola sin el rol clave que tiene el mosto. “Si bien, en los años ochenta, ya la Argentina empezó a hacer sus primeras exportaciones de mosto, en aquellos años era considerado incluso por la propia industria como un subproducto de la vitivinicultura. Pero con el transcurso de los años y la mayor demanda externa, la Argentina comenzó a consolidarse como un productor constante y confiable. Así se consolidó este nuevo negocio donde la Argentina es un player importante”, comentó Colombo. En tres décadas, la industria nacional del vino puso a rodar este negocio que terminó con un posicionamiento de liderazgo mundial, con una demanda creciente, por ser un producto saludable. En la actualidad, Argentina es el mayor exportador mundial de mosto o JUC en volumen y el segundo en facturación, solo superado por España, según datos del Observatorio Vitivinícola Argentino.
El mosto argentino llega a Estados Unidos, Japón, Canadá, Arabia Saudita, Sudáfrica y China
Sin dudas, la industria del JUC se fue diversificando y haciéndose más sofisticada para atender la demanda externa, vinculada a los alimentos saludables. “Se han ido desarrollando y consolidando nichos que a futuro tienen un enorme potencial para seguir creciendo como son los mostos orgánicos, las certificaciones religiosas, mostos blancos y tintos, aromáticos y de distintos tipos”, aportó Colombo. En tanto, José Alberto Zuccardi, presidente de la Coviar, dio su visión del producto. “El JUC es de una importancia clave y de extraordinaria nobleza que, por un lado, permite incrementar las exportaciones del sector vitivinícola puesto que tiene una gran demanda mundial por ser un alimento sano; mientras que, a la vez, presta un gran servicio a la industria del vino al absorber una parte importante de la producción de uvas, lo que permite mantener el equilibrio en los distintos mercados y tener precios razonables para toda la cadena”, dijo el empresario bodeguero. Los mayores importadores mundiales de mosto concentrado de uva producido en la Argentina son Estados Unidos (capta 35% de las exportaciones locales), Japón (21%), Sudáfrica (18%) y Canadá (9%). Le siguen: Chile, Turquía, Rusia, Países Bajos, España, China, Arabia Saudita, México y Colombia.

«La prohibición es el verdadero peligro para la salud pública»

