Investigadores del INTA aislaron anticuerpos de llamas, aptos para una terapia contra el coronavirus

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Con la presencia de los ministros de Agricultura y Ciencia junto con la presidenta del INTA –Susana Mirassou– presentó el desarrollo científico. Se trata de nanoanticuerpos.

En sólo 7 meses, un equipo de investigación del INTA, Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca y del CONICET, Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, obtuvieron los nanoanticuerpos VHH provenientes de las llamas y los anticuerpos IgY, derivados de la yema de los huevos de gallina, con capacidad de neutralizar la infección por coronavirus. Estos resultados posicionan a la Argentina como el primer país de Sudamérica con la potencialidad de convertirlos en productos terapéuticos. Los ensayos de neutralización llevados a cabo tanto con pseudovirus como con el virus salvaje confirmaron que estas moléculas inhiben la infección viral provocada por el SARS-CoV-2, resultando tratamientos innovadores contra la enfermedad de COVID-19 y complementarios a las vacunas y otros métodos disponibles. Luis Basterra, ministro de Agricultura de la Nación, se refirió al logro y señaló: “Entre el INTA y el CONICET nos muestran el potencial que tienen nuestros profesionales, lo que significa tener una política soberana en cuanto al desarrollo de conocimiento”. En este sentido, subrayó: “Este logro tiene calidad de anuncio internacional en términos de logro científico y nos pone a la vanguardia de lo que son las distintas alternativas para la lucha contra la COVID-19”. Por su parte, Roberto Salvarezza –ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación– se refirió al logro de los anticuerpos monoclonales de llama y a los policlonales de yema y los consideró “dos posibilidades de terapia que se suman a otras que han desarrollado científicos argentinos y muestran las capacidades de nuestros investigadores de trabajar y lograr, en tiempos récord, productos de innovación”.

Presentación

Susana Mirassou –presidenta del INTA– señaló que es “un gran honor para el INTA estar a la altura de las circunstancias, en un momento de pandemia aportando conocimiento y desarrollos científicos, tales como la producción de nanoanticuerpos monoclonales”. Y reconoció los aportes del sector privado para cooperar con equipamiento y con las llamas, y que, también, contó con el financiamiento del Agencia Nacional de Investigación Científica. “Los nanoanticuerpos monoclonales recombinantes VHH y los anticuerpos policlonales IgY representan dos estrategias para el tratamiento preventivo y terapéutico de pacientes afectados de COVID-19”, señaló Viviana Parreño, coordinadora científica de INCUINTA del INTA y responsable del proyecto junto a Itatí Ibañez, investigadora del CONICET. Los ensayos que demostraron la actividad neutralizante de las moléculas fueron inicialmente realizados en el laboratorio por Itatí Ibañez con pseudo partículas virales y, paralelamente, confirmados con el virus salvaje en el Servicio de Virosis Respiratorias del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas (INEI) de la ANLIS-Malbrán, por la investigadora Elsa Baumeister, y el Instituto Politécnico de Virginia -Estados Unidos-, por el científico Jonathan Auguste.

Lo que viene: ensayos murinos

“Esperamos en tres meses contar con los ensayos preclínicos de los VHH e IgY neutralizantes en ensayos preclínicos en un modelo ratón para COVID-19”, reconoció Andrés Wigdorovitz, director de INCUINTA y de Bioinnovo SA, la empresa de base tecnológica formada por INTA y Vetanco SA. Los resultados obtenidos ubican a la Argentina entre el selecto grupo de países que han desarrollado nanoanticuerpos: Estados Unidos, China junto con Suecia y Bélgica, entre otras naciones de la Unión Europea. Las moléculas de llamas “representan una tecnología que permite administrar un producto farmacológicamente definido, un anticuerpo monoclonal recombinante, que podrá administrarse en forma de nebulización para prevenir o tratar la infección respiratoria, mientras que los anticuerpos IgY representan una terapia policlonal de aplicación tópica u oral”, destacó Parreño. Este proyecto, elegido entre más de 900 propuestas en la convocatoria de la Agencia I+D+i en el marco de las acciones de la “Unidad Coronavirus” que integra junto al Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y el CONICET, “demostró poder cumplir en tiempo record los objetivos que se propuso”, reconoció Itatí Ibañez, viróloga molecular, quien junto con Marina Bok y Florencia Pavan construyeron la biblioteca de genes VHH en tan sólo 10 días. Una vez finalizadas las pruebas preclínicas y de seguridad en animales, se podrá comenzar con la fase de escalado y producción bajo buenas prácticas de manufactura, para su posterior prueba en ensayos clínicos con la aprobación de la autoridad regulatoria. De este modo, las dos estrategias se podrán sumar a las terapias de plasma e Igs humanas y de anticuerpos policlonales equinos que ya se encuentran en fase clínica.

La biblioteca de nanoanticuerpos

La inmunización de una llama en la unidad experimental del INTA y la posterior construcción de una biblioteca de nanoanticuerpos de llamas contra la COVID-19, fue la puerta de entrada para obtener nanoanticuerpos con la capacidad de inhibir la infección viral provocada por el coronavirus SARS-CoV-2. En este recorrido de producir los nanoanticuerpos, los investigadores inmunizaron a Spike –nombre de la llama– con la proteína que forma la corona del SARS-CoV-2. Luego extrajeron una muestra de sangre y, de allí, los linfocitos circulantes. A partir de esas células se purificó el ARN –ácido ribonucleico– mensajero, que contiene información de los anticuerpos que elabora el camélido. Este primer reservorio “elaborado en la Argentina contiene información genética sobre los anticuerpos que producen estos camélidos frente al SARS-CoV-2. Mediante un biopaneo de la biblioteca es posible seleccionar los anticuerpos que generan estos camélidos cuando son expuestos a la proteína del virus y que poseen la capacidad de neutralizar la infección viral”, señaló Marina Bok, investigadora de INCUINTA. Con la información codificada en los genes VHH se obtuvieron anticuerpos monoclonales que demostraron su capacidad para inhibir una infección viral utilizando tres ensayos de neutralización diferentes. Los nanoanticuerpos y los anticuerpos IgY obtenidos podrán utilizarse como tratamientos preventivos y terapéuticos de COVID-19, aunque también son herramientas útiles para el desarrollo de métodos inmunodiagnósticos, entre otras aplicaciones.

El resultado de 15 años de investigaciones

La historia se remonta al año 2005, cuando Viviana Parreño y su equipo iniciaron el desarrollo de plataformas para la producción de nanoanticuerpos en INTA. Derivados de camélidos sudamericanos, esta línea de investigación trabaja bajo el concepto de “Una única salud”. Iniciativa en la que tanto la salud humana como la sanidad animal son interdependientes y están vinculadas a los ecosistemas en los cuales coexisten. “Al momento de inicio de la pandemia, en INTA y CONICET estábamos investigando en el desarrollo de nanoanticuerpos para influenza H1N1, también en estrecha colaboración con el Instituto Malbrán, por lo que decidimos poner manos a la obra y comenzar este proyecto”, comentó Parreño. En la línea de investigación en nanoanticuerpos, trabajaron con estas moléculas muy pequeñas derivadas de los anticuerpos de cadena pesada que poseen las diferentes clases de camélidos –camellos, llamas, alpacas, vicuñas y guanacos–. Las moléculas más pequeñas que existen en la naturaleza y que poseen la capacidad de reconocer a otra y de neutralizarla. La producción de los anticuerpos IgY se realiza a partir de la inmunización de gallinas y su obtención de la yema de los huevos. Esta tecnología permite producir grandes cantidades de anticuerpos de muy buena afinidad en corto tiempo y forma parte de las alternativas de producción alineadas con el bienestar animal y de acuerdo con el principio de las 3R -reducir, reemplazar, refinar-. Mediante un biopaneo de la biblioteca es posible seleccionar los anticuerpos que generan estos camélidos cuando son expuestos al SARS-CoV-2 y que poseen la capacidad de neutralizar la infección viral.  

El registro de los resultados de testeos por COVID-19 en Argentina está cuestionado

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Our World In Data, una ONG dependiente de la Universidad de Oxford, lleva adelante una publicación online que presenta datos y resultados empíricos de muchas condiciones distintas en todo el mundo, a través de gráficos y mapas interactivos. Sus cuadros estadísticos sobre la pandemia del coronavirus son tomados en cuenta por la mayoría de los medios del mundo y de los investigadores. Por la consistencia de sus datos, y también porque la información de la Organización Mundial de la Salud no está presentada en la forma más útil y manejable. Ayer martes 20 el responsable de la página de @OurWorldinData, Edouard Mathieu, informó en Twitter que decidieron «eliminar a los datos de Argentina sobre los testeos en el país». Las cifras de casos y muertes en Argentina sí se siguen viendo. «En particular, ha surgido recientemente que muchas pruebas negativas (es decir, que los testeados no tenían indicio de Covid) no se estaban registrando en varias provincias, incluidas las grandes como Santa Fe y Córdoba. Esto sesga la tasa positiva hacia arriba, hasta un asombroso 75% en la actualidad«. El ministro Ginés González García inmediatamente reconoció el error y le dio la razón a la ONG. «Hoy empezamos a corregirlo», declaró Ginés en C5N. «Todavía no está totalmente hecho. Lo que dice la ONG inglesa es lo mismo que decimos nosotros. Estamos preocupados, pero lo estamos modificando y también simplificando el sistema». «Los testeos es quizás lo que más nos cuestionan. Nosotros empezamos a ver, sobre todo porque expandimos mucho la capacidad de testear, que caía el número de testeos diarios que nos informaban. Hablamos con todas las provincias y descubrimos que en realidad los positivos, que son los que hay que saber primero, se ponían y se informaban, pero los negativos no se informaban. Con lo cual pasaban dos cosas: decíamos menos de lo que estábamos haciendo y, en segundo lugar, daba una tasa de positividad altísima». El ministro señala, entonces, el mismo punto que marca Mathieu: si se testeara a un grupo de personas al azar, y 75% estuvieran contagiados… ahí si los muertos se apilarían en las calles. En realidad, el % de positivos que se informaba oficialmente resulta increíble a simple vista. Los organismos oficiales han mostrado en el manejo de los datos un descuido que perjudica al gobierno y a la imagen de la Argentina. Es cierto también que los reclamos insistentes por «más testeos» pierden de vista que no son una solución, si no existe la estructura ni los recursos para seguir y aislar a todos los contactos. El problema de la Argentina es similar al de otros países extensos y de estructura federal, como Estados Unidos y Brasil. Sin el toque folclórico de la hidroxicloroquina. Pero los testeos -inclusive los serológicos, más económicos y rápidos aunque menos seguros- son necesarios para conocer la marcha de la pandemia en nuestro país. Sin ellos, se trabaja a ciegas.

Otra vez subió la soja: 391,32 dólares por tonelada. El trigo y el maíz también tuvieron alzas

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El valor de la soja subió en la jornada de hoy en el Mercado de Chicago 3,9 dólares y alcanzó los 391,32 dólares por tonelada, lo que volvió a posicionarse muy cerca del máximo precio desde 2018 que se había producido el viernes 9 de octubre tras el informe del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA). Este nueva suba de la soja se dio por un mayor dinamismo en la demanda externa que apuntaló nuevos avances de precios. El USDA informó en la mañana de hoy, ventas de soja americana por 132.000 toneladas a destinos desconocidos. (entiéndase: China, a través de terceros). En tanto, en Brasil el inicio de la siembra presenta demoras y genera incertidumbre, dijo la consultora Grassi. Según fuentes privadas, las tareas avanzan sobre un 6% de la superficie (vs. 17% promedio histórico). Además, si el ingreso de la mercadería en Brasil se posterga, se especula con que China extienda compras a EE.UU. hasta enero/febrero. Por último, los avances en el petróleo (1,6%), aceite de palma (3%) y de soja (2,7%), contagiaban firmeza al poroto. Mientras que en el mercado local el valor propuesto por la soja disponible ascendió a 25.200 pesos por tonelada. El trigo sigue con su raid alcista y trepó a los 232,77 dólares por tonelada para la Posición Diciembre, una suba de 2,39 dólares por tonelada.​ Según la consultora Grassi, las condiciones de sequía en regiones productoras de Rusia y EE.UU. generan incertidumbre sobre el volumen de producción para el nuevo trigo de invierno. Mientras que en Argentina, no se descartan nuevos ajustes en rindes y producción de las 17 millones de toneladas que se esperan. El maíz también tuvo una jornada alcista en Chicago. Subió 1,48 dólares por tonelada y llegó a 161,02 dólares por tonelada. El buen desempeño de la demanda externa en EE.UU., mantiene los precios estimulados en pleno ingreso de la mercadería. En el día de ayer el USDA señaló negocios de exportación a México por 123.000 toneladas. y otras 345.000 a destinos desconocidos. Y en Sudamérica la falta de precipitaciones abundante podría dificultar los planes de siembra en Argentina y Brasil.