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Volvemos al tema del «vaping» -o, como se acostumbra a llamarlos «cigarrillos electrónicos»- y tomamos este editorial de Vaping Today, un medio  especializado en el universo de los productos alternativos de bajo riesgo para el consumo de nicotina. En este caso hace referencia a la prohibición de los cigarrillos electrónicos en Brasil. Podría ser perfectamente válido para nuestro país en varios de sus puntos ya que de igual manera están prohibidos en Argentina.
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Acá el editorial:
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«Sí, los cigarrillos electrónicos no son seguros en Brasil. Pero la causa de esto es, precisamente, la falta de regulación. En el Reino Unido los dispositivos de electrónicos de consumo de nicotina están disponibles incluso en hospitales públicos; en Nueva Zelanda los promueve el Ministerio de Salud. El Parlamento Europeo los aprobó recientemente como un instrumento de la lucha contra el cáncer. Y en todos estos lugares se puede considerar que el vapeo es seguro porque está adecuadamente regulado y supervisado. Por el contrario, al cerrar los ojos y cruzar los brazos, fingiendo que con la prohibición dejarán de existir y circular los cigarrillos electrónicos en los mercados ilícitos, la Agencia de Salud Brasileña (Anvisa) hace que un producto disruptivo que ha ayudado a millones de fumadores adultos en todo el mundo a dejar el tabaco sean inseguros, de acceso poco controlado y sin restricciones para los menores. Oportunidad perdida Brasil está perdiendo una oportunidad histórica en el control del tabaquismo al mantener por más de una década la prohibición de los cigarrillos electrónicos. El avance del control del tabaco en el país es innegable, especialmente entre las décadas de 1980 y 2000. Con un cierto pionerismo, los números alcanzados, la legislación aprobada, Brasil tiene mucho de qué enorgullecerse en términos de reducción de los índices de tabaquismo. Pero, según la propia OMS, queda mucho por hacer si las tasas siguen estando por encima del 5%. Y tal vez los cigarrillos electrónicos y otros productos para el consumo de nicotina sin tabaco, sin humo o sin combustión podrían ser los elementos que faltaban para alcanzar las marcas históricas que llenarían de orgullo a las entidades de salud brasileñas. Si estos productos de reducción de daños estuvieran bien regulados en el país, podrían evitar que muchos fumadores se enfermaran; salvaría vidas. Sin embargo, muchas de estas organizaciones públicas (y privadas) que abogan por el mantenimiento de la prohibición siguen perjudicando a la población al difundir conceptos e ideas descontextualizadas, fragmentadas y tergiversadas –o vergonzosamente mentirosas– con una clara intención de imposición ideológica del imperativo de la abstinencia, del irrealista ideal de la salud perfecta, fomentando un cierto pánico moral, promoviendo como únicas opciones dejar el cigarrillo por fuerza de voluntad o sumisión a los productos de la industria farmacéutica. La otra opción es fumar hasta enfermar y morir. La responsabilidad de las entidades de salud De los organismos públicos en el ámbito de la salud esperamos siempre el apego al rigor científico, a los buenos procesos, al compromiso con la comunidad, con las personas. Por eso es especialmente preocupante la desinformación y la falta de educación por parte de los organismos de salud, especialmente los gubernamentales. A lo largo de los años, desde la prohibición de los cigarrillos electrónicos en el país en 2009, hemos visto cómo los órganos responsables no logran promover una discusión madura, sino una siempre inclinada hacia el prohibicionismo, bajo una mentalidad mezquina. ¿No es acaso la función de un organismo público atraer y escuchar a expertos, visualizar escenarios, experiencias, promover el debate e incluso crear campañas educativas informando, por ejemplo, qué es realmente vapear, cuáles son sus riesgos y beneficios, para qué público está destinado? “A nosotros consumidores, legos, sin conocimientos científicos, lo que nos queda es nuestra experiencia de haber dejado de fumar con estos productos y de haber percibido en nuestro propio cuerpo los diversos beneficios para la salud. También tenemos la opción de creer en la ciencia, de contrastar los argumentos contrarios y optar por los más razonables, los que parezcan más cercanos a la realidad”. Las autoridades brasileñas podrían aprender de las prácticas foránea que llevan a avances en la lucha contra el tabaquismo e inspirarse en sus pares, como los ministerios e instituciones de salud de Nueva Zelanda, Francia, Reino Unido. O, mínimamente, hacer tomar de manera crítica y reflexiva las experiencias y referencias contrarias a las suyas entre muchas otras entidades profesionales, científicas o académicas que ya han logrado avances considerables en el tema (algunos con más de quince años de conocimiento empírico y científico acumulado). Sin embargo, para ello es necesario abrazar la ciencia, optar por el esfuerzo de la regulación y no por el camino fácil del prohibicionismo. Hay que pensar en las personas. En Brasil, parece que estamos en una dimensión paralela, en una realidad que no convive con la de algunas otras partes del mundo. Pareciera que ni siquiera estamos tratando el mismo tema. Aprender de otros Solo por nombrar algunos ejemplos: la British Lung Foundation dice que «cambiar de cigarrillos [combustibles] a un cigarrillo electrónico puede mejorar los síntomas de enfermedades pulmonares como el asma y el EPOC». La entidad similar brasileña afirma exactamente lo contrario. Cancer Research UK, probablemente el principal organismo de investigación del cáncer del Reino Unido, dice que no hay suficiente evidencia para respaldar una prohibición general del uso de cigarrillos electrónicos, incluso en interiores. La entidad similar brasileña continúa apoyando el discurso de que los cigarrillos electrónicos fueron responsables de muertes y hospitalizaciones por lesiones pulmonares graves en los EE. UU. (que finalizaron cuando se retiraron del mercado ilícito cartuchos de THC líquido, no nicotina, que contenían acetato de vitamina E). Las enfermedades respiratorias, cardiovasculares y los numerosos tipos de cáncer provocados por el tabaquismo