El trigo HB4 y el desarrollo económico

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Reproducimos estas reflexiones de Bernardo Kosacoff. Su autor es Licenciado en Economía (UBA), Profesor Titular de la Universidad de Buenos Aires en Organización Industrial (desde 1984), de la Universidad Nacional de Quilmes en Política Económica (desde 1993) y del MBA de la Universidad Di Tella (desde 2009). «El logro del desarrollo económico es un ejercicio colectivo de sociedades con una visión de futuro que permite una mejora sustantiva del bienestar, con procesos de inclusión social y sustentabilidad ambiental. Los determinantes de estos procesos son múltiples y las experiencias son idiosincráticas a cada país, de las cuales se permiten extraer lecciones muy útiles, pero no se pueden replicar automáticamente a otros contextos nacionales. Una lección transversal a todos los países, indica que la vinculación entre la ciencia, la innovación tecnológica y la producción –basada en una densa articulación entre los sectores públicos y privados es un pilar para el desarrollo. Asimismo, son esfuerzos con una visión compartida de largo plazo, que incluye simultáneamente una construcción institucional, con el fortalecimiento de las capacidades empresariales, en la generación de ecosistemas productivos. Estos son los activos claves para lograr una dinámica de cambio estructural asociada a la participación creciente de empleo calificado y desarrollo de capacidades tecnológicas. La experiencia internacional también indica que cuanto más disruptivo es el avance técnico más complejos son los procesos de adaptación y difusión a los nuevos escenarios productivos; valorizar la ciencia y la tecnología es un camino no exento de marchas y contramarchas. El secreto consiste en lograr –desde una perspectiva holística y de largo plazo- los acuerdos sociales que faciliten los aprendizajes para adoptar nuevos desarrollos; omitir el problema es perder la oportunidad del cambio. Veamos el contexto local donde se inserta el tema. El desempeño de la economía argentina en las últimas décadas ha sido decepcionante, es ineludible generar una estrategia de desarrollo para revertir nuestro estancamiento con creciente exclusión social. Sin embargo, existen esperanzas: en el país que hay modelos de organización tecno-productivos aplicados a sectores de actividad que son ejemplos de “clase mundial” (similares a los vigentes en una decena de países entre las 170 naciones en desarrollo). Entre otros, se destacan las áreas de servicios basados en el conocimiento, la farmoquímica, algunos núcleos metalmecánicos; la energía nuclear y buena parte de los complejos agroindustriales. No escapa que parte de la competitividad genuina de estas últimas actividades se asienta en la bondad de los recursos naturales, pero… no existen “bosques de soja” ni “yacimientos de trigo”; los logros son fruto de una larga trayectoria evolutiva en materia tecnológica, organizacional y productiva, donde la genética -vegetal y animal- tuvieron y tendrán un rol crucial. En su desarrollo –desde las primeras variedades y razas anexadas a los procesos inmigratorio- se jalonaron los primigenios procesos de selección natural, el fitomejoramiento convencional y, más recientemente, el uso de la moderna biotecnología (con sus variadas y cambiantes herramientas). Forma parte de una pieza central para la consolidación de actividades que, si bien son una parte pequeña de nuestra estructura productiva y social, nos demuestran la potencialidad de la argentina para poder recuperarnos. Y nos alertan acerca de la necesidad de no perder el rumbo de largo plazo. Debemos seguir fortaleciendo estas actividades y su construcción institucional, como ejemplo de su viabilidad para generar condiciones para su expansión a todo el tejido productivo, reduciendo las enormes heterogeneidades que hoy nos caracterizan y volver a crear empleo formal. Una tarea pendiente es la densificación del tramado exportador hacia bienes de mayor valor agregado; sumar valor –por industrialización y/o valorización de atributos- es un desafío que para la agroindustria remite –entre otros temas- a la segmentación de la materia prima; en el marco de una creciente des-comoditización de los granos, los países mundiales líderes apelan a la segmentación de calidades y contenidos readaptando sus sistemas de categorización y comercialización. Argentina tiene asignaturas pendientes en esa carrera que va más allá de las simples normas técnicas: se trata de modificar algunas rutinas de almacenamiento, transporte y comercialización –que involucran a los sectores públicos y privados- para que cada segmento de mercado se acople con la respectiva oferta y se resguarden –equitativamente- los múltiples intereses en juego. Así, el modo de funcionamiento pre establecido no es la mejor plataforma para la adopción masiva de nuevas tecnologías. El caso del Trigo HB4 debe analizarse en ese contexto y desde una perspectiva estratégica con proyección de largo plazo; no es un caso aislado sino que parece inscribirse –con una potencia icónica destacable- en la saga de dinámicas similares –como la liberación de la caña de azúcar resistente al glifosato, el uso restringido para seleccionar ejemplares de reproductores bovinos de alta gama en base a marcadores, las restricciones regulatorias a los medicamentos biosimilares, las hormonas de crecimiento y leches “maternizadas” derivadas de bovinos clonados y otros similares-. O sea, un evento disruptivo en un contexto no preparado. ¿Qué sendero seguir? ¿Desechamos los avances y mantenemos el statu quo o apostamos a fortalecer las plataformas tecnológicas que nos brindan la confluencia entre las modernas biotecnologías y las tecnologías informáticas? Anticipamos: no se admiten soluciones simples en base para satisfacer miradas individuales, sino que se apela a senderos complejos con múltiples participaciones sectoriales. Veamos sucintamente la situación de HB4. El Ministerio de Agricultura –en base a una destacable institucionalidad- acaba de aprobar la tecnología HB4 para el cultivo de trigo, única a nivel mundial que permite una mayor tolerancia a las sequias. Este logro es producto de una colaboración público-privada de 15 años entre Bioceres y el grupo de investigación de la Dra. Raquel Chan (Conicet-Universidad Nacional del Litoral) responsable del descubrimiento. En ensayos a campo llevados a cabo durante los últimos 10 años, las variedades de trigo HB4 mostraron mejoras de rendimiento en promedio del 20 por ciento en situaciones de sequía. La incidencia de este fenómeno ha aumentado su frecuencia en el contexto del cambio climático global, afectando cada vez más la estabilidad de los ecosistemas agrícolas. O sea, contamos –socialmente- con base científica-tecnológica y una buena alianza público-privada. A su vez, para su desarrollo se generó una alianza estratégica con la constitución de Trigall Genetics, un joint-venture entre Bioceres y Florimond Desprez de Francia, una de las empresas líderes a nivel mundial en genética de trigo. Bioceres se fundó en 2001, cuenta con más de 300 accionistas, entre productores agrícolas, cooperativas, grupos agroindustriales y otros actores del sector científico y financiero, cotiza en la Bolsa de Valores de Nueva York y comercializa insumos de alto valor tecnológico en más de 30 países, con filiales en Brasil, Paraguay, Uruguay, Bolivia, Colombia, Estados Unidos, Sudáfrica, Francia e India. En otros términos, existe base empresarial para traducir a la tecnología en motor de desarrollo –con impacto local e internacional-. El potencial de la capacidad innovativa no se reduce a este evento en el trigo, dado que se ha desarrollado una rutina de procesos de aprendizaje colectivos que ha conformado una plataforma con un potencial enorme para futuros desarrollos, ubicando al país como jugador global en una de las áreas más dinámicas a nivel internacional. O sea, no hablamos sólo de trigo, hablamos de una plataforma de lanzamiento de tecnologías multi-productos. Se trata sin duda de un producto icónico: el trigo es pan y el pan es símbolo universal del alimento. Su imagen se asienta parte en “lo simbólico” y parte en temas estrictamente objetivos de inocuidad, seguridad y novedad. Sobre esto último, la resolución del Ministerio para autorizar la liberación productiva se otorga en base a tres dictámenes técnicos independientes. Participó la Comisión Nacional Asesora de Biotecnología Agropecuaria (Conabia), concluyendo que los riesgos derivados de la liberación de este organismo vegetal genéticamente modificado (OVGM) al agro ecosistema, en cultivo a gran escala, no difieren significativamente de los inherentes al cultivo de trigo no GM. El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) concluyó que no se encontraron objeciones científicas para su aprobación desde el punto de vista de la aptitud alimentaria humana y animal. Agrega, que no se encuentran reparos para la aprobación con destino a consumo humano y animal de los eventos de transformación antes mencionados, siendo estos tan seguros y no menos nutritivos que sus homólogos convencionales. Por su parte, la Subsecretaría de Mercados Agropecuarios, en su dictamen concluye que se estima que este evento proporcionará una nueva alternativa para optimizar el control de malezas en el cultivo de trigo y para aumentar los rendimientos ante situaciones de estrés hídrico. Del análisis comercial y su impacto en las exportaciones se advierte un posible riesgo, ya que el solicitante carece de aprobación comercial en Brasil, el principal comprador internacional de trigo argentino. Entiende que la misma debe estar condicionada a la aprobación comercial por parte de las autoridades competentes de Brasil, debiendo abstenerse la solicitante de producir y comercializar las variedades que contengan el evento hasta tanto obtenga la licencia de Brasil. Es muy importante señalar la participación de los Entes Reguladores para el análisis de los efectos de estas innovaciones. Como activo destacado, la Argentina cuenta con instituciones de alta capacidad, trayectoria y reconocimiento internacional. O sea, el tema es más comercial que estrictamente técnico. En este contexto se han planteado serias objeciones a la aprobación de la comercialización del trigo HB4 por parte de varios actores, principalmente de productores trigueros. Aceptando los dictámenes de CONABIA y SENASA, su rechazo plantea, que el mercado mundial del trigo alcanza los 175 millones de toneladas anuales y el de harinas a los 18 millones y los dos en su totalidad son no transgénico. En varios países se intentó lanzar eventos en trigo que no pudieron prosperar debido a la reacción negativa de los mercados compradores por: (i) la no aceptación por parte de los consumidores locales y/o extranjeros de los productos elaborados con cultivos transgénicos y (ii) la dificultad de mantener separada la producción transgénica de la no transgénica. Argentina sería el primer país productor de trigo en el mundo en aceptar la producción y el consumo de trigo transgénico (OGM), y es de suponer que esto, más que ser una ventaja, generará un problema relevante en la comercialización de nuestro trigo tanto dentro como hacia afuera del país ya que no se ha implementado ningún sistema comercial que permita segregar (separar) y controlar la trazabilidad de los granos provenientes de variedades OGM y no OGM. Este es un tema crucial donde la “institucionalidad” y rutinas productivas y comerciales previas no están aggiornadas como para garantizar una adecuada segmentación. Una parte corresponde a los mercados externos. De acuerdo a los expertos, más allá de beneficios productivos, podría haber «un efecto negativo en la exportación argentina de trigo». Es obvio que los importadores –muy cercanos a los molinos harineros- prefieren mantener la situación previa con escasa segmentación. Una situación alternativa les significa segmentar los procesos –harinas GM y “naturales”- con los consecuentes costos; mayores producciones globales y precios en descenso para calidades GM no les son comercialmente atractivas. Nótese que los consumidores menos favorecidos a nivel de ingresos y/o los ubicados en países cercanos a la subsistencia –desde algunos países africanos a ciertos estados/provincias latinoamericanas- muy afectados por los “efectos sequías” no tienen “voz” de representación ni opinión. Por otra parte, el consumo local no tiene experiencia en consumir trigo GM. La primera reacción –subconsciente- es de rechazo al producto apelando a la consabida fórmula “mejor malo conocido que bueno por conocer”. Una sana política trabajaría sobre el aporte objetivo de información general y precisas normas de etiquetado. El eje –pensado en un comprador racional- es información clara y precisa para respetar la “soberanía” del consumidor. Muchos perfiles de consumidores derivan en muchas “voces”. El mercado puede responder con libertad a cada una de ellas si se regula acertadamente. Un eslabón previo son los molinos harineros y las empresas. Ya existen pedidos de parte de firmas alimenticias nacionales e internacionales que operan en nuestro país, de comprar únicamente harina o trigo no transgénico. Siempre queda la pregunta incómoda: ¿están dispuestos a pagar más por una calidad diferenciada? Nuevamente la inercia –y los intereses- previos priman sobre lábiles criterios de conjunto asociados con mayores producciones, menores precios e incremento de los saldos exportables. Adicionalmente sostienen que el uso comercial nacional del trigo HB4 impactará en los precios y abastecimiento de trigo en el país. No solo se ponen en riesgo las exportaciones de trigo y harina, sino también de pellets, almidón, gluten, panificados, fideos y todos los productos del segundo procesamiento donde existen miles de PyMEs que actúan en esta cadena. Obviamente el razonamiento supone el mantenimiento de las rutinas comerciales y regulatorias actuales. Al inicio de la cadena, la actitud de los productores –un amplio arco de agentes interesados e involucrados en el tema con diversos intereses- y algunas de sus varias entidades de representación oscila entre su aceptación –en base a mejoras en costos/productividad- y rechazo sobre las prevenciones de cierres de mercados, entrecruzamientos de variedades y dudas sobre la apropiación de los eventuales efectos positivos. Subyace la no completamente resuelta situación de los derechos de propiedad y pago por el uso de la nueva semilla. Nuevamente, el tema bajo análisis involucra a problemas ya catalogados como estructurales y cuya solución implica nuevas conductas y rutinas de funcionamiento. La respuesta de Bioceres se resume en que “Existen riesgos por aprobarlo, es evidente, cualquier transformación o cambio del status quo lo tiene, más aún en esta situación donde somos líderes sin tener el poder de los países centrales. También existen riesgos por no aprobarlo y la mayoría de las veces estos no se dimensionan. Ser líder requiere no solo crear algo nuevo, que agregue valor, sino asumir los riesgos y estar dispuesto a luchar para hacerlo y sostenerlo. Ser líder es correr riesgos y gestionarlos. Es saber cómo, cuándo y con quién dar los pasos necesarios. Esperamos poder construir junto a todos los grupos de intereses y actores de la cadena de valor del trigo, ideas y acciones que nos ayuden a mitigar los riesgos por hacer. Pero no seremos parte de un colectivo que prefiere el riesgo de no hacer“. En suma, el Progreso e Innovación plantean dilemas y conflictos, cuya resolución final deseable sea a través de una evaluación integral de los beneficios sociales involucrados y podamos aprovechar al máximo el extraordinario esfuerzo de innovación generado con su aporte al desarrollo económico.»

Las 5 vacunas contra el coronavirus en las que el gobierno deposita esperanzas

El ministro de Salud Ginés González García declaró este domingo en un reportaje que la vacuna contra el coronavirus podría estar disponible en forma masiva en marzo, y que “entre las siete u ocho que están en primera línea, Argentina negocia con cinco”. Agregó, “tres de ellas están haciendo ensayos de fase 3 en nuestro país”, y que “una se fabricará acá”. Es de conocimiento público entonces, que los laboratorios con los que el gobierno está negociando son Pfizer, Janssen, Sinopharm y AstraZeneca. La quinta sería la vacuna rusa conocida como “Sputnik V”, y la periodista Irene Hartmann sostiene que al menos dos jurisdicciones firmaron contratos y aguardan la llegada de las dosis: una de ellas, la provincia de Buenos Aires. Parte de esta información fue adelantada a los medios latinoamericanos en una webinar promocional organizada ayer lunes por los desarrolladores de la vacuna rusa. El Russian Direct Investment Fund (RDIF), el Institute Bering-Bellingshausen for the Americas y el Gamaleya National Research Center for Epidemiology and Microbiology. En el encuentro, que estuvo focalizado tanto en las ventajas de la vacuna rusa frente a los desarrollos de empresas competidoras, como en las perspectivas de cooperación con los países de la región, el CEO del RDIF, Kirill Dmitriev, aseguró que “America Latina es un socio sumamente importante”, y aseguró: “Vamos a confirmar acuerdos con Argentina y Perú, adicionando los ya existentes con México, Brasil y otros países de la región”. En el intercambio de la webinar, protagonizada por los desarrolladores y un grupo chico de periodistas, se sugirió que dos provincias argentinas habían comenzado tratativas certeras en relación con el arribo de esa vacuna al país. Si bien no se pudo corroborar la cantidad de dosis pautadas, una segunda fuente del sector confirmó que el acuerdo está cerrado y simplemente aguardan que llegue la partida. Se deduce, no obstante, que antes de su administración deberá ser aprobada por la ANMAT, el organismo regulador en materia farmacológica. El desarrollo ruso contra el Covid-19 vino siendo cuestionado internacionalmente, dada la rapidez con que el gobierno de Vladimir Putin anunció que el fármaco estaba listo, lo que fue visto más como un gesto político que sanitario. De hecho, fue famoso el debate a principios de septiembre entre Rusia y un grupo de investigadores de universidades de Estados Unidos e Italia, entre otras, que publicaron una carta abierta dirigida a los autores del estudio, donde cuestionaban errores estadísticos en algunos ensayos de las fases 1 y 2, que habían sido publicados en la prestigiosa revista The Lancet. Quizás por eso en la webinar de este lunes se insistió especialmente en la seguridad y eficacia de los ensayos hechos hasta ahora: 16.000 pacientes de 18 a 60 años cursan ensayos de fase 3, explicaron, y se pondrá en marcha otra tanda de pruebas en 40.000 pacientes mayores de 60 años. Además, aseguraron los responsables de la vacuna, “la inmunidad (a través de dos dosis inyectables de dos tipos de adenovirus humano) promete durar entre uno y dos años, a diferencia de otros desarrollos similares, que no lograron inmunidad de más de seis meses”. Observaciones de AgendAR: Es natural que la vacuna rusa sea en estos días la que despierta mayor atención de los medios. Sus desarrolladores están llevando adelante una intensa campaña promocional. Y tiene un punto importante a favor, que señalamos en agosto cuando Putin hizo el anuncio: la vacuna Sputnik V, que implica la introducción de dos componentes del fármaco con un intervalo de tres semanas, no contiene adenovirus humanos vivos -como sus competidoras más adelantadas- sino vectores adenovirales humanos que no son capaces de multiplicarse en el organismo del paciente. Pero es difícil aceptar que una nueva vacuna, al ensayarse en decenas de miles de personas, no registre ninguna complicación. Si algún laboratorio afirma eso, es una invitación a desconfiar. En cualquier caso, desde AgendAR queremos reiterar a nuestros lectores que el cuadro general del desarrollo de las nuevas vacunas es promisorio: una parte considerable de la comunidad científica mundial está empeñada en ello, y no se mezquinan los recursos. Las vacunas más adelantadas se están probando en este momento en decenas de miles -sino cientos de miles- de personas, y es imposible ocultar los éxitos y los fracasos cuando tantos participan. Y las potencias en mejores condiciones para reunir información, producir las vacunas y distribuirlas, no sólo tienen razones humanitarias para hacerlo sino también de prestigio y poder «blando». En este caso, podemos confiar que la competencia producirá los resultados benéficos que se le atribuyen.
Vladimir Putin y Kirill Dmitriev

La UNLP y Astillero Río Santiago proyectan una megaimpresora 3D para construir viviendas

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La Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y el Astillero Río Santiago (ARS) desarrollarán la primera impresora 3D de fabricación nacional que permitirá fabricar viviendas sociales de manera rápida, económica y con materiales reciclables, se informó hoy oficialmente. Se trata de una innovación tecnológica que será diseñada por esa Facultad para la construcción de casas a base de mortero, una mezcla de características cementicias que se fabricará por primera vez en el país por el Astillero Río Santiago. La iniciativa resulta de «especial interés como solución a la problemática habitacional que existe en la Argentina desde hace décadas», al considerar que, según datos oficiales, «una de cada tres familias tiene problemas de vivienda», según un comunicado de la universidad platense. El convenio para la ejecución de esta innovación tecnológica fue firmado en una reunión desarrollada en la planta naval de la localidad de Ensenada, por el vicepresidente institucional de UNLP, Marcos Actis, y el decano de la facultad de Ingeniería, Horacio Frene, junto al presidente del Astillero Río Santiago, Ariel Basteiro. Tras la firma, el representante de la universidad, Marcos Actis, destacó «la importancia de trabajar en conjunto con el Astillero Río Santiago». Además señaló que “gracias al impulso de la actual gestión podemos concretar este trabajo que realizaremos entre la Universidad y el Astillero, en proyectos de interés social, como también en otros proyectos que puedan servir a la industria naviera”. En tanto Basteiro aseguró que “este acuerdo nos permite crear un prototipeado de esta máquina, para seguir innovando en tecnología y brindar soluciones habitacionales, de forma ágil, en un país que tiene una deuda fuerte en cuestiones de hábitat”. El decano de la facultad de Ingeniería, Horacio Frene, consideró que el proyecto permitirá desarrollar «una herramienta para dar respuesta habitacional a un sector de la sociedad relegada, pero también será de gran utilidad y aplicable a la industria y a las obras civiles». Según adelantaron los ingenieros de la UNLP, se trata de una verdadera mega impresora ideal para construir barrios sociales de manera rápida y económica».

Un test serológico nacional detecta anticuerpos del Covid-19 en cinco minutos

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Científicos de la Universidad Nacional de La Plata que crearon el primer test serológico que en cinco minutos detecta si la persona está o estuvo infectada con el coronavirus destacaron que fue producido 100 por ciento en el país. «En un momento en que todos los países están comprando los mismos insumos, haber logrado un test 100 % totalmente desarrollado aquí, nos independiza, al menos de forma parcial, del mercado internacional», aseguró Sebastián Cavalitto, investigador de Conicet y director del Centro de Investigación y Desarrollo en Fermentaciones Industriales (Cindefi), ubicado en la Facultad de Ciencias Exactas, dependiente de la Universidad Nacional de La Plata. Remarcó que con este dispositivo «se alcanza soberanía nacional en la lucha contra la pandemia».
Este dispositivo funciona de manera similar a los test de embarazo
El científico lideró el equipo de investigadores que logró el dispositivo que funciona de manera similar a los test de embarazo, pero en este caso, en lugar de orina, una gota de sangre permitirá saber «en 5 minutos» si se tiene anticuerpos de Covid-19. El test ya está en fase de producción y se espera pueda comercializarse en noviembre con el nombre de FarmaCov test. Cavalitto recordó aquel viernes de marzo que terminó su jornada de trabajo en el laboratorio y ya el lunes siguiente no pudo volver allí por haberse implementado el aislamiento social y obligatorio debido a la pandemia de coronavirus. Un virus que como él mismo define «vino para que se tengan que reescribir todos los libros sobre virus, se comporta distinto a todo lo conocido». «Bajo la modalidad de teletrabajo, con el equipo empezamos a pensar en elaborar un test, algo útil y necesario que permitiera un diagnóstico veloz», relató. Explicó que la idea era que ese sistema de detección «pudiera ser utilizado por el Estado en salitas de atención primaria barriales y en las guardias de hospitales; pero también por privados en fábricas o lugares de trabajo con mucho personal que por ser de un sector esencial no pueda parar la producción y deba conocer el estado de sus trabajadores semana a semana». Consideró que el test «tiene que ser usado por alguien que tenga autoridad sobre la persona testeada para que pueda decirle: ‘mirá, sos positivo. tenés que hisoparte y aislarte para no contagiar a tus compañeros’; o en un hospital decirle al paciente ‘mire, dio positivo, tendrá que hisoparse´». Enfatizó que «no es un test de uso individual» que estará de venta libre en farmacias, porque es una herramienta epidemiológica, se necesita saber quién da positivo y quién no para que una autoridad indique el protocolo a seguir.

Cómo funciona

El test detecta dos tipos de anticuerpos que se desarrollan al contraer Covid, el IgM que aparece a la semana de contraer el virus y el anticuerpo IgG que aparece con la enfermedad ya en curso, detalló el científico. «Se punza en dedo del paciente con una lanceta, se extrae una gota de sangre y se la coloca en el test que contiene dentro una tira reactiva», detalló. Cavalitto precisó que en ese momento «se agrega un reactivo químico» que identifica la presencia de esos anticuerpos y si los detecta aparecen en la pequeña ventana del test dos líneas de color y si no los detecta se marca una sola línea. «El laboratorio Cindefi va a producir la proteína, que toma parte del ácido nucleico del virus, que muta menos y es más estable, y es la que detecta los anticuerpos que tenga una persona que esté o haya estado enferma de coronavirus», detalló. Precisó que esa proteína «es el corazón del test» y tras ser sometida a una serie de procesos para purificarla se la envían a la cooperativa Farmacoop, que se ocupará de armar el test. Farmacoop es el ex laboratorio farmacéutico Roux-Ocefa que fue recuperado por sus trabajadores y convertido en cooperativa. En el marco de la pandemia producía alcohol en gel y barbijos y ahora producirá el test que detectará Covid 19 en 5 minutos. Con el objetivo de crear un test 100 por ciento nacional, el equipo de científicos, integrado además por Brenda Bezus, Andrea Ramírez, Juan Pablo Bracho y Gastón Ortíz, buscaron alternativas locales tanto para las nanopartículas de oro que le dan color a las líneas del test como el casete de plástico del test. El desarrollo de este test contó con financiamiento de la empresa argentina de base tecnológica Bamboo, informó el científico. Cavalitto remarcó que «estamos muy orgullosos de haber logrado producir para el país este sistema de detección rápida».

La situación de las muertes por millón de habitantes en Argentina

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Con sorpresa leemos en La Nación de hoy, lunes 19, una nota firmada por Nora Bär -una de las periodistas científicas más prestigiosas del medio- titulada La Argentina es el país con más muertos diarios por millón de habitantes. Dado lo sensitivo del tema, en AgendAR nos sentimos impulsados a aclarar que, según la información que tenemos y la que hemos chequeado apresuradamente, éste está lejos de ser el caso. Las cifras a la fecha de muertes por millón de habitantes de la Argentina están abajo, por ejemplo, de EE.UU., Perú, Gran Bretaña… Nosotros estamos en 590 muertes por millón. En la región, Chile y Brasil están arriba de 700, Bolivia y Perú se encaminan a 800… Como la misma Nora Bär señala, los números de la pandemia son necesariamente imprecisos, por los distintos criterios que emplea cada país. Pero los fallecimientos, lamentablemente, son el indicador más preciso, aunque tampoco pueden ser exactos. Nos parece importante que, en medio de la incertidumbre -y de las «fake news»- tratemos de brindar la mejor información posible. En cualquier caso, no debemos despreocuparnos. El promedio de muertes en Argentina, aunque fuera más bajo que en países comparables, está aumentando…