se deben casi en su totalidad a la inhalación del humo con múltiples sustancias tóxicas que se producen en la combustión. La nicotina, a menudo satanizada, no tiene nada que ver con estos daños. Además, cuando no se asocia a este humo, es decir, como componente de parches y chicles o se consume por vía oral como en inhaladores farmacéuticos y cigarrillos electrónicos, simplemente no representa riesgos graves para la salud. Esto es lo que evalúa y avala el Real Colegio de Médicos de Londres (prestigioso grupo médico fundado en 1518). En cuanto a su carácter “adictivo”, la dependencia a la nicotina parece estar relacionada con el resultado de la interacción química cerebral y el cóctel químico que la acompaña en cada producto que la introduce al organismo. Por lo tanto, no hay evidencia de adicción cuando se consume en parches o cigarrillos electrónicos. En los cigarrillos existen potenciadores de adicción como el acetaldehído y los alcaloides del tabaco, que contribuyen a promover la dependencia, influyendo en el efecto recompensa e inhibiendo el metabolismo de los neurotransmisores que liberan dopamina. Por último, hay que añadir los factores psicosociales que también favorecen la dependencia. Así lo explica el protocolo de la guía para médicos del Reino Unido emitida por el National Institute of Health and Care Excellence (NICE). Absolutamente lo contrario que propugnan sus pares brasileños. La realidad de los cigarrillos electrónicos O las autoridades sanitarias brasileñas que satanizan los cigarrillos electrónicos son maliciosas o realmente tienen la convicción de que las autoridades sanitarias del Reino Unido, la Unión Europea y muchos otros países desarrollados son irresponsables y están poniendo en riesgo a sus ciudadanos. Si se trata de algo bueno para el Reino Unido, ¿por qué no lo sería para Brasil? El caso es que en ningún estudio o informe serio se afirma que los cigarrillos electrónicos sean inofensivos (o dañinos). Lo que explican los expertos es que al no contener tabaco, los cigarrillos electrónicos no queman, no tienen humo y no contienen los componentes tóxicos que genera la combustión, que son en gran parte responsables de las enfermedades asociadas al tabaquismo. Lo que varias y acreditadas autoridades sanitarias informan y confirman es la virtud que presenta esta innovadora tecnología a la hora de minimizar los riesgos y daños asociados al consumo de nicotina por medios tradicionales al eliminar la combustión del proceso. Sencillo, ¿no? Es por eso que se les conoce como productos de reducción de daños por fumar. Productos de nicotina más seguros, como los llaman algunos británicos. Eso sí, son seguros siempre y cuando estén regulados y se apliquen normas y controles que garanticen la calidad de estos productos de consumo. De estar prohibidos, evidentemente circularán sin ningún tipo de control sanitario y únicamente en el mercado ilegal.
¿Y los ciudadanos? A nosotros los consumidores legos, sin conocimientos científicos, lo que nos queda es nuestra experiencia de haber dejado de fumar con estos productos y de haber percibido en nuestro propio cuerpo los diversos beneficios para la salud. Y también tenemos la opción de creer en la ciencia, de contrastar los argumentos contrarios y optar por los más razonables, los que parezcan más cercanos a la realidad. Sin embargo, siempre vale la pena recordar que el argumento basado en el sentido común también puede ser vil, porque puede disfrazarse y promover la desinformación. Por supuesto, sería genial si nadie fumara, pero no es realista suponer que todos los fumadores pueden, quieren o dejarán de fumar. Y es en este sentido que el cigarrillo electrónico, como producto de menor riesgo para la salud que imita el hábito de fumar, se convierte en una importante herramienta para reducir el consumo de cigarrillos y evitar la toxicidad del humo del tabaco. Es una opción. La mejor que tenemos en estos tiempos. Como recuerda el Dr. Roberto Sussman, profesor de la UNAM y uno de los más grandes estudiosos del tema en América Latina, sin duda, el mejor de los casos sería elegir no fumar ni vapear. Así mismo, es mejor no beber alcohol, no comer alimentos grasos y azucarados y hacer ejercicio regularmente. Sin embargo, en la vida real pocas personas alcanzan este ideal utópico de salud perfecta y ausencia absoluta de vicios menores o adicciones. “Por lo general, la perfección, inalcanzable, es enemiga de la mejor opción, que es alcanzable”. A nosotros, consumidores, nos queda el deseo de creer absolutamente en la buena fe y las mejores intenciones de las organizaciones de salud. Pero la elección de la prohibición parece contraria a la noción de buena fe. También queremos creer que las organizaciones de atención médica están de acuerdo en que los resultados de salud pública más satisfactorios generalmente ocurren cuando somos capaces de reducir los riesgos de manera aceptable. Lo hemos experimentado intensamente en los últimos dos años con la pandemia. ¡Abajo la prohibición! Es urgente regular el vapeo para proteger a los consumidores, de forma que se dificulte el acceso a los menores y se desincentive el consumo por parte de los no fumadores. Mantener la prohibición de los cigarrillos electrónicos en Brasil solo garantiza que haya más enfermedades y muertes relacionadas con el tabaquismo, impidiendo que los fumadores adultos tengan acceso a alternativas menos riesgosas y favoreciendo el monopolio de los cigarrillos. La prohibición también nutre el ya inmenso mercado ilegal que existe en el país y la circulación de productos sin supervisión regulatoria, en lugar de establecer un mercado regulado, con proveedores legalizados, tiendas especializadas, que fomente el emprendimiento y la generación de empleo y renta, así como el pago de impuestos al Estado que pueden invertirse directa o indirectamente en la salud pública. Y, al fin y al cabo, mantener la prohibición de los cigarrillos electrónicos en Brasil también es una violación a la libertad y autonomía de las personas que quieren tener control sobre las opciones para proteger su propia salud. Además, deja abierta una pregunta: ¿Por qué? ¿Quiénes se benefician con la prohibición?» Tal vez sea tiempo, también aquí en la Argentina, de empezar a pensar en la salud pública con perspectivas más modernas. De abrir el debate.

Esteban Terranova

El diagnóstico de Kulfas «Hay una economía que está vigorosa en términos de crecimiento” – Conclusión

El ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, dio la semana pasada un extenso reportaje a Jorge Fontevecchia, de Perfil. Reproducimos las evaluaciones y expectativas de uno de los dos hombres claves de la gestión de Alberto Fernández. La primera parte está aquí; la segunda, aquí. Concluye con esta, la tercera.

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—¿Qué relación hay entre reducción de desempleo e inflación? La muy discutida curva de Phillips, siendo Argentina un país muy destacado en términos de inflación.  —No, esas son visiones antiguas. Si fuera así, el mundo no hubiese tenido el empleo abajo nunca, porque la inflación bajó muchísimo en los últimos años. Claramente la inflación es un problema, hay que reducirla, requiere un abordaje integrador, es un problema multicausal. No es solo política monetaria, así como tampoco es solamente controlando precios. Ninguna de esas dos cosas van a resolver por sí solas el problema. Pero insisto, es necesario reducir la inflación y eso de ninguna manera va a implicar que el desempleo suba.

«En el gobierno de Macri hubo un montón de preceptos que fueron puramente ideológicos»

—Recientemente salió el índice de pobreza latinoamericana: 27% de pobres mientras que Argentina, 37. ¿Hay un error estadístico al medir Latinoamérica? —Se mide distinto, cada país tiene una canasta distinta de pobreza, para que se entienda, acá en Argentina para no ser pobre tenés que tener el dinero para comprar tantos kilos de carne, de verduras, frutas, pagar un alquiler, todo esto. Y cada país lo mira distinto, porque también tiene que ver con su propia estructura y su idiosincrasia, entonces, comparar tasas de pobreza de esa manera es un error. Cuando se mira la tasa de inflación correctamente medida comparable, que es un dato del Banco Mundial, Argentina termina entre los países de menor inflación, no el más bajo, claramente no, pero está entre los de menor pobreza en América Latina. —¿No hay también una cantidad de monotributistas que no declaran su ingreso real?  —No, está bien declarado. No es que esté mal la medición, lo que digo es que la canasta es distinta. A lo mejor en Bolivia, para decirlo de una manera muy simplificada, se dice que para no ser pobre tenés que tener plata para poder comprar dos kilos de carne de vaca y dos kilos de verduras. En Argentina es más lo que se le pide a la canasta, en calorías y a otros productos, eso hace que si se midiera la pobreza argentina con la canasta boliviana, sería mucho menor seguramente el nivel de pobreza. —Algunos economistas de la oposición dicen que el crecimiento de este año va a ser menor al 3% y que todo se deberá al arrastre estadístico del año anterior. ¿Tu visión es que puede estar al 5% de crecimiento o más? ¿Y a qué atribuís la diferencia de diagnóstico de un sector y de otro?  —El primer dato del año, enero dio 5,4%, muestra que hay una economía que está vigorosa en términos de crecimiento. Hay una diferencia de diagnóstico. Muchos sectores de la oposición están subestimando la política que está implementando el Gobierno, o piensan que no es sostenible este tipo de cosas que suelen aparecer. Estoy confiado en que el crecimiento argentino va a estar arriba de 4% y que la industria va a crecer entre 5% y 6%. —¿Es un problema de ceguera paradigmática, un problema ideológico?  —No lo sé, puede ser un poco de todo lo que mencionás, puede ser también una manera de plantear una posición crítica. —Recientemente tuvimos a Boric de visita, quien decía que el equilibrio fiscal no es un tema ideológico, tuvimos al propio ministro Guzmán, que decía que el déficit fiscal no era ni de derecha a izquierda. ¿Sería correcto decir que el déficit no es un problema ideológico, lo que es ideológico es la discusión de cómo solucionarlo? ¿Y que hay por lo menos cinco formas de resolverlo, emitiendo, tomando deuda, creciendo, ajustando, o vendiendo activos? ¿La discusión ideológica cómo se resuelve o financia?  —Efectivamente hay mucha gente en Argentina que piensa que no es un problema, y otra que piensa que éste es el problema fundamental. Nuestra visión no es ni una ni la otra. Primera cuestión, coincido con lo que dijo el presidente de Chile, (Gabriel) Boric. Debería ser un consenso básico social tener las cuentas públicas equilibradas, que cuando crecemos hay que ahorrar, hay que reducir déficit y si hay superávit, aumentar el superávit y ahorrar. Y si hay recesiones, ahí sí utilizar recursos fiscales, ahorros o endeudamiento para contrarrestar lo que va a padecer el sector privado. Después, respecto a cómo resolverlo, la emisión no resuelve nada, la emisión financia en todo caso. —Resolverlo o solventarlo.  —Hay sectores en Argentina que piensan que la emisión no es un problema, que se podría emitir indefinidamente, y esa emisión en definitiva genera más actividad económica, sigo ese razonamiento, no lo comparto, pero para que se entienda. —Explicá cuáles son las diferencias ideológicas.  —Esos dirían, en realidad, emitís, pero como hay más actividad económica, la economía crece y se licua la emisión. La realidad es que eso puede ocurrir en momentos particulares. No es que esté en contra y que nunca hay que emitir. De hecho, en 2020 con la pandemia había que emitir, lo hicimos y lo hicimos bien, era correcto para financiar el ATP, el IFE y salvar a buena parte del sector productivo, que estaba muy afectado por los efectos de la pandemia. Ahora, pensar que eso se puede hacer indefinidamente ojalá fuera tan fácil. —William Phillips decía que con el paso del tiempo los agentes económicos se acomodan en el comportamiento de la ilusión monetaria que inicialmente se puede producir cuando se trata de estimular la economía por encima de la tasa natural de desempleo, pero en el largo plazo provoca la misma tasa de desempleo con mayor inflación.  —Por eso, más allá de esta apreciación, está claro que eso se puede hacer de manera puntual en momentos particulares. —Si lo hace de manera sostenida, finalmente pierde el efecto.  —Lo que genera finalmente es una acumulación de moneda que termina incidiendo en la compra de activos externos, en dólares, por ejemplo, y la suba del dólar después impacta en el nivel de precios. Si hay restricciones cambiarias, impactarán en el paralelo, si no, impactarán en el dólar oficial. —Un error sería creer que la emisión no tiene consecuencias y no hay efecto monetario en la inflación. —Es un error pensar que todo el problema inflacionario tiene que ver con lo monetario. Hemos tenido un laboratorio de Argentina. —Vuelvo nuevamente a que tenemos este trimestre con contracción de la base monetaria, cero de déficit fiscal y más inflación.  —No lo diría así porque es un período corto. Lo que sí queda claro es que el plan (Guido) Sandleris, que sí tuvo un período más largo para extenderse, mostró que esa restricción monetaria no solo no controla la inflación, sino que además la terminó acelerando. Terminó entregando Macri el gobierno con el doble de inflación de la que había recibido.
Matías Kulfas 20220416
EL IMPACTO DE LA GUERRA EN UCRANIA. “El resultado es ambiguo, y obviamente estos efectos también se traducen en más inflación, que se ve en todo el mundo”.
. —Lavagna decía que en una primera etapa la recesión, en lugar de bajar la inflación en determinadas economías, la aumentaba, porque las pymes tenían que dividir el costo fijo en menos unidades y tenían que aumentar por arriba de la inflación.  —Es así, efectivamente, esa es una de las consecuencias de esos contextos adversos. Por eso en todo caso, donde sí hay discusión ideológica respecto a cómo reducir el déficit, es si esto se hace creciendo y reduciéndolo por el lado de los ingresos, o si se hace ajustando el gasto, ahí sí hay diferencia clara. —¿Las diferencias ideológicas se verifican al pasar de cinco elementos a solo dos para resolver el déficit fiscal: creciendo o ajustando el gasto? —Exactamente, las políticas de austeridad, de las que hemos tenido dos ejemplos en los últimos veinte años, el déficit cero de De la Rúa y Cavallo en el 2001, y la política fiscal de Macri, después del acuerdo con el Fondo en el año 2018-2019, que es recorte de gastos. Ambos fracasaron, no se llegó al déficit cero en ninguno. La situación, en el caso de Macri, terminó 2019 con -1% de déficit, porque básicamente eso lo que hace es profundizar la recesión y reducir los ingresos, recauda menos. Por eso nosotros decimos, el camino es el que emprendimos el año pasado, redujimos el déficit de 7% a 3% del PBI y no ajustamos. Lo que hicimos fue aumentar el gasto, pero la economía creció, entonces eso hizo que la recaudación creciera más que el gasto. Ahí logramos reducir el déficit, éste es el camino, y es lo que está planteado en el plan macroeconómico, que ya está vigente y que apunta a reducir de manera gradual, pero sistemática el déficit fiscal. —Que es lo que funciona en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, de ser cuidadosos con el déficit, pero no llevarlo a cero.  —Es que no se llega, ese es el tema. Por ese camino de austeridad no solo es muy duro, sino que no se logra el objetivo. —¿El propio FMI reconoce eso? —El FMI en más de un documento terminó admitiendo, primero, que el plan anterior había fracasado y que los preceptos o las premisas estaban equivocados. —No usan la palabra reducción del gasto público, sino un aumento moderado del gasto público.  —Sí, de hecho fue una discusión larga que dio estos resultados. —¿Entonces podríamos decir que la diferencia ideológica entre ajustar para resolver el déficit fiscal o crecer para resolverlo nos lleva a qué primero, porque obviamente todo el mundo busca crecer, la diferencia es el orden procedimental, qué primero lleva a lo segundo? —En la mirada de muchos sectores de la oposición es que hay que estabilizar para crecer. Nosotros decimos hay que crecer para estabilizar. —¿Cómo te imaginás que sería el plan económico de la oposición si llegase al gobierno el año próximo, y por qué creés que no sería bueno que eso suceda?  —No he hecho el ejercicio de imaginación de ver qué harían, pero sí me baso un poco en los actores que estamos viendo, que son más o menos los mismos que circularon por el gobierno de Mauricio Macri. Y recordemos que la principal autocrítica de Macri no fue el rumbo que eligió, que fue lo que nos llevó a una crisis tan profunda, sino que lo que él dijo es que tendría que haber ido más rápido. Él decía: “Tenemos que hacer lo mismo, pero más rápido”. Si me baso en esas premisas, sería un grave retroceso, volveríamos a tener un proceso de caída del producto industrial, con lo cual volveríamos a perder un montón de puestos de trabajo. —¿Creés que un eventual gobierno de Horacio Rodríguez Larreta llevaría adelante la misma política de Macri, pero de una manera más rápida? —Eso no lo sé, nunca lo escuché a Rodríguez Larreta hablar de qué haría si fuera presidente.