Lecciones para Argentina en el acuerdo nuclear EE.UU.-Rumania

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Ayer publicamos en AgendAR una noticia con un significado impactante para la comunidad nuclear argentina -científicos, técnicos y empresarios- y algunas indicaciones útiles para nuestro gobierno. Dijimos que Estados Unidos y Rumania firman un acuerdo para incorporar a Washington en un proyecto de 8.000 millones de dólares, para construir dos nuevos reactores en la única planta nuclear del país. Reactores de tecnología CANDU. Y agregamos que esto sucedía tras la anulación de un acuerdo con China en la misma dirección firmado en 2015. Que no había avanzado desde entonces. Lo casi increíble, para los seguidores del mundo comercial nuclear, es que con esta movida los EEUU apoyan la construcción de centrales CANDU de diseño canadiense de la Atomic Energy Commission of Canada Ltd., o AECL. Sucede que la AECL fue, entre los años ’60 y 2009, un vendedor de centrales nucleares demasiado exitoso y el Departamento de Estado de los EEUU hizo lo indecible por quebrarla comercialmente, obligando a los posibles clientes de AECL a firmar el TNP, o Tratado de No Proliferación. El TNP es un pacto invasivo que, por su protocolo de inspecciones sorpresa «full scope», pone bajo la lupa todas las instalaciones nucleares de un firmante, incluso las que son de desarrollo propio y no han sido adquiridas a terceros «bajo salvaguardias». El sistema de recarga y descarga de elementos combustibles de las CANDU o de cualquier otra central de uranio natural se hace con la máquina a plena potencia. Una descarga prematura intencional, sin embargo, permite sacar elementos combustibles poco irradiados, con una proporción interesante de plutonio 239 (el físil y usado en bombas atómicas) y muy poco de los plutonios más pesados y radioactivos, el 240, 241 y 242. De modo que los varios países que, como el nuestro, tenían centrales de uranio natural de ingeniería alemana o canadiense y no habían firmado el TNP, por muchas pruebas que dieran de no estar desarrollando armas atómicas, eran una pesadilla para el Departamento de Estado. La firma del TNP sin duda tranquiliza a las cancillerías de los países con armas nucleares, pero liquida efectivamente la posibilidad de desarrollos tecnológicos independientes por parte de los compradores típicos de AECL. La firma canadiense no resistió la pérdida de nuevos clientes, y en 2009 quebró. Las centrales CANDU funcionan a uranio natural, algo que le permite hacer sus propios combustibles nucleares para este tipo de máquinas a casi cualquier país con alguna modesta mina de uranio. Eso limita otra posibilidad de manipulación externa que EEUU ha empleado más de una vez: el boicot de uranio enriquecido a los países que han comprado centrales tipo PWR o BWR. Ponerse a cubierto de esos manejos fue el argumento ganador en ventas de AECL. Ahora EEUU acaba de patentar un nuevo tipo de combustible que permite que las centrales CANDU quemen una mezcla de uranio de mediano enriquecimiento (HALEU) y torio 232, un potencial combustible nuclear 4 veces más abundante que el uranio en la corteza terrestre. La mezcla, ya bajo patente, se llama ANEEL. El quemado del ANEEL en una CANDU típica llega a 55.000 MWd/T (megavatios por día por tonelada de combustible). Supera más de 8 veces el de las CANDU con uranio natural. Pero más importante aún, casi duplica el de las PWR o BWR a uranio enriquecido al 3,2%, que es de 35.000 MWd/T, y también el de las máquinas chinas favoritas de exportación como la Hualong-1, cuyo rendimiento se desconoce porque no hay ninguna en línea ni siquiera en China, pero que promete 45.000 MWd/T. Como hay 50 centrales de tipo CANDU o copiadas de ese modelo canadiense en 7 países del mundo, se puede decir que Canadá estuvo 60 años fabricándole sin sospecharlo un mercado a este combustible estadounidense. Y ahora, además, con la AECL liquidada y reducida a una firma casi testimonial (CANDU Energy), y 191 países que terminaron firmando el TNP, y además la seguridad de un combustible que como el ANEEL necesita de uranio enriquecido al 20%, EEUU ahora está dispuesto a poner plata en ampliar la cantidad de máquinas CANDU en el mundo. Los únicos países que tienen suficiente planta industrial como para enriquecer grandes cantidades de uranio a esos valores son todos de la OTAN, China y Rusia, miembros del Consejo de Seguridad de la ONU y un club muy cerrado. Con esto queda claro que la movida en Rumania excede en mucho el interés geopolítico de EEUU y de la UE en eliminar la influencia china en los países de Europa Oriental, iniciativa que la cancillería de Beijing inició en 2012 con el nombre de «Iniciativa 16+1». EEUU está volviendo fuerte al mercado nuclear, y no tanto a partir de la venta de centrales (no tiene nada construido que sea vendible), pero sí a la venta de combustible, componentes y servicios, entre ellos los financieros. La movida de EEUU parece diplomática: recuperar a Europa Oriental al área de influencia de la OTAN. Pero en realidad EEUU se propone hacer plata, no sólo gastarla en geopolítica. Desde 2018, China prefiere ofrecernos su modelo Hualong-1 de uranio enriquecido, una sola central por el mismo dinero por el que ahora Rumania se lleva 2, y con 240 MW más de potencia, ambas tecnológicamente idénticas al parque nucleoeléctrico previo (Cernavoda 1 y 2 son centrales CANDU). Esto permite una participación importante en componentes de la industria nuclear rumana, y al parecer con mejor financiación. La guinda en la punta del helado es que en el mismo paquete hay financiación para que Rumania haga un «revamping» o «retubado» de Cernavoda 1, una extensión de vida que le da 25 años más de operaciones. Repetimos entonces lo que ya dijimos ayer: Nuestros negociadores con la CNNC (China National Nuclear Corporation) deberán tomar nota de estos hechos. La irrupción de EEUU como financista de centrales CANDU cambia todo. La cancha ahora está inclinada a nuestro favor.

Daniel E. Arias

«En noviembre conoceremos la eficacia y la seguridad de las vacunas contra el coronavirus». Pfizer pediría la autorización en la 3° semana

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Dentro de dos semanas comienza un mes decisivo para la salud, la ciencia y la economía de todo el planeta. “A partir de noviembre comenzarán a publicarse los resultados de la Fase III de las vacunas más adelantadas en ensayos hechos con decenas de miles de personas”, explicó el infectólogo Roberto Debbag, durante una capacitación online dada ante un auditorio de más de mil pediatras y personal de salud de toda América Latina.
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Debbag, que es vicepresidente de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica, agregó que “hoy hay unas 50 mil personas vacunadas bajo en diferentes protocolos y, en pocas semanas, alcanzaremos las 100 mil en todo el mundo. Eso sirve para analizar la eficacia y la seguridad en gran escala de las inmunizaciones contra el SARS-CoV-2″. Según este experto, que también es miembro del equipo del Hospital Garrahan, “esto es algo inédito en el desarrollo de vacunas, porque en menos de 18 meses desde su aparición seguramente tendremos ya varias vacunas seguras disponibles. En otras afecciones transcurrieron décadas de investigación antes de que tener vacunas”.
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Sin embargo, aunque es posible que pronto lleguen buenas noticias aun queda un largo trecho por conviviendo con el virus. Y ya comienzan a acumularse deberes por hacer. “Ya tendríamos que estar armando comités de expertos independientes, para analizar qué personas y grupos recibirán las primeras dosis disponibles”, dijo Debbag.
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“Posiblemente sean para el personal de salud, la tercera edad o personas con comorbilidaes. Pero eso es demasiado general: debemos consensuar las prioridades en función de las necesidades del país”.
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Otro tema que los expertos recomiendan empezar dilucidar desde ahora es el abordaje de los efectos adversos sobre la salud que pueda causar la campaña masiva de vacunación.
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“Hay que tener políticas de vigilancia epidemiológica que nos permitan identificar rápidamente esos casos; cómo y dónde tratarlos y quien se hará cargo de los gastos, porque seguramente aparecerán esas situaciones. Hay que llegar a acuerdos y estos deben ser comunicados a la sociedad en forma abierta y extensiva”.

Problemas de logística

Un tema no menor es la logística y la seguridad de la vacuna, algo doblemente complejo en un país con la extensión geográfica y demográfica de la Argentina: “Habrá que distribuir cientos de miles de dosis en aviones que -tal vez- deban ser previamente acondicionados para esa tarea, tomando en cuenta que algunas de las futuras vacunas deben almacenarse a 60 grados bajo cero. También se vuelve necesario estudiar muy en detalle como garantizar la cadena de frio hasta el momento de aplicarlas”. Son, según Debbag, “implementaciones complejas que hay que empezar a diseñar desde ahora”. Finalmente, el experto recomendó discutir políticas públicas para hacer el mejor manejo posible de las controversias que plantearán los grupos de anti-vacunas, especialmente en las redes sociales. “Ya hay encuestas en EE.UU, donde el 50% de los consultados afirma que prefiere esperar antes de vacunarse para garantizarse la seguridad ante posibles efectos secundarios desconocidos”. Esto no solo ocurre en países desarrollados. “Hicimos un estudio este año -en Argentina- analizando las “charlas” sobre la pandemia en el mundo digital. Se revisaron 110 mil posteos públicos y se concluyó que el 18% de esas comunicaciones expresaba ideas antivacunas, con argumentos que varían entre que no sirven, a que son el resultado de una mega-conspiración entre gobiernos y empresas o que son tóxicas”, detalló el experto. Y agregó que “otra encuesta hecha entre médicos encontró que el 36% de los pediatras asegura haber recibido, recientemente, planteos de los padres de sus pacientes expresando dudas sobre la seguridad o efectividad de la vacunación”. “Tenemos que ir resolviendo todas estas temáticas, no solo por el coronavirus sino porque estamos entrando en una “era de pandemias”: lo que aprendamos ahora será clave para que podamos hacerle frente con una “era de las vacunas”.

CARTA ABIERTA DEL CEO DE PFIZER

En esa carta posteada en el sitio web de la firma, Albert Bourla -CEO de la farmacéutica Pfizer– detalla cuando esperan elevar a la FDA, la autoridad regulatoria de los medicamentos en EE.UU, el pedido de aprobación para el uso general de la vacuna para prevenor el Covid-19. Según Bourla, si logran cumplir con todos los objetivos de seguridad y la vacuna demuestra ser efectiva, la empresa elevaría el expediente a la FDA durante la tercera semana de noviembre. La vacuna se está probando desde hace casi dos meses en diversos países del mundo, incluyendo Argentina, y se está ya cerca de completar la Fase III del estudio que involucra a decenas de miles de voluntarios. De esos personas 4.500 fueron inoculadas en el Hospital Militar Central y su salud es seguida de cerca para determinar los posibles efectos secundarios y el grado de protección que ofrece la vacuna de Pfizer-Biontech. En su posteo Bourla describe lo que aún falta: “Hay tres áreas clave de este desarrollo en las que, al igual que con todas las otras inmunizaciones, debemos demostrar que tuvimos éxito antes de poder aplicar para obtener la aprobación de la FDA para su uso generalizado. Primero, la vacuna debe demostrar su eficacia, lo que significa que realmente puede ayudarnos a prevenir el Covid-19, en al menos la mayoría de los pacientes vacunados”. El consenso de los expertos es que una vacuna contra el SARS-CoV-2 debería ser aprobada si protege de la enfermedad a, al menos, el 50% de las personas vacunadas. “En segundo lugar”, escribió Bourla, la vacuna debe demostrar su seguridad, con datos sólidos generados a partir de analizar en detalle lo que le pasa en términos de salid y síntomas a varios miles de personas tras recibir las dosis de inmunización. Y, finalmente, debemos demostrar a las autoridades que podemos fabricar la vacuna en cantidades suficientes, de manera constante y también manteniendo en todos los lotes más altos estándares de calidad”.

Las otras enfermedades “olvidadas”

Mientras el mundo baila al ritmo del coronavirus, los médicos recuerdan que hay que seguir lidiando con otras enfermedades. Hace tres semanas la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) publicó un informe detallando la “alarmante falta de vacunación a causa de la cuarentena. Se estima que entre 3 y 4 de cada 10 niños no completaron las vacunas incluidas en el calendario nacional para los primeros seis meses de vida. Los recién nacidos dejan las maternidades habiendo recibido apenas las dos vacunas iniciales (BCG y Hepatitis B) pero un gran número no está regresando a los vacunatorios para recibir las otras nueve del calendario. Ya sea por el miedo al contagio por Covid-19 o por la falta trasporte público, dos temas que atentan con el cumplimiento del calendario.

Enrique Garabetyan

El gobierno lanza el Consejo Empresario India-Argentina

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Para profundizar los vínculos con India, esta semana el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas y el embajador Dinesh Bhatia, presentaron el Consejo Empresario India-Argentina, conformado por compañías y cámaras de ambos países. Entre las 26 empresas y cámaras que integran actualmente el Consejo se encuentran la Unión Industrial Argentina (UIA), la Sociedad Rural Argentina (SRA), la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (Ciara), Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), Globant, Techint, Los Grobo, INVAP, IMPSAS, OLX, Glenmark Pharma, entre otras firmas locales e indias. Aunque en 2019 las operaciones entre Argentina y la India alcanzaron una cifra récord de 3.090 millones de dólares -el comercio bilateral se duplicó en diez años y la India era en 2019 séptimo socio más grande de este país- las exportaciones al país asiático todavía están demasiado concentradas en pocos productos, sobre todo derivados de la soja. «Tenemos la responsabilidad de desarrollar el enorme potencial que hay en materia comercial entre Argentina e India, en beneficio de ambas naciones», sostuvo Kulfas en el acto de inauguración del business Council, al tiempo que invitó a trabajar junto con el sector privado para promocionar nuevos canales de intercambio económico. «India tiene potencial para ser un socio importante para Argentina también en materia de inversiones», añadió Kulfas, quien destacó para esos fines a los sectores farmacéuticos; de economía del conocimiento; de energía limpia, especialmente solar y eólica; de industria satelital; de energía nuclear y fabricación de motocicletas. Por su parte, Bhatia aseguró que tras su llegada al país, hace catorce meses, la Argentina lo «enamoró» y destacó las similitudes que existen entre ambas naciones, especialmente porque «son miembros del G20 con poblaciones que crecen a tasas similares con un porcentaje de jóvenes que representan más del 40% en ambos países».