«Es un error pensar que todo el problema inflacionario tiene que ver con lo monetario»

—Tratando de ser ecuménicos, decías que la diferencia es que ellos creen que primero hay que estabilizar para crecer, y ustedes creen que primero hay que crecer para estabilizar, y tratando de imaginar que pueda haber gente razonable que quiera el bien para la Argentina, pero que tenga un diagnóstico distinto, ¿dónde está el peligro de que venga alguien razonable, sensato, bien formado, que crea que primero hay que estabilizar para crecer? —Probablemente termine ahogando el proceso de reactivación, que está en curso y está permitiendo crecer, recuperar empleo, reducir la pobreza, y lo termine frenando en aras de un supuesto plan estabilizador. Hay que crecer, por supuesto este crecimiento va a generar un marco de estabilización, más muchas medidas que se irán implementando y sobre todo tener claro el rumbo hacia delante. En el gobierno de Macri hubo un montón de preceptos que fueron puramente ideológicos. Lo digo con conocimiento de causa. Hablo con los industriales a diario y ellos mismos me contaban que iban a presentarles a mis antecesores proyectos industriales, y la respuesta que tenían era que no les convenía producir acá, que se quedaran con la marca, con la tecnología y que en todo caso manufacturaran en China o en otro país de América Latina. Era una cosa medio loca decirles a los industriales que dejen de ser industriales y que se metan en importación. La primera vez que lo escuché, mucho no lo creí, luego vi que se repetía, que eran varios casos similares. Ahí hay una cuestión ideológica muy delicada que esperemos que no se repita nunca. —Me da la sensación de que por lo menos por quienes asesoran a Horacio Rodríguez Larreta, economistas como (Pablo) Gerchunoff, no plantearía algo así. ¿Es posible que haya una posibilidad de que la Argentina pueda tener un plan de estabilización que no frene el crecimiento y en el que crean determinados economistas de Juntos por el Cambio? —Esperaría que sí, estamos trabajando con varias iniciativas, con el Consejo Económico y Social, con este plan productivo para pensar a largo plazo. —¿Evolucionan en el sentido de tu propio pensamiento? —Si me tengo que basar en los que pasaron por el gobierno de Macri, no evolucionaron. A Pablo Gerchunoff lo conozco, lo he leído, es un gran historiador económico, no tengo ninguna duda, aprendo mucho con él. Hay cosas que no comparto, pero hay muchas cosas que sí, no sé qué rol tendría en un gobierno de Macri o de Larreta o de Patricia Bullrich, no sé quién va a ser el candidato de Juntos por el Cambio. —Por ejemplo, Melconian, quien está en la Fundación Mediterránea para construir un plan, ¿sería una de las personas que pondría en riesgo la economía, porque buscaría en exceso la estabilidad antes que el crecimiento? —Por supuesto, Melconian tiene una mirada fiscalista, lo conozco, lo he escuchado y he tenido alguna ocasión en que pude conversar con él durante el gobierno anterior, en algún seminario o encuentro de economistas. Él decía que los dólares no importan, lo importante era cerrar el tema fiscal. Se burlaba y decía: “El problema es que hay algunos radicales en el gobierno de Juntos por el Cambio que piensan que el problema es del sector externo, pero el problema en realidad es fiscal”. Cada vez que Argentina se focalizó en lo fiscal se desenfocó. Y con esto no estoy diciendo que lo fiscal no es importante, digo que Argentina sufre cuando tiene un desequilibrio externo, cuando le faltan dólares. Estamos hoy en un camino muy claro a recuperar el equilibrio del sector externo, estamos exportando muchísimo más, fabricando en el país muchos bienes que antes se importaban. —¿Vamos camino a los superávits gemelos? —Vamos camino a eso, va a llevar tiempo, no va a ocurrir el año que viene. Pero claramente Argentina está creciendo, exportando más y va a mejorar su balance fiscal justamente por ese crecimiento, vamos en el camino correcto. —El Plan 2030 sería de superávits gemelos.  —Por supuesto, el Plan 2030 pretende terminar la década con un nivel de exportaciones y de desarrollo industrial y tecnológico que le va a permitir tener los superávits tanto externo como fiscal necesarios para estar estabilizados económicamente. —¿Y cuando escuchás a (Hernán) Lacunza? ¿Es distinto a (Carlos) Melconian? —En algunas cosas sí, pero no lo he escuchado mucho en detalle. —¿No sería deseable que la alternancia, que es inevitable a la democracia, permita que haya un grado de mayor cercanía de la mirada económica entre el oficialismo y la oposición?  —Sí, sería deseable, pero para que eso ocurra también tienen que haber miradas políticas menos extremas. Macri hizo un daño enorme, cuando dijo “el problema de la Argentina son los setenta años de peronismo”. ¿Qué cercanía puede haber cuando se plantea semejante distancia? Además con una falacia enorme, setenta años en los que habían gobernado peronistas, radicales, militares. Fue un planteo muy absurdo y muy nocivo para ese diálogo constructivo que planteás y que coincido en que es necesario. —Llegamos al final y quiero que envíes el mensaje que a vos te parezca oportuno a quien te parezca, los empresarios, los asalariados.  —Mi mensaje es para toda la comunidad, para el pueblo, para los empresarios, para el sector productivo, para las pymes, para las cooperativas, para las empresas grandes también. Todas son necesarias para que Argentina se ponga de pie,  para los trabajadores y trabajadoras. Argentina está en un proceso de reactivación donde los resultados son positivos y se van a extender paulatinamente a toda la población. Ya hay muchos que están viendo los resultados, a otros les van a ir llegando de manera más paulatina, pero por sobre todas las cosas hay un gobierno que está pensando no solamente en crecer este año, que lo vamos a hacer y el que viene también lo vamos a hacer, en seguir bajando el desempleo y la pobreza, sino que estamos pensando en el futuro por primera vez. Hay un gobierno que planifica, porque hace mucho tiempo que tiene un plan. Se plantea seriamente crecer toda la década y lograr que los sectores tecnológicos y científicos se desarrollen. Tenemos ingenieros, tecnólogos, programadores, que puedan desarrollarse acá, aportar al país y no tener que emigrar.  Estamos en el camino correcto, eso es lo que quiero transmitir. Un mensaje fuertemente optimista a pesar de las dificultades de corto plazo, que no las negamos y estamos también trabajando en eso.

El «Día de la Tierra», y la guerra que en 8 semanas ya destruyó la agenda ambiental

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Fernando Diez, integrante de la Academia Argentina de Ciencias del Ambiente y profesor en las universidades de Palermo y Torcuato Di Tella, es el autor de esta columna de opinión que se publicó el miércoles pasado. Nos parece oportuno reproducirla hoy, 22 de abril, Día de la Tierra. Aunque en AgendAR tenemos algunas observaciones que volcamos al final de la nota.

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«Cuando la comunidad científica comenzaba a conseguir que se escucharan las evidencias sobre el cambio climático, cuando los gobiernos de todo el mundo comenzaban a invertir seriamente en energías renovables y el ya desesperado reclamo por disminuir el uso de combustibles fósiles comenzaba a ser atendido por el electorado. Cuando Donald Trump (su lema sigue siendo Make America Great Again) ya había sido derrotado en las elecciones de Estados Unidos y las naciones más poderosas pudieron comenzar a acordar metas de políticas sustentables, cuando la pandemia de Covid-19 hizo evidente la necesidad de políticas coordinadas y globales de salud y cuando la cooperación entre las naciones parecía comenzar a hacerse posible ante la necesidad de políticas globales contra el cambio climático, entonces, Rusia invadió Ucrania. El tono de esta larga introducción puede resultar exagerado, pero es el que requiere este brutal, bochornoso error de cálculo (porque se pensó que Ucrania seria ocupada como Checoeslovaquia en 1968, con muchos tanques y poca sangre), estaba destinado a una escalada militar que resultaría políticamente inevitable para Putin, de trágicas proporciones y horrorosas consecuencias para Ucrania, pero también decisivas para el resto del mundo.
De un solo golpe se cambió la agenda del siglo XXI por la agenda del siglo XX.
La agenda de una creciente cooperación entre las naciones por la agenda de un retorno a la confrontación de bloques. La confrontación económica, la confrontación militar, la de la supremacía en el espacio, la del dominio de las bandas electromagnéticas. La propia idea de una hegemonía mundial ha revivido con insoportable descaro. Una agenda del siglo XX que nos obliga a volver al pasado tanto en el terreno de lo real como en el terreno de lo mental. Que no nos permite pensar en el futuro, sino que nos obliga a pensar en el pasado. La guerra, sabemos, nunca beneficia al pueblo, menos todavía a los soldados, pero permite a los gobernantes abolir la oposición y abroquelarse en el poder por tiempo indeterminado, designando a los disidentes como traidores, encarcelándolos y acallando toda libertad de disenso. El resurgimiento del nacionalismo, la apelación a la raza, a derechos territoriales pretéritos, la concepción del mundo como territorio de intereses imperiales, la amenaza armada e incluso, la amenaza de guerra nuclear (si, Putin nos hizo saber que puso en alerta el comando nuclear) reordena las prioridades de las políticas nacionales abriendo un nuevo armamentismo. El complejo industrial-militar pasa al frente, las acciones de las petroleras suben y las de las compañías de energías renovables bajan. Si por un momento pudiese suspenderse el horror por la muerte y el sufrimiento humano que la invasión de Ucrania ha producido, si eso fuese posible, podríamos pensar en el daño a las futuras generaciones que este cambio de agenda significa. ¿Quién puede pensar en los derechos de las futuras generaciones cuando ahora mismo poblaciones indefensas, ancianos y niños, perecen bajo bombas teledirigidas? Pero la guerra, habilitando el cinismo de la realpolitik, la arbitrariedad de la razón de estado, y la crueldad de la contabilidad de la muerte como una forma de victoria, significa el total e instantáneo abandono de las consideraciones ambientales. Un día de guerra genera más emisiones de dióxido de carbono y más residuos que un año entero de paz. No solo en la voracidad de combustible de aviones y misiles, de los camiones y pesados tanques, también en la de las gigantescas explosiones y los voraces incendios que estas producen. Ni qué decir de las infraestructuras destruidas, cuya reconstrucción exigirá nuevos esfuerzos materiales y económicos, pero también nuevas emisiones de gases dañinos para la atmósfera. Basta ver las escenas de destrucción para contabilizar visualmente las montañas de edificios reducidos a escombros, tanques destruidos, decenas de automóviles incendiados, puentes, caminos, cañerías y líneas eléctricas destruidas, por no mencionar la destrucción de edificios de valor histórico. Toda esa destrucción, visible a simple vista, es apenas una fracción de las emisiones que producirán lo que ahora aparece, para unos y para otros, como el urgente e inmediato mandato de restitución de los stocks de municiones y armamentos. Un forzoso desvío de los esfuerzos humanos que en el siglo XXI debían orientarse a restablecer una relación sostenible con el planeta, que se ven en cambio dirigidos hacia un esfuerzo armamentista de proporciones incluso mayores que los ya descabellados presupuestos militares precedentes, produciendo un retorno a los parámetros del siglo XX. Aunque la muerte y la destrucción inútil, la espiral de abyecta y voluntaria violencia y el dolor humano que desatan nos paralizan de indignación moral, es inevitable una dolorosa pero necesaria contabilidad: todos los muertos y heridos y toda la destrucción de la guerra es apenas una fracción de las víctimas que producirán el cambio climático, la contaminación ambiental y las mutaciones virales. Lo que en la guerra se contabiliza en miles, se contabilizará en millones en las víctimas de las sequías, el hambre, nuevas enfermedades, incendios e inundaciones. La estupidez de la agenda de la confrontación queda reflejada en la nueva amenaza que ahora se cierne sobre Europa: la amenaza de la radiación nuclear a que la exponen los límites que ya se han cruzado. La aterradora escena de centrales nucleares sin energía o bajo fuego de artillería ha sido inmediatamente superada por el horror que produce el retorno de las bombas nucleares como argumento de presión militar, consiguiendo resucitar el fantasma de la Mutua Destrucción Asegurada. ¿Y el resto del mundo? ¿Y las futuras generaciones? ¿Qué pueden importar si no importa la propia? La agenda del siglo XX, la agenda de la confrontación alimentada por los combustibles fósiles, en sólo unas pocas semanas, se ha impuesto sobre la agenda de la cooperación ambiental del Siglo XXI. No por el cálculo, no por la inteligencia, sino por la estupidez.»