Bolivia: el partido de Evo Morales gana en 1° vuelta las elecciones

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Jeanine Áñez, desde la presidencia de Bolivia, reconoció en las primeras horas de hoy lunes la victoria del MAS en primera vuelta en las elecciones presidenciales de ese país. «Felicito a los ganadores y les pido gobernar pensando en Bolivia y en la democracia», dijo la mandataria tras los primeros sondeos, que dan como vencedor al candidato del partido de Evo Morales, Luis Arce. «Aún no tenemos cómputo oficial, pero por los datos con los que contamos, el Sr. Arce y el Sr. Choquehuanca han ganado la elección. Felicito a los ganadores y les pido gobernar pensando en Bolivia y en la democracia», escribió Áñez en su cuenta de Twitter. El anuncio de la mandataria llega minutos después de que se difundieran los primeros resultados oficiales y los primeros bocas de urna. ACTUALIZANDO:

«Científicas de Acá» muestra en las redes la contribución de mujeres a la ciencia argentina

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Antes que el Premio Nobel reconociese los méritos de la astrofísica estadounidense Andrea Ghez, y de las médicas Emmanuelle Charpentier (Francia) y Jenniffer Doudna (EEUU), y de la escritora Louise Glück (EEUU), una cuenta de Twitter y su equivalente en Instagram comenzaron a difundir los nombres, la obra y los rostros de las mujeres que hicieron ciencia en el país.
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«Científicas de Acá» nació a fines de septiembre y, entre otras cosas, rescató 150 perfiles de otras tantas investigadoras argentinas en sus #Martes de Científicas.
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Las promotoras de la movida que pone en foco la contribución de las mujeres en el desarrollo científico y tecnológico de la Argentina son cuatro investigadoras que vienen de campos bien distintos: una química, Valeria Edelstein; una bióloga, Julieta Alcain; una periodista y editora, Julieta Elffman; y una especialista en Tecnología, Carolina Hadad.
Valeria Edelstein, una doctora en química que se especializó en divulgación
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“Nos juntamos porque a todas nos da bronca que siempre que preguntamos el nombre de científicos nos responden nombres de varón, y casi siempre extranjeros. Queremos construir un imaginario de mundos posibles en los que las mujeres podamos proyectarnos haciendo ciencia”, explica Alcain.
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“Confluimos en este proyecto que nos permite unir algunas de nuestras pasiones: la ciencia, la comunicación, el feminismo y la lucha por una sociedad más diversa, plural y justa, con igualdad real de oportunidades”, agrega Elffman.
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Edelstein precisa que viene contando sobre ciencia hace diez años, “Siempre me interesó “la otra mitad de la historia”, la de las mujeres que contribuyeron a la construcción del conocimiento científico pero fueron olvidadas o deliberadamente obviadas en los registros. Por eso no dudé en sumarme”.
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Por su parte, Hadad relata el momento mismo en que nació el proyecto: “Un día hablando con Juli de las poquísimas mujeres científicas que conocíamos, decidimos ponernos a investigar, arrancar este proyecto-aventura… ¡e invitar a personas que admirábamos a sumarse!”.
Carolina Hadad, la «pata tecnológica» del proyecto
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El resultado es una cuenta que difunde datos -como que de cada diez biografías de investigadores argentinos, solo dos son de mujeres-, y que detectó que la única mujer de ciencia que podían nombrar sus seguidores era María Curie. Del ámbito nacional sólo conocían varones: Milstein, Leloir y Houssay.
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“¿Por qué, si hay montones de mujeres argentinas que trabajaron y trabajan en ciencia, a muchas no las sabemos nombrar ni les conocemos la cara?”, se preguntan las fundadoras del proyecto.
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“Para visibilizarlas estuvimos compartiendo historias, datos, estadísticas y en Twitter lanzamos la movida #MartesDeCientíficas (@CientificasAca). Más de 200 personas llenaron las redes sociales de historias de mujeres científicas argentinas de todo el país y a nosotras se nos llenó el corazón”, resume Edelstein, y cuenta que sólo en la primera semana de actividad, más de 4.000 personas comenzaron a seguirlas y a compartir sus contenidos en las redes.
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“Me sumé a la movida porque me pareció bastante importante reivindicar el papel de la mujer en Ciencia y Tecnología. Trabajo en Tecnología y estudio Ingeniería en Sistemas pero en la oficina estoy rodeada de varones. En la facultad tengo compañeras mujeres pero en el trabajo, en áreas como Desarrollo no se ven, por eso hay grupos que promueven la participación como Chicas en Tecnología”, cuenta Agustina Nahas, una estudiante de Sistemas que participó de la propuesta, a quien le tocó en suerte rastrear la historia de la química, pintora y cantante Delfina Molina y Vedia.
Julieta Alcain, bióloga y becaría de la Academia de Medicina
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A la hora de elegir los nombres a reivindicar, Hadad y compañía recurrieron al conocimiento colectivo: “Creamos un listado de mujeres que conocíamos, mujeres cuyas biografías encontramos en wikipedia, mujeres pioneras y mujeres cuyas historias rescataron otros colegas en notas, libros y artículos. Es un listado inicial y, a través del proyecto queremos conocer más y más científicas”. En la nómina entran pioneras de la ciencia en el país como Eugenia Sacerdote de Lustig, la primera persona en probar la vacuna contra la poliomielitis en la Argentina, y Andrea Gamarnik, quien en 2020 desarrolló junto a su equipo del Instituto Leloir la primera prueba de anticuerpos del coronavirus de fabricación nacional.
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“Si logramos cambiar la imagen del científico loco con un tubo de ensayo en la mano y ampliar la mirada para incluir dentro de las personas que hacen ciencia a une investigadore de género fluido que trabaja sobre fenómenos sociales contemporáneos, al menos algunos de nuestros objetivos están cumplidos”, apunta Alcain.
Julita Elffman,una periodista que alguna vez fantaseó con ser astrónoma
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Lo que viene
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Pero no todo es redes sociales, en Científicas… Ya trabajan en un libro con ilustraciones que contendrá la versión extendida de algunas de esas historias que rescataron del olvido. Parte de las ganancias que dé el libro, irán a la asociación La Poderosa, una organización de base que trabaja en temas de inclusión.
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“Decidimos intentar compensar al menos en parte algunos de los devastadores efectos de la crisis y la pandemia entre los sectores más necesitados y olvidados de nuestra sociedad”, argumentan y se entusiasman con narrar el trabajo de investigadoras de las cuales ni siquiera existen fotos para conocer su rostro. “Si no conocemos a las científicas que contribuyeron al avance de la ciencia, ¿cómo podríamos reconocerlas? Y, además, ¿cómo podríamos esperar que las nuevas generaciones de mujeres se identifiquen con ellas?”, se preguntan y sueñan con encontrar la respuesta en esta cruzada que comenzó en las redes.

Lo que se puede decir y aconsejar sobre el coronavirus, en el 10° mes de la pandemia

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Daniel Feierstein, @DanielFeiers, sociólogo y doctor en Ciencias Sociales, investigador del CONICET y profesor en la UBA y en UNTREF, de quien publicamos hace dos meses un diagnóstico duro y acertado de la situación, resumió en las redes sociales lo que se sabe hoy del coronavirus y las precauciones que se pueden recomendar. 1) Ante la profusión de mucha desinformación que colabora con las formas de negación, abro hilo con algunas preguntas comunes y mitos que circulan en relación al COVID 19 y algunas respuestas posibles a partir de lo que sabemos hoy 2) «¿Por qué mucha gente que viola desde hace meses las normativas no se ha contagiado?» En la mayoría de los casos es posible que SI se hayan contagiado pero hayan sido asintomáticos, en especial los jóvenes. En casos muy puntuales puede tener que ver con los sistemas de defensa 3) Esta información es crucial para entender otro punto erróneo: «¿Puedo ir a reunirme incluso con personas mayores si me siento bien? Los cuido porque, si tengo algún síntoma, no voy a ir». El problema es justamente no entender que con este virus LOS ASINTOMÁTICOS CONTAGIAN 4) Ese mismo que sale y siente que nunca no le pasó nada y se burla de los cuidados de los «miedosos» es el que contagia a otros que no resultan asintomáticos y sufren de modos mucho peores la enfermedad, sea por la edad, por tener otras enfermedades o simplemente por mala suerte 5) «¿Entonces nos tenemos que quedar encerrados toda la vida porque en una de esas podemos contagiar? Eso no es posible» No, simplemente tenemos q comprender que cada uno de nosotros es el posible agente del virus (aun si no sentimos nada) e implementar los cuidados necesarios 6) Ya dediqué un hilo previo a esos cuidados pero volvamos con lo básico: no compartir lugares cerrados, utilizar siempre barbijo (tapando boca y nariz), mantener distancia social, evitar encuentros de mucha gente, minimizar los encuentros, registrar los contactos diarios, 7) autoaislarse 10 días antes de ver a una persona mayor o q pueda tener riesgo, tratar de ver siempre a la misma gente, hacer más encuentros con menos personas en lugar de un encuentro todos juntos, encontrarse siempre al aire libre, no compartir alimentos ni vajilla 8) «Pero entonces… ¿por qué si contagian tanto los asintomáticos solamente se testea a los sintomáticos?» Cri cri, cri cri… perdón, teléfono para las autoridades. Esto es parte central de la confusión y uno de los motivos por los que no podemos parar la cadena de contagios 9) «¿Y las restricciones para qué sirven? No podemos estar seis meses encerrados». Nunca hizo falta estar seis meses encerrados. Las restricciones más fuertes se deben implementar cuando los casos semanales son demasiados e impiden utilizar un sistema de rastreo 10) Como el virus no vive más de 15 días, en esos momentos de crisis se requiere un período de cuidados más intensos para cortar la cadena de contagios y restablecer el sistema de trazabilidad. En los países donde se respetaron esos 15-20 días, luego se pudo volver a abrir 11) De hecho fue lo que ocurrió en gran parte de Argentina entre abril y agosto, con lo cual cuesta entender por qué no puede comprenderse la necesidad de nuevos 15 días allí para volver a abrir tranquilos otros 3-4 meses. Como no lo entendemos, seguimos apilando muertos 12) «Pero cuando abrimos igual hay cosas q no se pueden hacer». Sí, lamentablemente es difícil de aceptar, pero necesario. Mientras siga existiendo un virus q no tiene vacuna ni tratamiento, hay algunas cosas (no tantas) que no podremos hacer o q tendremos que hacer de otro modo 13) La alternativa sería aceptar que se mueran nuestros mayores y secuelas que desconocemos en quienes se recuperan. No parece un precio sensato a pagar por implementar algunos cuidados mínimo como reunirnos con menos gente, en lugares abiertos y utilizando barbijos, no? 14) «¿Pero vale la pena tanto cuidado por un número tan bajo de muertos?» Parece q este argumento se ha caído solo porque nos acercamos aceleradamente al 0,1% de la población total argentina (serían 45.000, número que parece difícil de evitar antes de fin de año) 15) No se me ocurre proceso alguno en la historia argentina que implicara la muerte en un año del 0.1% de la población. Pero además este número parece más un piso que un techo. ¿Realmente nos parece que 45.000 son «pocos muertos»? 16) «Pero esa gente se iba a morir igual. Eran viejos o tenían otras enfermedades». Difícil responder semejante barbaridad pero no, ni esa gente tenía por qué morir este año ni sus familiares por qué sufrir esa pérdida y solo puede decir eso quien no lo ha vivido en su familia 17) Otra vez: no me parece que los cuidados a implementar sean tan tremendos (algunos cambios en nuestras prácticas, algunos cierres intermitentes de 15 días de algunas actividades cada 3-4 meses). ¿No estamos dispuestos a eso a cambio de 45.000 vidas 18) Es cierto que no es fácil aceptar los cambios en la vida cotidiana. No es fácil aceptar la muerte ni la enfermedad. Pero nada ganaremos mirando para otro lado y queriendo vivir la vida como si este virus no existiera 19) No podemos aceptar como sociedad que «somos así», que no cambiaremos nada, que no nos importan los muertos por COVID como no nos importaron los muertos por desnutrición, por frío, por tuberculosis, sarampión u otros motivos evitables 20) Habrá quien pueda implementar el 100% de los cuidados, quien pueda el 90, quien pueda el 80 o el 50. Si todos tratamos de aportar un granito más a lo que estamos haciendo, la diferencia se notará en vidas salvadas, que pueden ser las de nuestros seres queridos 21) Animémonos a mirar al virus de frente y a cambiar aquello que podamos en nuestros comportamientos. No es fácil pero tampoco es TAN difícil. Solo requiere parar un poquito la pelota y darle un mejor lugar a nuestra angustia en vez de seguir viviendo como si no pasara nada 22) Si aprendemos a ser un poco mejores frente al COVID, podremos ser capaces de ser un poco mejores también para enfrentar tantas otras cosas que nos pasan como sociedad, apelando al cuidado de los demás en lugar de dar rienda suelta a nuestro egoísmo.

EE.UU. financiará 2 nuevos reactores nucleares en Rumania, de tecnología CANDU

Cuatro meses después de que Rumania detuviera la participación de China en el proyecto, Estados Unidos y Rumania están firmando un acuerdo para incorporar a Washington en un proyecto de 8.000 millones de dólares para construir dos nuevos reactores en la única planta nuclear del país.

Balkan Insight – «Rumania y Estados Unidos sellaron el viernes un acuerdo histórico que involucrará a Estados Unidos en la construcción de los reactores 3 y 4 en la planta de energía nuclear de Cernavoda, anunció el jueves el embajador estadounidense en Rumania, Adrian Zuckerman. “El ministro de Economía Virgil Popescu se reunirá con el secretario del Departamento de Energía de Estados Unidos Dan Brouillette para firmar un Acuerdo de Cooperación Intergubernamental para la restauración de un reactor nuclear y la construcción de dos nuevos reactores en la instalación nuclear de Cernavoda». “Este proyecto de 8 mil millones de dólares será un paradigma para los futuros proyectos de desarrollo económico y energético rumano-estadounidenses”, agregó el embajador de Estados Unidos. El ministro rumano también se reunirá con la presidenta y presidenta del Exim Bank estadounidense, Kimberley Reed, “para ejecutar un Memorando de Entendimiento para la financiación del proyecto nuclear Cernavoda y otros proyectos en Rumania”, continuó Zuckerman. Este paquete de financiación sería «el más grande jamás recibido por Rumania», señaló el embajador, (se habla de 9 mil millones de dólares más, destinados a infraestructura y telecomunicaciones, áreas favoritas de la inversión china en Europa Oriental). Popescu señaló que la relación bilateral «nunca ha sido más fuerte», y subrayó varias veces que Rumania es un integrante de la OTAN. Respetando los deseos de Estados Unidos, en junio de este año Rumanía rescindió un acuerdo preliminar firmado en 2015 con la Corporación General de Energía Nuclear de China, GCNPC, para agregar dos unidades más a los dos reactores de la planta de Cernavoda. Acuerdos posteriores incluían a otra nuclear china, la misma que atiende los negocios de exportación a Argentina de la central Hualong-1 a uranio enriquecido, la China National Nuclear Corporation (CNNC). Rumania insistió ahora en que sería más conveniente desarrollar un proyecto estratégico de este tipo con socios y capital de un aliado democrático. En abril de 2016, el Departamento de Justicia de Estados Unidos acusó a GCNPC de espionaje nuclear. El 5 de agosto, el gobierno presentó a debate una legislación que excluiría de facto al gigante chino de las comunicaciones Huawei de implementar la tecnología 5G en Rumania. El gobierno de minoría de centro-derecha en Rumania es un aliado incondicional de Estados Unidos en los esfuerzos de este último para contrarrestar lo que Estados Unidos llama «influencia maligna de Rusia y China» en el mundo democrático.»

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El 2 de septiembre AgendAR publicó Estados Unidos vuelve, lentamente, a la energía nuclear, donde se señalaba que en EE.UU. sus gobernantes (Republicanos y Demócratas) están reviendo los errores estratégicos, y los prejuicios. que provocaron que allí no se construyen nuevas plantas desde 1977. Ni tampoco vendieran al exterior ninguna otra. Esto de Rumania es un paso significativo. Porque el país balcánico había firmado un convenio con China en 2015, como parte de la iniciativa de La Franja y la Ruta. Pero las demoras chinas en concretarlo dieron una oportunidad a sus rivales. De acuerdo a una información que se nos ha hecho llegar, EE.UU. no sólo ofreció financiar el 100% del proyecto, sino que los dos nuevos reactores serán, como los que ya operaban en la planta rumana, de tecnología CANDU, es decir, con uranio natural. Los funcionarios argentinos que están llevando adelante la negociación con la CNNC deberán tomar nota de esto.

Hace 68 años nacía la legendaria moto «Puma», un vehículo muy barato «al alcance de todos»

El brigadier Ignacio San Martín metió la mano en el bolsillo, sacó unos pesos y mandó a comprar una botella de vino; hizo lavar un tanque de moto a medio fabricar y preparó ahí una sangría con la que brindó junto con los obreros de la planta por la naciente industria nacional. El hombre, que había impulsado a Perón para que produjera vehículos en el país, festejaba así que había salido perfecta una muestra de estampado de su nuevo objetivo: la moto Puma.

Fue así como, en tiempos de «la Argentina potencia» en la que el proceso de industrialización nacional del Plan Quinquenal incluía desde aviones hasta televisores, pasando por autos, también empezó a rugir un vehículo de dos ruedas que se transformaría en leyenda, con las luces y sombras que envolvieron a toda esa época. La cuna de este vehículo fue un conglomerado industrial creado por el gobierno peronista y que se denominó Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado (IAME), que tenía su antecedente en la Fábrica de Aviones (nacida en 1926), que luego pasó a ser Fábrica Militar de Aviones y que en 1944 se transformó en Instituto Aerotécnico. Fue en 1952 cuando se convirtió en IAME, para pasar a denominarse Dinfia en 1956. Y luego de muchos cambios de nombres llega hasta la actualidad como FAdeA. La Pumarola, Pumita o Pumanski, como también se la conoció nació de la idea del gobierno peronista de industrializar al país. Así fue cómo en 1952 se empezó con los prototipos y en 1953 se lanzó el primer modelo. Hubo cinco series, pero la tercera de ellas nunca salió al mercado (hubo todo tipo de teorías, leyendas y falsas explicaciones sobre lo que realmente sucedió con esa serie) y se saltó directamente a la cuarta. Enseguida pasó a ser la «moto del pueblo», porque su costo, de 6.500 pesos de aquel entonces, era menos de la mitad de lo que valían las otras que había en el mercado y que, por otro lado, eran modelos grandes, que sobrepasaban la necesidad básica que un obrero exigía de un vehículo así. «Incluso, la segunda serie, que salió en 1956, era más económica que la primera, porque tenía un diseño más fácil de producir», destaca Juan Domingo Corso, investigador de la industria nacional y secretario del club Motos Puma en Buenos Aires. Además, se creó el CIPA (Consorcio Industrial para la Producción Automotriz), donde trabajó uno de los editores de AgendAR. CIPA era el vendedor de los productos fabricados por la Fábrica Militar de Aviones, que vendía en cuotas con bajo interés, lo que permitió que muchos pudieran comprarla. La idea era que fuera económica y fácil de mantener, pero claro que comparada con las motos de 550 cc que había en el mercado en ese tiempo, la Puma era muy inferior.  
Modelo de la cuarta serie de la moto Puma
Modelo de la cuarta serie de la moto Puma
  La primera Puma, de la que se hicieron 20 prototipos, tenía un motor copiado de otro alemán llamado Sachs, al que se le hicieron modificaciones, y se tomó como referencia la motocicleta Göricke. Contaba con 2309 piezas, 98 cc, dos velocidades (con palanca al tanque), arranque con pedales duales tipo bicicleta, freno trasero contrapedal y delantero con patines expandibles, y cinta, rodado 26″, con suspensión delantera y cuadro trasero rígido. «Su problema principal fue que, como se producía en la Fábrica Militar de Aviones, debían elaborarse piezas específicas y se hacía muy difícil su producción en serie», explica Corso. Guillermo Galíndez, químico que trabajó en Dinfia en los tiempos en que se producía la moto Puma, dice que este vehículo era en sí una Göricke, del año 1936, y recuerda el contraste que produjo su aparición en un país donde solo se vendían motos de 550 cilindradas. «Las primeras 20 unidades se las dieron a los operarios para que las probaran y todo el mundo se les reía, porque eso era una bicicleta con motor», relata. Galíndez, que años después adquiriría una Puma en cómodas cuotas, gracias a su calidad de empleado de Dinfia, dice que en un primer momento el producto tuvo un rechazo total de la sociedad. «Para colmo, hacía un ruido muy particular, y el olor a aceite era tremendo. No había ni punto de comparación con las otras motos, por lo que le costó mucho afianzarse, pero su gran funcionalidad y su bajo precio le permitió ganarse un lugar en el mercado». Fue la primera moto que se fabricó íntegramente en la Argentina. Cuando se empezó a fabricar, se invitó a diferentes firmas de todo el país, se la desarmó y se le preguntó a cada empresa qué parte de la moto podía proveer. «En la primera serie los proveedores tuvieron problemas con los materiales, ya que esto era muy incipiente. Por ejemplo, los imanes para el volante no tenían la calidad debida, las pipetas recibían mala calidad desde las fundiciones y se partían», detalla Corso. Al tomar nota de estos inconvenientes, el IAME empezó a mandar un técnico a cada proveedor para explicar bien cuál era el plano de la pieza, la tolerancia y el procedimiento de fabricación de cada elemento.
Afiche publicitario de la moto Puma
Afiche publicitario de la moto Puma
La primera serie se comercializó desde 1952 hasta 1956 y logró vender 10.056 unidades; la segunda serie abarcó desde 1956 hasta 1963, y fue la más exitosa, ya que de ella se vendieron 56.928 unidades; la tercera serie, como se dijo, nunca vio la luz; la cuarta serie salió al mercado desde 1959 hasta 1966 y tuvo ventas por 36.755 unidades (25.423 de 125cc y 11.332 de 98cc); mientras que la quinta y última serie se fabricó desde 1963 hasta 1966 y solo colocó 1936 unidades. Según indica Galíndez, en los años 60 llegó a haber más de 70 fábricas de motos Puma en el país, gracias a que el motor se vendía a un precio muy bajo y cualquier armador se animaba a fabricarla hasta en un garaje. «El gran desarrollo industrial que se produjo en Córdoba desde 1948 hasta1960 fue impresionante, por eso la ciudad llegó a posicionarse como segunda en el ranking mundial de cantidad de fábricas de motos, detrás DE Milán», señala el químico. Fue por esos años cuando se produjo el auge de la «Pumarola», pero pronto todo empezaría a cambiar: algunos de los inventos industriales peronistas sucumbieron porque no llegaron a producirse en serie, como ocurrió con el avión Pulqui o con el auto Justicialista, por ejemplo, pero ese no fue el caso de la Puma. Su mayor problema fue que nunca se actualizó. «Hay que encuadrarlo dentro de la política económica de cada época. En 1955 al haber cambio de gobierno la producción de todas las fábricas se vino abajo. La moto anduvo bien, tuvo mucha competencia y no hay duda de que la industria privada en un momento determinado superó a la del Estado», explica Galíndez. En 1966 se vendió la marca a Luján Hermanos, que continuó con su fabricación hasta los años setenta, con modelos de la cuarta y quinta serie. «Esta empresa sí desarrolla un buen vehículo, pero queda envuelta en la crisis económica de 1970 y la apertura de la importación, por lo que tuvo que cerrar», dice Galíndez. «Yo creo que el fin de la moto se debió a que no hubo una política consistente de desarrollo de la industria nacional». Al discontinuarse la producción de la moto Puma se abrió paso la leyenda, ya que muchas de las unidades producidas siguieron en la calle, se convirtieron en objeto de culto e impulsaron a sus fanáticos a crear clubes en distintos puntos del país. También empezó a ocupar un lugar en la nostalgia, como ocurre en el caso de Galíndez, que la rememora así: «Para nosotros, la Pumita era el equivalente a lo que hoy es el celular para la gente, porque con ella nos comunicábamos de forma rápida entre unos y otros». El rugido de la Puma, Pumarola o Pumita todavía puede escucharse por algunos caminos, calles y rutas argentinas, casi 70 años después de que en una fábrica de Córdoba medio tanque de su primer prototipo fuera lavado y llenado con sangría para brindar en honor de lo que el hombre que pagó aquel vino llamó la «naciente industria nacional».

“Quédense en casa”: el llamado de Angela Merkel ante el avance de la pandemia en Alemania

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Mientras el coronavirus se propaga en forma alarmante por Europa, la jefa del gobierno de Alemania, Angela Merkel, lanzó ayer sábado una fuerte advertencia a la población y pidió que todos limiten al máximo su vida social. Más aún, los llamó directamente a no salir, cuando el país registró un récord diario de contagios.
«Lo que sucederá en invierno, lo que sucederá en Navidad, se decidirá en los días y semanas venideros». Alemania registró 7.830 casos de coronavirus en 24 horas, un récord para este país, que no contabilizó cifras tan altas ni siquiera en la primera ola de la pandemia, aunque en aquel momento no se realizaban tantos test de diagnóstico. Desde que la epidemia llegó al país murieron 9.767 personas, 33 de ellas el viernes. Merkel insistió una vez más en la necesidad de respetar la distancia, usar barbijo y ventilar los espacios cerrados, pero reconoció que hay que «ir un poco más lejos». El gobierno alemán había decretado el miércoles nuevas restricciones, entre ellas el cierre nocturno de bares y restaurantes a partir de un cierto número de infecciones, pero la justicia dejó sin efecto esta medida en algunos lugares, como Berlín, por considerarla desproporcionada.

Un debate, y un mar a proteger ¿Cómo puede Argentina recuperar sus submarinos?

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La valiosa publicación Zona Militar, especializada en temas de defensa, aportó, con una semana de diferencia, dos visiones antagónicas (por la misma periodista) sobre el camino que debe seguir nuestro país -oceánico por geografía, aunque en la mayor parte de su historia haya dado la espalda al mar- para reconstruir una herramienta básica para su defensa. Creemos que esas dos miradas traen información, sobre nuestra situación actual y las alternativas que se consideran. Reproducimos ambas aquí, y ofrecemos nuestra opinión. No para cerrar el debate, por cierto. Para contribuir a ampliarlo a más argentinos.

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ARA Santa Cruz: la alternativa para recomponer la Fuerza de Submarinos

Jennifer P. Olivera

Tras la tragedia con el submarino ARA San Juan, el Comando de la Fuerza de Submarinos de la Armada Argentina quedó sin unidades en servicio en 2017, y desde entonces poco se ha dicho sobre el tema. En la actualidad, los submarinistas argentinos se capacitan gracias al submarino ARA Salta que opera como simulador, dado que ya no puede navegar, y a su vez, existen convenios con la Armada de Perú para la realización de las prácticas de inmersión. Sin embargo, esta situación actual dista de ser la más conveniente para la fuerza de submarinos, si lo que se pretende, es mantener la capacidad submarina en la Armada. La aprobación del FONDEF este año estableció cuáles son los proyectos prioritarios para la defensa, y como alternativa, la gestión de Rossi planteó la posibilidad de incorporar un submarino nuevo del extranjero y acelerar la reparación del submarino ARA Santa Cruz (S-41) que se encuentra en Tandanor. Sin embargo, al analizar el FONDEF, ese fondo tiene como objetivo principal realizar el reequipamiento de las Fuerzas Armadas mediante el impulso de la industria nacional siempre que sea posible. Por consecuencia, el lineamiento general del nuevo fondo para la defensa establece que, en primer lugar se hará la recuperación de material, en segundo lugar, se pensará en la modernización, y como última opción, se analizará la incorporación de nuevo equipamiento. Por ende, entiendo que, acelerar la reparación del ARA Santa Cruz, es la respuesta más inmediata que se podrá esperar del Ministerio de Defensa ante la pregunta sobre qué sucederá con la fuerza de submarinos argentina. Si bien el ministro Rossi ha dicho públicamente que espera analizar la adquisición de un submarino del extranjero (se mencionó opciones de Brasil y Noruega), lo cierto es que todavía no existe un proyecto viable que se haya dado a conocer. Esto me lleva al análisis de la opción más esperanzadora que tiene la Argentina: el ARA Santa Cruz. El ARA Santa Cruz fue construido en el astillero Thyssen Nordseewerke de Alemania en 1980 y entró en servicio en la Armada Argentina en 1984. En 1999 se le realizaron tareas de Media Vida divididas en dos etapas, una en el Arsenal de Marinha do Ro de Rio de Janeiro en Brasil y otra en el Arsenal Naval de Puerto Belgrano. En esa oportunidad se cortó el casco para acceder a los motores y cambiar sus 960 baterías. En su momento se optó por una opción especial de la marca MTU, que en comparación con otros motores, no presenta una duración tan prolongada, ofreciendo una prestación de tan sólo 2.000 horas. Ya en Argentina, se le realizó las tareas de Media Vida en el casco, el armamento y los sensores. Se estima que en su momento, el costo del trabajo en las baterías fue de unos 6 millones de euros. Actualmente, el S-41 está en el Astillero Tandanor, siendo sometido nuevamente a tareas de Media Vida, dónde, según pude conocer, se estarían realizando trabajos a las baterías que han presentado problemas, además de arreglos en el casco del submarino y a varios equipos que muestran signos de degradación. De acelerar y finalizar la tarea de Media Vida en el ARA Santa Cruz, el sistema gozará de la extensión en su vida útil, pudiendo incorporarse en el mediano plazo, a la Fuerza de Submarinos. De este modo, la Fuerza de Submarinos pasaría a contar con un submarino modernizado y un simulador. Pero sobre este punto, me planteo la siguiente pregunta: ¿Qué otra alternativa existe? ¿Analizar la oferta de submarinos procedentes de Noruega? ¿Terminar el ARA Santa Fe? ¿Es suficiente un único submarino en servicio? Considero que debido a la compleja situación económica que transita el país, adquirir equipamiento extranjero parece poco probable. Por otro lado, finalizar el ARA Santa Fe, es una opción que la Armada está evaluando, pero no hay información todavía sobre la viabilidad del proyecto.