Comentario de AgendAR:

En nuestra opinión, el arquitecto Diez ha sido aquí demasiado optimista sobre la fuerza del consenso global que se había logrado sobre políticas ambientales, y que la guerra en Ucrania habría destruido. Los estados nacionales, como sus gobernantes y como los seres humanos en general, van a privilegiar sus necesidades y temores inmediatos ante los que aparecen en un futuro. Hasta que haya acuerdos globales que tengan a la vez legitimidad ante la mayoría de la población del planeta y fuerza detrás para hacerlos cumplir -y para eso parece faltar bastante- consensos como se lograron en el Acuerdo de París o en conferencias como la COP 26… serán postergados o ignorados ante urgencias o peligros más cercanos. No es una invitación a bajar los brazos. Sino a continuar los esfuerzos, con enfoques realistas.

La industria petroquímica nacional crece, estimulada por el aumento global de precios

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El sector petroquímico creció en nuestro país en febrero de este año, en relación al mismo mes de 2021, un 36% en producción, 34% en ventas locales y 156% en exportaciones, por aumentos en precios y en volúmenes. A pesar que las tres variables fueron menores que en enero 2022.

El informe mensual del panorama del sector, elaborado por la Cámara de la Industria Química y Petroquímica (CIQyP), muestra que durante febrero de este año la producción creció un 36% respecto a febrero de 2021 en todos los subsectores, a excepción de los productos básicos inorgánicos e intermedios. La petroquímica registra una caída del 10% respecto a enero de 2022, “producto de paradas de planta programadas y condiciones de mercado”, según la CIQyP. No obstante, la producción acumulada del primer bimestre creció un 21% respecto al mismo período del año anterior. La cámara petroquímica agrupa a más de 150 compañías que representan el 80% del valor agregado industrial del sector, conformado por grandes, medianas y pequeñas empresas de capital internacional y nacional.

Ventas Locales

Las ventas locales se incrementaron un 34% en comparación con febrero de 2021, producto del aumento de volumen y precios de los productos a nivel global, considerando, además, la depreciación del dólar, con los productos finales termoplásticos y finales agroquímicos como los subsectores más influyentes al comparar con las ventas de enero, las ventas en el mercado local caen por la influencia de menores ventas en los productos finales agroquímicos. La variación entre enero y febrero de 2022 presentó una baja del 11%, mientras que el acumulado del año alcanzó un aumento del 39% respecto al mismo período del año anterior.

Exportaciones

Los datos de la muestra de la CIQyP presentan que las exportaciones desarrollaron un importante incremento del 156% interanual producto de aumentos en precios y volúmenes vendidos, destacando a los productos finales termoplásticos como el subsector predominante. Por los mismos motivos, el acumulado del año creció un 98%. No obstante, al comparar con enero de 2022, se observa una caída del 6% debido a que hubo una baja en la demanda. Jorge de Zavaleta, director ejecutivo de la CIQyP, destacó que “el primer bimestre del año muestra que tanto las ventas locales como la producción siguen sin recuperarse a los niveles deseados debido a que la demanda de las cadenas que provee el sector muestra variaciones. El incremento de demanda de la cadena de valor aguas abajo será el motor que permita seguir creciendo a nuestro sector. La industria química y petroquímica sigue siendo un sector clave para apoyar el desarrollo y el crecimiento de la Argentina”.

Otros indicadores

El informe señala también que la capacidad instalada del sector durante febrero tuvo un uso promedio del 55% para los productos básicos e intermedios y del 85% para los productos petroquímicos. Durante febrero de 2022 la balanza comercial de los productos del sector fue a la baja en un 14% con respecto al mismo mes del 2021, con variaciones positivas del 33% en las importaciones y del 66% en las exportaciones. El reporte indica que las PyMIQ (Pequeña y Mediana Industria Química) tuvieron un aumento en su producción respecto al mismo mes del año anterior. Las ventas en el mercado local y externo también crecieron. Respecto a enero de 2022, se observa una caída del 1% en producción y del 6% en las ventas locales. Algunas empresas manifestaron que tuvieron exportaciones puntuales durante febrero 2022. En conclusión, las ventas totales (mercado local más exportaciones) de los productos informados por las empresas participantes del informe alcanzaron los US$ 384 millones durante febrero de 2022, acumulando un total de US$ 813 millones en el primer bimestre del año.

Heladas tempranas a fin de marzo reducen la producción de soja en la Pampa Húmeda en 500 mil toneladas

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Las heladas tempranas, como las que se registraron a fin del mes pasado, reducirían la producción de soja en la zona agrícola núcleo, que incluye el sur de Santa Fe, el sudeste de Córdoba y el norte bonaerense, en unas 500.000 toneladas. A valores actuales, una pérdida de unos US$ 200 millones.