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El ARA Santa Cruz, lejos de ser la mejor opción para la fuerza de submarinos

Jennifer P. Olivera

En una nota anterior abordé la problemática de la Fuerza de Submarinos argentina, incorporando al submarino ARA Santa Cruz (S-41), como una alternativa para recomponer la fuerza que se encuentra sin unidades en servicio desde que el ARA San Juan naufragó en el fondo del mar tras un siniestro que dejó a 44 personas sin vida. El ministro de defensa en reiteradas ocasiones al ser consultado sobre la situación de la Fuerza de Submarinos, afirmó que, una de las alternativas y la más próxima a ser resuelta, sería finalizar la tarea de Media Vida del ARA Santa Cruz para incorporarlo a la fuerza. Sin embargo, la discusión interna que surge es si es realmente viable invertir dinero y tiempo en la modernización del submarino. Para algunos, la misma presenta una oportunidad de contar con un submarino para la fuerza en el corto/mediano plazo, pero para otros, implica invertir una suma considerable de dinero en un submarino que ya quedó obsoleto, no solo ante el avance tecnológico mundial, sino que el mismo ya no contempla las necesidades actuales de la defensa marítima argentina. De tal modo, disponer del submarino Santa Cruz ya no sería una opción porque por más que se pretenda modernizarlo, lo cierto es que su casco ya tiene más de 40 años, con una vida estimada de 50 años. Además, al S-41 ya se le realizó una tarea de media vida en 1999, y es importante determinar si es posible volver a realizar el corte del casco nuevamente para proceder con dicha tarea. Del mismo modo, una reparación de tal envergadura precisa de un tiempo estimado de 3 a 4 años antes de que pueda volver a navegar, con lo cuál, se estaría ya ante un submarino que le restaría poco tiempo de utilidad. Sin embargo, la opción del ARA Santa Cruz aún figura como una alternativa. Pero al consultar a expertos, la respuesta es que la modernización del ARA Santa Cruz está lejos de ser la mejor opción para recomponer la fuerza de submarinos. Hay que tener en cuenta que, prácticamente todos el sistemas de radares, el sonar, el snorkel, etc. que se encuentran en el submarino, operan con tecnología hidráulica y en la actualidad los submarinos del mundo operan con todo eléctrico. También el hecho que los submarinos de la clase TR1700 no ofrecen la misma autonomía que los más modernos, y teniendo en cuenta la amplia plataforma marítima argentina, habría que que contemplar la recomposición de una flota de submarinos capaz de cubrir todo el territorio marítimo argentino, y que sea capaz de hacerlo con tecnología moderna, sobre todo en lo que se refiere a las telecomunicaciones, la electrónica y la capacidad de los motores y baterías que en el presente se utilizan las de iones de litio porque presentan una carga más rápida y mayor duración para garantizar que el submarino pueda operar y realizar las misiones para las cuales está diseñado de una forma más eficiente. Por otro lado, muchas de los sistemas y partes que se encuentran en los submarinos TR1700 que requieren reparación y modernización ya no se fabrican en ninguna parte del mundo, con lo cuál se necesitaría solicitar que se hagan especialmente para la Armada Argentina, elevando el costo. La otra alternativa como se planteó en una nota anterior, es esperar a incorporar un submarino extranjero que este en proceso de ser dado de baja pero que se encuentre aún en condiciones de operar. Se observa que la Armada de Noruega podría estar dando de baja unidades en los próximos meses pero habría que ver si la situación económica en el país permite un proyecto así. Cómo conclusión, dado que el submarino ARA Santa Cruz presenta un costo de modernización muy alto teniendo en cuenta las prestaciones que podrá realizar en el largo plazo, tal vez lo más conveniente sea optar por la adquisición de un submarino de procedencia extranjera, y comenzar a estudiar alternativas. Claramente modernizar al ARA Santa Cruz implica desembolsar mucho dinero para obtener un sistema que, incluso modernizado, no estaría a la altura de las necesidades actuales de la Argentina. La otra vía es la incorporación de un submarino nuevo, sin duda, la opción más atractiva pero difícil de vislumbrar en el escenario económico actual, con lo cuál la necesidad de restituir la capacidad perdida con el hundimiento del ARA San Juan, aún permanece incierta.

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Sugerencia de AgendAR:

Estas posiciones divergentes dejan en claro algo que debería ser obvio: es necesario separar las decisiones estratégicas para la defensa nacional, que necesariamente se desarrollan a lo largo de años y décadas, de las urgencias inmediatas. Argentina necesita reforzar ahora su capacidad de vigilancia e intervención en el Atlántico Sur, para evitar el saqueo a que está siendo sometida, evaluado (por lo bajo) en U$ 2.000 millones/año sólo considerando la materia prima de peces de escama y moluscos, que se vuelven U$ 14.000 millones con los productos terminados. El S-41 Santa Cruz, se evaluó en 2018, puede volver al mar por U$ 60 millones. ¿Entonces? Hay muchos instrumentos para defender nuestro mar más apropiados y económicos que un submarino. Igual, contar con al menos uno en condiciones de navegar es imprescindible para no terminar aprobando sin siquiera discutir toda nueva exacción de territorios marítimos que nos impone el Reino Unido. Necesitamos recuperar alguna herramienta de disuasión creíble, y más vale tarde que tardísimo. En el plano estratégico, hemos sugerido en varias ocasiones que se empiece a estudiar en profundidad un proyecto que se esbozó en la cámara de Diputados hace pocos años: construir un submarino nuclear. Un proyecto ambicioso, pero posible, al menos del modo en que vienen encarándolo nuestros vecinos brasileños: ya se van tomando dos décadas para ello. Y no dude que llegarán. Aquí eso llevaría no menos de 15 años, y probablemente más. Los submarinos nucleares no se sacan de una galera. Implicaría ante todo el desarrollo de un reactor nuclear tipo PWR -que es difícil de compactar- adecuado para la propulsión de un submarino, y se aprovecharía la estructura inconclusa del S-43 ARA Santa Fe, el sumergible tipo TR-1700, similar al malogrado S-42 ARA San Juan. Sin embargo, diseñar desde planos, licenciar en cada etapa de avance, construir, testear y desplegar un nuevo motor nuclear tipo PWR (Pressured Water Reactor) sería una tarea de una década en sí misma por lo bajo, incluso para la Argentina, hasta hace poco el único país del Hemisferio Sur con capacidad de diseño de reactores nucleares de potencia. Entre otras cosas, porque además de hacerlo desde cero, ese motor hay que construirlo por duplicado, con una copia de simulación a tamaño real en tierra que certifique si la versión embarcada está en condiciones de navegar. En tiempos de CFK se especuló con la posibilidad de ponerle al S-43 Santa Fe una planta nuclear de potencia de tipo CAREM, convectiva y sin bombeo, como la que hoy se construye (sumando atrasos sobre atrasos) en Lima, provincia de Buenos Aires, al lado de las Atuchas 1 y 2. Pero este tipo de reactor podría ser útil a lo sumo en una nave de superficie: su recipiente de presión debe ser muy largo en la vertical por necesidades de termohidráulica, y perdería potencia y capacidad de enfriamiento en caso de inclinarse por rolido, pique o cabreo. Por lo demás, el recipiente del CAREM prototipo actual, de más de 11 metros de alto, no hay modo de hacerlo entrar en el escueto diámetro del casco resistente de un TR-1700. La opción de terminar el S-43 Santa Fe con su propulsión original diésel, y tal vez mejores baterías (de iones de litio) que las de plomo-ácido con las que fue diseñado en Alemania en los ’70, es menos fantasiosa. Daría una nave de muy largo alcance en navegación a profundidad snórkel, aún con sus baterías originales de plomo-ácido. Aunque jamás  podría dar la vuelta al mundo sumergido a profundidad de combate (hazaña exclusiva de un submarino nuclear), de todos modos sería amenazante a más de 20.000 km. de distancia y sobre todo, casi inubicable, que en conflicto, es cuando obliga al enemigo a invertir grandes recursos antisubmarinos en encontrarlo: puede estar en cualquier lugar del planeta, y atacar por sorpresa y «en la retaguardia». Un submarino oceánico, incluso uno viejo, es la materialización de que la mejor defensa es un buen ataque, aunque ese ataque no suceda jamás. Así era nuestro perdido S-42 San Juan, y así también podría volver a ser el S-41 Santa Cruz, que en esa nota de Zona Militar se sugiere que debemos dejar a medio reparar -es decir chatarrear, tirar a la basura- para comprar una unidad costera, probablemente usada y con poca vida útil por delante, cara también de reparar y poner en orden de batalla, y por su corto alcance, de prestaciones inferiores. Contra ese argumento contrapesamos que el S-41 Santa Cruz ya está comprado, así como también está comprado (y al mismo fabricante, Thyssen, en los ’70), el que fue durante décadas el único astillero de submarinos de la región: el Domecq García, hoy CINAR. Respecto de su vida residual, y la afirmación de que el casco resistente del S-41 Santa Cruz está cerca de su límite de servicio, hay que descontar la cantidad de años no navegados que esa nave lleva juntando polvo en el astillero porteño. Y además no se puede dejar la decisión en un par de altos escritorios navales culturalmente proclives -ver un siglo y medio de historia previa- a la importación, a la compra «llave en mano», de material nuevo cuando las vacas están gordas, de segunda mano cuando no, y a desdeñar olímpicamente la industria local electrónica, electromecánica, naviera, de grandes construcciones metálicas, y últimamente, desde que INVAP empezó a tallar en la materia, de radares, sonares y sistemas electroópticos argentinos para control de grandes espacios. Necesitamos la opinión respecto del casco del S-41 Santa Cruz de los expertos en alta metalurgia de la Comisión Nacional de Energía Atómica y de IMPSA (hoy una empresa nacional): son la autoridad de referencia en recipientes de presión, como los de de centrales nucleares. Por ende, pueden dar un cuadro realista de cualquier pieza gigante de aceros forjados especiales en materia de fragilidad, resistencia y corrosión bajo desgaste físico y químico. También deben expedirse acerca de si el casco resistente del S-41 Santa Cruz admite un doble corte sin pérdida de su capacidad de operar a profundidad de combate (300 metros o más). Los submarinos diésel-eléctricos, además, son más silenciosos que los nucleares: no tienen que usar ruidosas bombas de refrigeración del combustible de barras de uranio. Y aquí surge otro problema más: forzosamente, el combustible nuclear de un submarino nuclear argentino debería ser de un enriquecimiento bastante alto (HALEU, casi el 20%), y eso para alcanzar una potencia y una vida operativa decentes. ¿Y quién en el ancho mundo nos vendería HALEU para un submarino de guerra? Nadie. Para reactores que fabrican radioisótopos médicos, es otra historia, INVAP vive exportándolos. ¿Pero obtener HALEU para la propulsión de un arma dedicada al hoy muy contestado dominio de nuestro mar? Nuestra planta de enriquecimiento de Pilcaniyeu, Río Negro, es demasiado chica y obsoleta para fabricar la cantidad y calidad de uranio necesarias. La construcción del S-43 Santa Fe fue abandonada hace 25 años, cuando se había completado en un 74 por ciento. Es un crimen, agravado por cada día que pasa sin solución. El armazón de este submarino nuclear se encuentra sin avances al menos desde mediados de los ’94, en los astilleros del Complejo Industrial y Naval Argentino, CINAR. Terminar el S-43 Santa Fe con propulsión diésel-eléctrica, sea la original alemana o actualizada con nuevas baterías, se puede hacer con las capacidades nacionales. No de otro modo en 2014 y con 27 años de atraso se terminó Atucha II, que en 2006 era una colección de 85.000 piezas desarmadas. Hoy es la central nuclear más potente de la región, y una de las dos de mayor disponibilidad, pese a sus años. Cuando algo está bien hecho, viejos son los trapos. Y volver a poner en marcha el astillero permitiría también devolver al mar el S-41 ARA Santa Cruz. Dicho de nuevo: lo eficaz de tener dos submarinos oceánicos como estos tremendos TR-1700 es su capacidad ubicua: incluso como máquinas defensivas son mejores que submarinos costeros más pequeños y de menor autonomía, y si son mejores en este rol es porque pueden defender el Mar Argentino desde afuera y a cualquier distancia. Finalmente, dado que nuestro gran conflicto marítimo de fronteras es el que tenemos con el Reino Unido, debería ser prioridad nacional obligar a que el Ministerio de Defensa inglés deba gastar mucha más plata que hoy en campear sobre el Mar Argentino. Eso es algo que hoy logra por centavitos. Volverles caras las Malvinas a Su Majestad se logra de dos modos: pescar calamar en serio antes de que llegue a las aguas que le arrebataron a nuestro país, y con un astillero, más que con sus productos, los submarinos. Devolver lentamente el CINAR a su pico de capacitación y calidad en recursos humanos y materiales, un taller de referencia capaz de fabricar unidades, mantenerlas y eventualmente modernizarlas, es algo más efectivo que tener varios submarinos comprados que deben repararse fuera de la Argentina. Es el astillero CINAR nuestra carta brava para negociar el mar durante las próximas décadas, más aún que los submarinos. Y además un CINAR elevado a la fama que nunca le dejaron alcanzar ganaría plata. Abriría el negocio de reparar submarinos de otros países… y no sólo en la región. No concordamos en este tema con Zona Militar.