Según informó la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), “en sojas de segunda hay daños del 10% al 20% en rinde y cuadros con desecación total”. En este contexto, precisó que el rinde promedio total pasará de 31 a 30 quintales por hectárea.

“Hace 15 días atrás había buenas noticias: por mejores resultados de cosecha, en soja de primera subía 2 quintales el promedio y 800.000 toneladas la producción de la región. Esta vez, el ajuste llegó por dónde menos se lo esperaba, las heladas tempranas”, apuntó la entidad.

Según su proyección, la cosecha en la región núcleo caerá de 13,2 a 12,7 millones de toneladas, un 12% menos que el volumen del ciclo pasado.

Las heladas tempranas en la zona son inusuales. “Las primeras heladas se dan más adelante en el calendario, cuando los cultivos están cosechados o por cosecharse. Además, en esta campaña se sembraron lotes más tarde de lo normal debido a cuestiones climáticas, luego del 15 de diciembre y en casos extremos en enero.  Ahí la helada pegó de lleno”, explicaron ingenieros agrónomos citados por el reporte.

La BCR precisó en su reporte: “En Laborde esperan mermas de rinde del 10 al 20% en sojas de segunda y del 20 al 30% en maíces tardíos y de segunda. Hacia el oeste, en Cañada de Gómez dicen que los mayores daños fueron en soja de segunda y menores en maíces tardíos: en las sojas sembradas hasta el 5 de diciembre el daño puede llegar al 5% pero en las que se sembraron después superaría el 12%. En Venado Tuerto esperan mermas similares en sojas tardías que se encontraban en pleno llenado de granos (R6). En San Pedro y Baradero el efecto del frío fue leve en sojas tardías y no afectó a los maíces de segunda y tardíos. Están espectaculares, pueden rendir 80 qq/ha. El efecto de las heladas fue mayor hacia Arrecifes”.

La campaña de soja vino marcada en los últimos meses por la sequía que hizo perder producción. En rigor, contra 45 millones de toneladas del año pasado, la BCR aguarda 40 millones, dato que no obstante podría ser menor.

En tanto, en los últimos días circularon versiones de que la próxima semana podrían registrarse fuertes precipitaciones que dañarían los cultivos. Sin embargo, el experto José Luis Aiello, citado por la entidad, señaló que el ingresó de una masa de aire frío y seco asegura el buen tiempo en todo el país y en particular en la región.

“Los modelos de pronóstico indican la continuidad del tiempo estable y libre de precipitaciones durante los próximos siete días y posteriormente el ingreso de un frente frío que podría generar nuevas lluvias de cara a la última semana del mes”.

Aerolineas Argentinas suma una nueva ruta: San Pablo-Ushuaia

Aerolíneas Argentinas comenzará a unir a partir de julio, San Pablo con Ushuaia con dos frecuencias semanales.

Desde el 11 de julio y todos los lunes y viernes, la empresa contará con vuelos entre la ciudad brasilera y la capital fueguina. Los regresos, Ushuaia a San Pablo, se encuentran programados para los días domingo y jueves de cada semana. Con horario nocturno, partiendo a la 1.10 desde San Pablo, los vuelos arribaran a las 8.00 al aeropuerto de Ushuaia, de manera tal que los pasajeros puedan aprovechar el día de llegada. Los vuelos serán operados con aeronaves Boeing 737-800 con capacidad para 170 asientos y en las próximas horas ya estarán abiertos para la compra en la web de la compañía. “Estamos haciendo una apuesta muy grande para desarrollar el turismo receptivo sobre todo desde Brasil. Ya anunciamos los vuelos desde San Pablo a Salta y Bariloche y ahora estamos incluyendo a Ushuaia dentro de este esquema de rutas que tienen por objetivo potenciar la oferta de cara a la alta temporada de invierno”, explicó Pablo Ceriani, presidente de Aerolíneas Argentinas. Ceriani, además agregó que “estos vuelos son posibles gracias al trabajo en conjunto y al buen entendimiento que hemos tenido con el intendente, Walter Vuoto y el senador nacional, Martin Rodríguez. Estamos seguros que van a servir para que la temporada de invierno sea tan exitosa como fue la de verano.” Semana atrás la empresa confirmó que volará desde San Pablo a Bariloche y Salta de manera directa a partir de julio. De igual forma, fueron anunciados los vuelos desde y hacia Brasilia, Curitiba y Porto Alegre que ya se encuentran operativos.

Comercio, el gremio más numeroso de Argentina, cerró hoy su paritaria. Un 59,5% hasta marzo 2023

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La federación de mercantiles que lidera Armando Cavalieri acordó con la CAC, Came y Udeca elevar el salario básico a $139.000.

La Federación Argentina de Empleados de Comercio y Servicios (FAECYS), junto a la Cámara Argentina de Comercio (CAC), la Confederación de la Mediana Empresa (CAME) y la Unión de Entidades Comerciales (Udeca), cerraron hoy jueves 21 la paritaria anual que va de abril 2022 a marzo 2023, con un incremento del 59,5%. Según indicaron fuentes gremiales y empresarias, con este acuerdo el salario básico de convenio pasará de $ 90.000 a $ 139.000. El incremento salarial para los empleados de comercio se distribuirá de la siguiente manera: 6% en abril; 6% en mayo; 6% en junio; 10% en agosto; 10% en septiembre; 11% en noviembre; 10,5% en enero de 2023. El acuerdo establece una cláusula de revisión específica, en función de la evolución y la aceleración de los precios, que afectan las escalas salariales. “Hemos logrado este acuerdo que contempla el impacto de la aceleración de los precios de los primeros meses, y contamos con el compromiso de las cámaras de abrir nuevas revisiones para que el salario de los trabajadores no pierda poder adquisitivo frente al incremento de la inflación”, dijo Cavalieri, tras la firma del convenio en el Ministerio de Trabajo de la Nación. “Quiero destacar diálogo que tuvimos con los directivos de las cámaras durante esta negociación, en este contexto tan complejo para todos y de tanta incertidumbre, donde es prioritario tener un entendimiento permanente para seguir de cerca las distintas variantes económicas y que impactan en los precios”, agregó.