Para la polémica sobre la Economía del Conocimiento – 2° parte

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(La primera parte de este trabajo de Verónica Robert, Gabriel Baum, Nicolás Moncaut y Lucas Olivari está aquí) El tipo de especialización construida en los últimos 15 años siguió la dinámica global del sector; entre otras razones, para aprovechar las oportunidades. La promoción sectorial hacía foco en la inserción exportadora. Para acceder a los beneficios fiscales que otorgaba la LPS las empresas debían cumplir con dos de tres requisitos: realizar inversiones en Investigación y Desarrollo (I+D), certificar calidad y exportar. De ellos, los dos últimos estaban alineados con una estrategia exportadora en el marco de cadenas globales ya que para insertarse como proveedores se requerían certificaciones (garantía del cumplimiento de estándares productivos que reducen los costos y riesgos de la tercerización). De este modo, la LPS dejaba la puerta abierta para dos trayectorias posibles. Una basada en la diferenciación de productos vía I+D y en la explotación de modelos de negocios con mayores tasas de ganancia. La otra, basada en la oferta de servicios estandarizados donde la competencia se orienta a la reducción de costos. Sin embargo, la segunda es la que cobró mayor protagonismo. Por ejemplo, en el último informe de la CESSI, se indica que alrededor del 90% de las empresas considera que los costos salariales son uno de los principales problemas para el crecimiento. Hoy, el salario anual de un desarrollador de software junior en Estados Unidos es de cerca de 70.000 dólares, entre 8 y 10 veces más de lo que cuesta un programador argentino de la misma categoría.

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Contar con un sector de software exportador que se consolidó rápido en el mercado global es un gran mérito y un resultado nada desdeñable de la política industrial. Sin dudas la complejización del perfil productivo y comercial argentino es el único camino para el cambio estructural y el desarrollo económico. La LPS ya hizo su aporte. Por eso, hoy es momento de redoblar la apuesta y procurar una mejor inserción exportadora. La nueva LEC no explora esa posibilidad. Al contrario, alienta a otros sectores industriales y de servicios intensivos en conocimiento a replicar el “exitoso modelo de la industria de Software”. Esto lo vemos, por ejemplo, en los requisitos para acceder a los beneficios fiscales que ofrece este proyecto legislativo, entre los que se mantiene exportar y certificar calidad, pero permite canjear la acreditación de I+D por actividades de capacitación. Es decir, clausura, al menos de forma parcial, la trayectoria de crecimiento apalancado en la innovación y la diferenciación, y se fortalece la especialización en la provisión al mercado global de servicios de menor valor relativo.   Esto profundiza un modelo exportador que garantiza a clientes globales previsibilidad en los proyectos de desarrollo y calificación y calidad de recursos humanos a bajo costo. Pero no genera espacios para la apropiación local de los conocimientos y las rentas de innovación que las capacidades y competencias argentinas contribuyen a formar. Exportar horas hombre programador no es más que la exportación de un recurso en bruto. Se diferencia quizás en que el segundo se halla en la naturaleza, mientras que el primero fue construido con inversiones públicas en educación. Por eso decimos que la exportación a bajo valor de trabajo informático no es más que una nueva forma de extractivismo. Muchas veces se da por entendido que la promoción de las industrias intensivas en conocimiento, como el software o los servicios empresariales, se justifica en su transversalidad y porque permiten que otras industrias ganen competitividad. Pero la orientación exportadora basada en bajos costos atenta contra eso. Ahora las empresas locales deben competir por recursos humanos calificados, formados en instituciones y universidades públicas con demandantes globales de mayor poder adquisitivo que se llevan la mayor parte de los beneficios del desarrollo del sector en nuestro país. Seguir orientando los esfuerzos en la misma dirección -como propone la LEC-, y más aún orientar hacia allí a otros sectores de alta tecnología, es cuestionable. La industria de alta tecnología global (Google, Amazon, Facebook y Apple) continúa concentrando poder y decidiendo el futuro en función de los intereses de una pequeña élite global. La subordinación a estos actores puede significar el ingreso de divisas pero la competencia por bajos costos no es sustentable en el mediano plazo. La Argentina y la pospandemia requieren del aporte de las tecnologías clave para su recuperación industrial, económica, social y cultural, como los nuevos avances en I4.0, inteligencia artificial y grandes datos. Para el desarrollo nacional es fundamental superar el perfil de especialización construido en los últimos 15 años. Ofrecer beneficios fiscales sin restricciones sobre el origen del capital de las empresas ni el tamaño de las mismas -aún cuando se beneficia más a las pymes– puede agudizar la concentración y extranjerización del sector por la vía de la canibalización de las empresas más pequeñas en la disputa por los trabajadores informáticos. Un ejemplo de esto fue la llegada de EDS a Córdoba a mediados de 2000, que presionó sobre el mercado de trabajo de informática de la ciudad al contratar más de 400 programadores. La pandemia desnudó a la Argentina. Muestra los enormes desafíos informáticos que tiene tanto a nivel estatal como en su aparato productivo. Pero nuestro país también cuenta con una masa crítica de empresas y trabajadores especializados, herencia de una importante tradición de desarrollo tecnológico y de un sistema de educación pública masivo. Esta debe ser la base para construir la infraestructura de una nación soberana y una sociedad más justa e inclusiva. Además de estimular las exportaciones con alto valor agregado, el desafío es crear propiedad intelectual local e insertarse en las demandas estatales y privadas de tecnologías de la información. Así, el sector SSI se articulará también como una parte dinámica y fundamental del entramado productivo y social de nuestro país.e

INVAP y FixView desarrollan un POD de inteligencia para el avión argentino IA-58 Fénix

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Las empresas argentinas INVAP y FixView S.R.L. trabajan en un POD aerotransportado destinado a misiones de inteligencia, vigilancia y reconocimiento para el IA-58 Fénix modernizado por FAdeA para la Fuerza Aérea Argentina.

Esta la versión Fénix del Pucará, modernizado. Con turbinas Pratt & Withney canadienses, abarriladas, y la hélice cuatripala. Distinto del querido Pucará viejo, de la foto de arriba, con sus turbinas Turbomeca Astazou francesas y hélices tripala.

Aclaramos también, para los lectores de AgendAR que no pertenecen a la FAA ni tienen conocimiento especializado, que un pod es un tubo más o menos fusiforme que un avión puede llevar en posición subventral o sub-alar. Un pod aloja diversas cosas, desde combustible extra hasta sensores visuales, infrarrojos o de microondas (por ejemplo, un radar). También puede llevar electrónica de inteligencia, para mapear o interferir radares y comunicaciones enemigas, e incluso armamento extra, como un cañón automático de gran calibre (un 30 mm., por ejemplo). Un pod, en suma, transporta cosas que en un avión de mayor tamaño tal vez podrían caber dentro del fuselaje. La ventaja de llevarlas afuera, en un podo, es que son de quita y pon, con lo que se puede reconfigurar la misión de un mismo avión antes de que despegue. Un aparato biturbohélice robusto como el Pucará, diseñado para llevar hasta 1500 kg. de armamento colgado bajo las alas o la panza, con esto de los «pods» se vuelve un avión para muchas misiones distintas. Para INVAP, el IA-58 Fénix será el marco para el desarrollo del POD ISR mediante sucesivos MET (Modelos de Evaluación Tecnológica) que irán incorporando capacidades al producto. El MET 1 portará solo el radar que contará con una antena pasiva (detecta rebotes de microondas emitidas por otros radares). En los siguientes MET se incorporarán la antena activa con capacidad AESA, los sensores EO/IR y se definirá su configuración final. Para poner toda esta jerga en buen romance, un radar AESA es algo muy de última generación: la sigla significa Active Electronically Scanned Array, y describe un conjunto plano de células que emiten microondas. Al estar interconectadas, las células pueden interferir recíprocamente sus emisiones, cancelándolas o potenciándolas, de modo que se forme un haz resultante que se puede apuntar rápido y en casi cualquier dirección hacia el frente de la pantalla, pero sin que ésta se mueva. Un radar de este tipo trata de caber en lugares muy estrechos, como la nariz de un avión caza, o en el caso del «Puca», como la nariz está ocupada por la rueda delantera del tren de aterrizaje, un pod bajo un ala. ISR es una sigla inglesa: Intelligence, Surveillance and Reconnaisance, que va por espionaje, vigilancia y reconocimiento. En suma, que los pods de Fix-View e INVAP van a volver al Puca en su modelo «Fénix» un avión capaz de hacer cosas muy fuera de su misión de diseño, que era la guerra asimétrica contra insurgentes no muy armados. Estos pods lo van a volver una patrulla armada para espiar a narcos, pero también eventualmente útil para enfrentamientos más simétricos contra radares, equipos de comunicaciones o instalaciones antiaéreas de otros estados. En este segunda vida del Fénix resulta muy importante la fenomenal resistencia del Puca a los impactos de bala, no sólo de fusilería sino también del cañón de 30 mm de los Harrier británicos. Las células siguen siendo las mismas fabricadas antes de 1983, y en Malvinas mostraron su fortaleza: hubo Pucas que aterrizaron con arriba de 150 agujeros, y todavía seguían en condiciones de volar. Sistema de adquisición de imágenes Invap espera que su POD se integre con un Sistema de Adquisición de Imágenes (SAI), montado en una unidad estabilizada, que elimina las vibraciones y los efectos aerodinámicos, compuesto por un sensor electro óptico e infrarrojo, junto a un telémetro e iluminador laser con capacidad de seguimiento automático y marcado de blancos. El láser normalmente es infrarrojo, de modo que un blanco iluminado carente de sensores infrarrojos no percibe que está siendo «pintado» para que un misil autoguiado siga el reflejo. Este tipo de láseres es bueno cuando se tienen los misiles para la segunda parte del show, que no es -todavía- el caso de Argentina. Pero es un sistema vendible a otros países, y capaz de conseguir fondos para comprar o desarrollar tales misiles. Este elemento electroóptico a su vez trabaja en conjunto con un radar aerotransportado de apertura sintética, compuesto por un sensor AESA de banda X, con distintos modos de imagen SAR y modos de detección de objetivos móviles en tierra. Nuevamente, y como homenaje al castellano, SAR significa «Search and Rescue», búsqueda y rescate. Es un uso pacífico de una tecnología dual. Se supone que el Puca tendrá a bordo la suficiente electrónica como para integrar las imágenes generadas por el pod con un radar AESA en banda X, y las ópticas e infrarrojas generadas por una versión aún más potente de ese mismo pod, o por otro. Además, el sistema cuenta con un link de datos de banda ancha para transmitir en tiempo real la información obtenida a un centro de control, donde seguro que la capacidad de procesamiento de imagen es mucho mayor. Este proyecto constituye el hito inicial del camino de Invap en el segmento de radares AESA aerotransportados, que se complementa con la experiencia de la empresa en sensores EO/IR aerotansportados (EO es electroóptico, IR es infrarrojo), y abre las puertas a su continuación con el desarrollo de un radar aire–aire para aeronaves de combate. INVAP sería la empresa integradora que aprovecharía las capacidades de lo sensores electroópticos desarrollados por Fixview, los que se adaptarían a sus requerimientos. Por su parte Fixview diseñó un POD de Observación Aérea (POA) que cuenta con computadora, sistema de baterías, sistema de transmisión y se comanda de modo inalámbrico, de esta forma no se tendrá que modificar la parte eléctrica de la aeronave, que no es en absoluto sofisticada: el Puca, después de todo, fue construido para aguantar tiros, no para fungir de avión espía. Asimismo, este pod multifunción tendrá un sistema de vigilancia multisensor óptico e infrarrojo FV-300.
Los Pucará modernizados, contarían con una pantalla de 17 pulgadas en el asiento trasero y un mando fijo.
El CEO de Fixview, Marcelo Buteler, comentó: «Para el Pucará, Fixview ya diseñó, construyó y tiene el primer prototipo listo para vuelo desde noviembre del año pasado, con el modelo de cámara FV-300 de su configuración básica, con un solo sensor, al que se le puede ir agregando sensores y funcionalidades». El programa Pucará Fénix es dirigido por la Dirección General de Investigación y Desarrollo (Digid) de la FAA y se espera que éste vuele a finales del 2020 y que ,a principios del 2021, se lleven a cabo los vuelos de certificación. Este sistema permitirá brindar a la Fuerza la capacidad de vigilancia y reconocimiento en cualquier condición climática. Y eso en un avión que, desde su nacimiento, tiene una más que interesante artillería de tubo en la proa.